Le quemaron el auto mientras velaba a su hijo

La familia no estaba en la casa y alertaron al 911.

Alfredo Leiva

BARILOCHE (AB).- Mientras los padres sufrían en la sala velatoria por la muerte de su hijo de 12 años, unos jóvenes incendiaron el vehículo del papá del niño por causas que se desconocen. El ataque ocurrió en la madrugada de ayer en el domicilio de la familia, que está ubicado en la calle Quilahueque y Soldado Olavarría. Agentes policiales detuvieron a un sujeto de 19 años en las inmediaciones del lugar. El subcomisario Osvaldo Huanque informó que recibieron un llamado al 911 alrededor de las 3 y cuando los agentes concurrieron a la dirección indicada constataron que un Renault 6 se quemaba. Casi en forma simultánea, bomberos voluntarios arribaron al lugar y sofocaron el fuego, aunque el vehículo quedó con importantes daños. Por fortuna, las llamas no se expandieron a la vivienda. El vehículo incendiado estaba a muy poca distancia de la casa. Huanque dijo que el personal policial observó en los alrededores a un joven y lo detuvo. Personal del gabinete de Criminalística trabajó en el lugar para determinar el origen del fuego. El joven detenido quedó a disposición del juez de feria Bernardo Campana y hasta ayer por la tarde continuaba detenido porque estaba previsto indagarlo. Se desconocen los motivos del ataque contra el vehículo del padre del niño, que resolvió quitarse la vida el viernes por la mañana. La autopsia que se le hizo al cuerpo del pequeño confirmó que la causa de la muerte fue por asfixia, informaron fuentes judiciales. Ayer, en el barrio Nahuel Hue no había consuelo. Nadie podía explicar lo que había ocurrido y sólo había preguntas sin respuesta. En el merendero Los Peques, que funciona desde el 17 de febrero de 2014 en el barrio, el dolor era muy grande. El chico asistió al lugar desde que Yolanda Quintriqueo y su marido resolvieron abrirlo para ayudar donde más se necesita. Alrededor de 60 ó 70 chicos de los barrios Nahuel Hue y Nuestras Malvinas asisten al merendero. Son barrios alejados del centro donde las carencias se multiplican. Allí, las postales reflejan la pobreza. “Era un niño que se hacía querer y no tenía maldad”, describió llorando Yolanda. “Quedó una taza vacía, un espacio en nuestras vidas”, lamentó. El recuerdo de su camiseta de fútbol transpirada, su sonrisa generosa y su voluntad para colaborar quedarán como un recuerdo imborrable. Sus compañeros de tardes de fútbol no lo pueden creer. Lloran por las calles de tierra, que está caliente por los rayos del sol. Yolanda sufre porque los chicos no tienen ni siquiera un polideportivo para jugar en el barrio. Menos una pileta. “Empecemos a trabajar con el corazón y no con el bolsillo”, reclamó la “abuela Yoli” como le dicen los chicos. “Hay unas canchas de fútbol en el lugar, pero la ocupan los grandes y tienen que pedir una prestada para jugar”, explicó. “Hay que trabajar en serio por los chicos”, sostuvo la mujer que sostiene con su marido y la solidaridad de la gente el merendero. Yolanda llora porque Joaquín ya no le pedirá quedarse a mirar televisión con ella para que no se quede sola. Tampoco pasará a preguntarle si necesita algo del supermercado ni le dirá cómo salió el partido que jugó con sus amigos. “Es demasiado doloroso lo que pasó”, expresó. Ayer, sepultaron al niño. “Joaquín me va a doler toda la vida”.

BARILOCHE


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