Las injusticias y la segregación en los territorios desafían a la planificación

Entre las lecturas que realizan los especialistas, uno de los factores que se repite en varias ciudades es la creencia de que se necesitan más áreas para poblar en las ciudades, cuando en realidad muchas de ellas están con déficit de población.

“Por ejemplo, Cipolletti en su planta urbana tiene un déficit de 700.000 habitantes. De acuerdo a los códigos de planeamiento, podría crecer más, pero hay algunos que se oponen”, dice Luciana Campos.

Que se constituya una mirada con perspectiva histórica que dé cuenta de los desafíos que afrontan los territorios, frente a los actores y procesos globales, es una de las metas de Saplat.

Mauro Cesetti Roscini agrega que desde hace años viene escuchando la pregunta ¿para dónde crecemos? Y la respuesta es simple: “Es para adentro, si hay mucho espacio habitacional”, destaca.

Esa respuesta, según los profesionales, tiene interesados, que son los desarrolladores inmobiliarios que con fuertes influencias logran imponerse.

“Por eso, si no hay un consenso entre el Estado, la sociedad, las organizaciones, de cuáles son los valores que se quieren sostener, parece que los límites territoriales son solo líneas caprichosas sin sustentos fuertes”, expresan.

Igualdad de oportunidades

Que se constituya una mirada con perspectiva histórica que dé cuenta de los desafíos que afrontan los territorios, frente a los actores y procesos globales, es una de las metas de Saplat.

Sus integrantes subrayan que no conforman un colegio profesional, ni una cámara lobbista, sino un espacio técnico de militancia social. Un colectivo de profesionales que comparten prácticas de planificación y gestión y proponen la planificación en territorios urbanos y rurales de una manera más justa y sustentable.

Desde el momento fundacional se pensó como un espacio federal, multidisciplinario, que permita poner en contacto personas y aprendizajes, integrar disciplinas y saberes e incidir en la agenda pública.

Sostienen que la intención es luchar para que se terminen las injusticias territoriales, terminar con la segregación espacial, y surgen muchos ejemplos.

Uno de ellos tiene que ver con la aparición de lo que técnicamente se llama el fenómeno de gentrificación en las ciudades más grandes de la Norpatagonia.

Este complejo proceso consiste en la transformación de espacios urbanos tradicionales, como las áreas cerca del centro de la ciudad, que de pronto toman valor y se produce el desplazamiento de los residentes hacia áreas periféricas, a partir de la proliferación de nuevos proyectos inmobiliarios o de la “renovación urbana”.

Esto es algo que sucede por ejemplo en el centro comercial de Bariloche.

Como explica Mauro Cesetti Roscini, se acomodó la calle Mitre y aparecen cadenas o franquicias externas y los comerciantes locales son expulsados.

“Son sectores de la ciudad, no solo el centro; también puede ser la costa del lago o de un río, que a través de inversión pública ganan interés de otros actores y los que estaban se deben ir”, dice Luciana Campos.

Agenda para el año próximo

Entre sus primeras acciones, este miércoles los integrantes de la subregional Alto Valle y Confluencia se reunieron en la Facultad de Turismo de la UNC para avanzar en el proyecto de ley de Ordenamiento Territorial y la conclusión del encuentro fue más que satisfactoria.

Según el arquitecto José Luis Guerra, del encuentro participaron actores diversos y comenzaron a organizar un taller que se llevará a cabo en marzo del año próximo.

La idea es que comiencen a participar las instituciones de diferentes ciudades, para llegar a los gobiernos locales y elaborar y un texto que desembarque en las Legislaturas de las dos provincias.


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