Lino Carbajal, la cumbre y la fiebre del oro

El salesiano alcanzó la cima tras una caída casi fatal y en Chos Malal hurgó en la historia del oro norteño, en lo que también había sido pionero Olascoaga.

El salesiano Lino del Valle Carbajal llegó al Domuyo para escalarlo en noviembre de 1903. Llevaba una recomendación para el poblador de Ailinco, José A. Ibáñez. El cura conocía lo publicado por el coronel Manuel José Olascoaga aunque dudaba de su ascensión de 1882. Consiguió más información en Chos Malal donde ya había renunciado el gobernador Alsina y asumido (el 21 de julio de ese año) el cordobés Carlos Bouquet Roldán.

Conoció a su secretario Eduardo Talero que volvería a encontrar en las termas de Copahue y levantó apuntes para su libro «Por el Alto Neuquén» sobre Chos Malal y detalles auríferos de la región. Curiosamente Olascoaga fue el pionero en relatos sobre el oro neuquino.

De maleficios y baqueanos

Después de una marcha de aproximación con la intención de «hacer» cumbre en el Domuyo, Carbajal y sus acompañantes (su hermano Gumersindo, Olegario Ocampos -vecino de Chos Malal- y Santiago Foggiarini) llegaron hasta el rancho de José Roza Flores y lo invitaron como baqueano. Ya que las leyendas de esa montaña de abundantes olletas, geysers, barros hirvientes y vapores ferrosos destinaban maleficios para quienes desafiaban treparlo, fue la esposa de Roza Flores quien se opuso -sin éxito- a que el marido se alistara. El propio baqueano advirtió que «el Domuyo se está enojando» cuando al mediodía del 14 de noviembre una tormenta tronó ni bien llegaron a su rancho Carbajal y su comitiva. Pero aceptó acompañarlos.

Montaron casi a las 3 de la tarde, treparon al Corral del Guanaco y llegaron hasta Baños Tibios, termas sulfurosas del Domuyo. Poco después, un «ñanco» -aguilucho azul- sobrevoló a los expedicionarios. Con ese buen augurio y una cebolla en mano que conjuraba los males, el baqueano cabalgó poco después hasta el valle de Ailinco a reclutar a Ibáñez en el rancho donde se refugiaba desde hacía 32 años. La recomendación que portaba Carbajal para que acompañara a los expedicionarios y les proveyera carne fresca, solo reportó esto último para una cena y reserva para otras comidas. El pionero Ibáñez adujo estar viejo para el esfuerzo aunque mandó «dos de sus jóvenes para que subieran hasta donde pudieran». Eran J. M. Ibáñez «y otro joven chileno llamado José Vegas».

Hervores y caídas

El domingo 15 de noviembre todos ellos se encaminaron desde las 8 hacia Humazo, pasaron por numerosas ebulliciones y a 2100 metros de altura, hacia el mediodía, en un hoyo hirviente a 93°, cocieron carne y debieron enfriar agua para el mate. Después se dispusieron a seguir, pero los descuidos inutilizaron un rebenque y las suelas de unas botas. Lo que sobrevino fue un fantasmal ascenso entre piso trémulo y chorros hirvientes. Pronto llegaron a una pampita pastosa. Carbajal hizo una trepada exploratoria con flancos hacia el Cañadón del Yeso acompañado del baqueano Roza Flores y casi caen a un precipicio. Luego lograron, desde una cumbre accesoria -que llamaron «15 de Noviembre»-, avistar la ruta que al día siguiente les daría la victoria. Bajaron animosos al campamento de la pampita pastosa y a las 4 de la madrugada del lunes 16 se levantaron. La misa de las 5 bautizó el lugar -la llamaron Pampa de la Misa- y casi a las 8 estaban listos cuando el salesiano rezó un Padre Nuestro, un Salve y un Gloria, de rigor antes de montar. Más tarde dejaron las cabalgaduras y Carbajal armó tres grupos, cada uno con una cuerda y víveres. Encabezó el primero con Roza Flores y el joven Ibáñez. Gumersindo, hermano de Carbajal, marchó con Olegario Ocampos y el último dúo lo formaron Foggiarini y el chileno Vegas. De los innumerables y valioso detalles de la trepada -imposible de detallar en este resumen- vale la pena destacar el accidente de Carbajal en «un ventisquero que yo traté de atravesar para cortar camino» y donde la nieve fresca tenía insospechada base de hielo cristal por la que deslizó el cura en caída vertiginosa y casi fatal. Salvó la vida -le ayudó el embolse de la sotana con la nieve y las botas altas al choque con un risco- y no perdió su aparato Goldschmidt, el telémetro, varios instrumentos y los víveres. La montaña se protegió aún con nubarrones de tormenta, pero Carbajal supuso -y bien- que mejoraría más arriba. Otro techo más alto señaló que había que apurarse.

