Los Juegos Olímpicos de Tokio y su mensaje ecológico
Desde hace varias ediciones, la conservación del ambiente y el concepto de sustentabilidad no resulta ajenos a los organizadores de los Juegos Olímpicos.
Beijing 2008 tuvo por escenario un imponente parque verde, que luego se incorporó a la geografía de la ciudad. A pesar de ello, la contaminación atmosférica y los inconvenientes de traslados, tanto de espectadores como de deportistas, fueron objeto de fuertes reproches.
Londres 2012 se caracterizó por el diseño de estadios desmontables y la recuperación para dicha metrópoli del antiguo barrio industrial de Strafford, un lugar que pasó de ser un basurero al mayor parque público de la urbe, con cursos de agua, ciclovías y estación de trenes de alta velocidad.
En Río de Janeiro 2016, si bien la fiesta inaugural se centró en la defensa de los pueblos autóctonos y la naturaleza, el alto desplazamiento de residentes, las amplias excepciones legales, aguas sucias y la falta de reconversión de material y estadios utilizados, fueron blanco de severas críticas.
Los actuales Juegos Olímpicos de Tokio 2020, que finalmente comenzaron el 23 de Julio de 2021, serán los primeros en la historia en celebrarse durante el transcurso de una pandemia.
En todo el país asiático habitan 126,3 millones de personas y lejos se está de lograr la inmunidad de rebaño frente al coronavirus. Su sociedad es reconocida por su trato respetuoso y el acatamiento de las normas.
En la Villa Olímpica conviven 11.000 atletas de distintas nacionalidades, quienes tras pasar por diferentes tests de PCR, deben completar a diario una app con una declaración jurada sobre su buen estado de salud.
Dentro de las curiosidades “ecológicas” de estos juegos se destacan:
– A través de la iniciativa Proyecto Medalla Tokio 2020, miles de personas donaron pequeños dispositivos electrónicos –como celulares– con los que luego se realizaron las medallas. Gracias a esta campaña, se consiguieron recuperar 32 kg de oro, 3.500 de plata y 2.200 de bronce que han sido convertidos en 5.000 preseas recicladas.
– El despliegue de vehículos con motores de pila de hidrógeno e híbridos recargables, o el empleo de hidrógeno para encender la antorcha y el pebetero olímpicos.
– El alquiler de bienes o artículos frente a la opción de compra y se ha establecido un objetivo de reutilización o reciclaje del 65% de los residuos generados durante la celebración.
– Los atletas duermen en camas de cartón. Los colchones se pueden reciclar posteriormente en productos de plástico.
– La antorcha olímpica se fabricó en base de desechos de aluminio de viviendas temporales construidas después del terremoto de 2011.
Es esperable que la falta de asistencia de público internacional y la reducción de las delegaciones ayuden a disminuir la huella de carbono originalmente prevista.
– Los uniformes de los voluntarios y el personal del evento tienen un alto componente de plástico reciclado.
– Los podios para los ganadores están impresos en 3D a partir de materiales plásticos recuperados del mar.
– Para hacer un uso eficiente del agua, se maximiza la de lluvia y reciclada. El césped instalado en la zona olímpica es seis veces menos absorbente en agua respecto de los convencionales.
– Los materiales de madera de la plaza de la Olympic Village se recuperarán para dar vida a nuevos mobiliarios y juegos infantiles para parques públicos en todo el país.
– El estadio olímpico, por ejemplo, está hecho con una tecnología para optimizar el uso de la energía, cuenta con aleros y terrazas para controlar el viento y aprovechar la brisa de verano y es accesible a usuarios en sillas de ruedas.
Una vez que terminen los juegos, la Villa se convertirá en edificios propulsados por hidrógeno, una escuela, tiendas y otras instalaciones.
A pesar de tantos alardes de la tecnología, un informe de la Revista Nature, que comenta CNN en https://cnnespanol.cnn.com/2021/07/14/juegos-olimpicos-sostenibles-medio-ambiente-tokio-orix/ revela que de Barcelona 1992 a Tokio 2020, la sostenibilidad ha caído a lo largo del tiempo.
Destacan, por ejemplo, que para hacer los juegos del país del sol naciente han debido desplazar a más de 500 personas, que más de la mitad de los costos vinculados a los deportes los paga el Estado y que el 20% de las instalaciones deportivas son nuevas, por debajo del promedio ideal.
Es esperable que la falta de asistencia de público internacional y la reducción de las delegaciones ayuden a disminuir la huella de carbono originalmente prevista.
Que las autoridades japonesas finalmente hayan asumido el riesgo de organizar los Juegos en semejante pandemia es algo a destacar. Que a ello se sume un mensaje ecológico frente a tamaña crisis sanitaria -para muchos producto del irrespetuoso trato del hombre a la naturaleza-, es vital.
El deporte, como caja de resonancia mundial, es un grandísimo medio para que el lema “seamos mejores juntos, por la gente y por el planeta” (Be better, together – For the planet and the people), pase de un cliché, a formar parte de nuestra vida diaria.
*Abogado. Prof. Nac. de Educación Física. Docente Universitario.
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