Licor, motín y balazos

La dramática y fatigante trepada -ya neviscaba- abatió con cansancio, temor y mal de puna, a los chilenos Ibáñez y Vega que «cayeron en estupor sintomático», aceptaron licor y abandonaron la trepada. Esto generó casi un motín y sólo Gumersindo apoyó a su hermano, pero siguieron todos, superaron la segunda capa y a las 7 y 35 de la tarde Carbajal hizo cumbre en la cima principal con Foggiarini cuando ya comenzaba a oscurecer. Inmediatamente después pisaron cumbre Gumersindo Carbajal y Roza Flores. «Al tomar posesión de la cima hicimos siete disparos con nuestras carabinas y un revólver vivando a la Argentina, al Uruguay (Carbajal era «oriental») y a Chile». Jadeante, Ocampos había abandonado 100 metros antes.

El descenso fue de noche, penoso bajo la tormenta y con numerosas caídas. Pero llegaron a la Pampa de la Misa a salvo.

Allí despidieron a los jóvenes chilenos y en un cañadón nevado a Roza Flores («de 40 años, chileno con corazón argentino» apuntó Carbajal). En Chos Malal los agasajaron Bouquet Roldán, Talero, vecinos y algunos salesianos encabezados por el R. P. Valentín Nalio.

Carbajal, que prometió igual proeza en el Tromen -y cumplió- aprovechó su paso por Chos Malal para observaciones que terminó por volcar en su libro. La describió de «calles bien trazadas», plaza y edificios dignos.

De los pobladores le llamó la atención «los comerciantes Trotta, Demet y Bures que giran por un capital de 50 mil pesos».

En el caso de Trotta -que padeció una tenaz persecución del gobernador Alsina- era el lugareño al tope de la lista de compradores del oro explotado en el norte neuquino: 63 kilo. Pero dijo «que podía haber comprado el triple, además de los 10 kilos robados en los lavaderos al Sr. Hall». El salesiano seguiría recorriendo esos territorios hasta 1906 y acopiaría valiosa información sobre el metal, tema en el que, curiosamente, volvería a toparse con el adelantamiento del coronel Olascoaga. Este estampó en su «Topografía Andina – Ferrocarril paralelo a los Andes» de 1901, «la pequeña historia de este importante descubrimiento aurífero en el Neuquén».

Lo dató en 1890 «siendo quien esto escribe gobernador… que aprovechó la presencia en Chos Malal del doctor Corydon P. Hall, antiguo e inteligente mineralogista norteamericano, para practicar una exploración…». Al oro lo descubrieron juntos, una historia también de bandidos en la que Hall terminaría asesinado.

Curiosidades

Holdich botánico. El Tribuna del sábado 4 de abril de 1903 relata la visita -de la que en esta semana se cumple el centenario- que cumplimentó el árbitro inglés coronel sir Thomas Holdich al Jardín Botánico. Lo recibió el célebre ingeniero botánico y paisajistas parisino Charles Thays. Holdich elogió el método que imperaba en ese vergel. «

• Banquete. Esa misma noche, el general Julio A. Roca esperó a Holdich en la Casa Rosada con un sustancioso banquete. El froid del menú consistía en Petittes Barquettes de Caviar y Nofvége (champaña Iquem); de potage, Windos, Pissons, Turban Pejerrey Cardinar (con Margaux 1897); entradas y platos centrales eran Filet Durham Prince de Gales, Supréme deperdreaux Montpensier y Foie dóle en belle one, Roti, entre otras. Los postres: Parfait diplomate, Vachesin a la russe y abundante Pomery para los brindis. También frutas, quesos, café y licores varios.

• Teléfono cortado. El 3 de abril de 1905 el Ministro del Interior Rafael Castillo ordenó suspender la línea telefónica trasandina ilegalmente instalada por la empresa comercial Hube y Achelís entre Puerto Blest (del lago Nahuel Huapi) y Peulla (lago Esmeralda o de Todos los Santos, Chile) sin autorización de ninguno de los dos gobiernos.

La denuncia tramitó en la dirección de Correos y Telégrafos y luego por expediente 1703 del año 5 (legajo 9 de ese año en el Archivo General de la Nación, Sala X).

• Defensa capital. El 5 de abril de 1903 partió de Chos Malal el secretario de una nueva comisión que intentaría en Buenos Aires presentar en nombre de los vecinos al Congreso Nacional un a petición para lograr una declaración definitiva de Chos Malal como capital territorial.

• Sobremesa «fair play». La Prensa del 5 de abril de 1903 comentó el banquete dado por Roca en la Casa Rosada al coronel Holdich, recién llegado de la Patagonia y por partir de regreso a Inglaterra. De los 30 invitados hubo sólo 27 comensales. Ausentes: los ministros de Instrucción Pública, Obras Públicas y el Jefe de Policía de Buenos Aires, el porteño Francisco J. Bealey.

• Epidemia en Bariloche. El corresponsal de La Nación en San Carlos de Bariloche telegrafió la noticia aparecida el 1° de abril de 1911sobre el cierre de la escuela del pueblo por una epidemia de viruela y sarampión.

• Traductor neuquino. El Dr. Eduardo Talero que conoció Lino Carbajal a fines de 1903 en Chos Malal como secretario de la gobernación neuquina era colombiano y había vivido en Estados Unidos exiliado por haberse alzado contra su tío presidente (Rafael Núñez). Hizo de intérprete al paso del Theodore Roosevelt por Neuquén (1913).

fnjuarez@interlink.com.a


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