“Los medios de comunicación ocupan el lugar de refuerzo de lo que se cree”

Lo afirma Lila Luchessi, de la Universidad Nacional de Río Negro en Viedma. Es licenciada en Ciencias de la Comunicación y doctora en ciencias políticas. Analizó el negacionismo sobre la importancia de las vacunas contra el COVID-19.

La licenciada en comunicación y doctora en ciencias políticas Lila Luchessi se especializa en estudios sobre periodismo y medios digitales. Desde el inicio de la pandemia por el coronavirus, pasó a concentrarse en analizar la comunicación durante la emergencia de salud pública.“Los medios de comunicación ocupan hoy el lugar de refuerzo de creencias previas”, sostiene.

Luchessi dirige el Instituto de Investigación en Políticas Públicas y Gobierno de la Universidad Nacional de Río Negro con sede en la ciudad de Viedma desde 2016. Dijo en diálogo con RIO NEGRO: “Jamás pensé que la condición humana podía llegar a negar avances científicos. Y hay medios que lo han hecho. Es preocupante”.

Puso un ejemplo: “Si por ignorancia, una parte de la población decide que tomar lavandina es una opción, hay una responsabilidad social del medio de comunicación que no puede sostener algo así para empatizar con un segmento de la sociedad. Es cruzar una línea de la que no se vuelve. No es la generalidad, pero hay medios de comunicación que lo han hecho”.

P- ¿Cuál es la lección que deja esta pandemia?

R- Como universitaria creo que es central tomar las fuentes indispensables que son las de instituciones científicas. Por eso, considero que estaría muy bien hablar más claro. Cuanto más difícil se habla, más lejano queda para quienes no somos legos en cuestiones médicas.

P- En términos de comunicación, ¿qué quedó expuesto con la pandemia?

R- Un dato central de la situación pandémica es que el 40% de la población de todo el mundo no tiene acceso a internet. Es un porcentaje muy alto. Es un dato que se tenía, pero ahora quedó muy expuesto porque hoy es indispensable la comunicación en la virtualidad para poder sobrevivir. Un emprendimiento sin Instagram es improbable que pueda difundirse. Y unas clases remotas, tampoco se pueden tomar si la persona no cuenta con conexión, computadoras y acceso a las plataformas.

P- ¿Cuáles han sido las tergiversaciones más frecuentes en este año y medio?

R- Se instaló un posicionamiento a contramano. Empezamos a ver que hay ciertos posicionamientos que pueden virar de acuerdo a los intereses políticos. Se puede ser antivacuna, pero si la base electoral no lo es o empieza a perder el miedo y quiere vacunarse, entonces se busca un posicionamiento en otro lugar. Por ejemplo, que las dosis no alcanzan. Había un chiste a fin de año que lo ejemplifica: había una mesa repleta de comida, pero una mujer mayor sentada en una punta dice: ‘Falta pan ́. Vemos eso en términos de comunicación.

P- ¿Cómo juega la llamada “grieta” a la hora de comunicar en pandemia?

R- Hay comunicadores que entienden que comunicar es marcar faltas y que comunicar por la positiva es ser oficialista. Yo no tengo recuerdo pero debe ser la primera vez en la historia de la humanidad que existen varias vacunas en tan poco tiempo. Hoy, aún no hay vacunas para el HIV. En menos de un año, tenemos varias vacunas contra el Covid-19. Pero empiezan a tejerse todo tipo de situaciones. En el afán del juego binario oficialismo-oposición, se puede llegar a negar el valor del descubrimiento científico de las vacunas. La grieta no está solamente en Argentina. Esto se puede analizar en Latinoamérica. Hubo un científico canadiense Marshall McLuhan que escribió que el medio es el mensaje. En situaciones en las que prima una estructura binaria, no está mal pensar que la sociedad tiende a autopercibirse de manera binaria. Estos lenguajes binarios impactan en formas políticas culturales binarias. En Europa también vemos formas binarias. O en Medio Oriente. Me parece que estaría bien empezar a estudiar y asociar esa idea: los lenguajes de programación que nos permiten comunicarnos de algún modo pueden llegar a condicionar ciertas formas de expresiones políticas y culturales.

P-¿Qué ocurrió en el pasado?

R-Desde fines del siglo XIX, “la prensa gráfica era concebida como tribuna de doctrinas”. Hablamos de prensa partidaria que se autopercibe como independiente, pero que nace bajo la órbita de la prensa partidaria. Si uno lee las primeras editoriales de La Gazeta, “claramente hay una identificación política. Con el tiempo, el marketing y el resto de elementos vinculados al mercado, se van haciendo segmentaciones que hacen que los usuarios tengan una identificación vinculada con el gusto o su situación económica o social.

P- ¿Qué otros análisis hizo de la pandemia y la comunicación?

R- Aquello que nosotros podíamos leer en términos de generalización, hoy hay que situarlo y localizarlo. La información hiperlocal es central. Si uno piensa en acontecimientos que llamaron la atención del mundo, como las Torres Gemelas o la voladura de la Amia, tenían un carácter global, pero el acontecimiento estaba situado espacio temporalmente. La pandemia nos pone ante una situación en la que el acontecimiento es global y no podemos delimitarlo temporalmente para poder generar algún grado de certeza. Para establecer algún grado de normalidad, necesitamos acotarlo a partir de la información socialmente necesaria en localidades específicas. Frente a esas ideas de agendas globales, cada vez es más indispensable pensar cuántos casos hay en la localidad en que vivimos y cómo pienso esto en el tiempo.

P- ¿Qué pasa con las noticias falsas en contexto de pandemia?

R- Lo que más me preocupa es cómo se combate la cuestión de las “fakes news” cuando afectan directamente la salud y cuando son de mala fe. Me parece que hay algo que se mantiene constante: los medios ocupan el lugar de refuerzo de aquello que ya se cree. Se convierte todo en una cuestión de fe. Se piensa: “Voy a buscar que el medio me confirme eso que yo ya pienso”.

Beneficios y contras de la comunicación virtual

Desde las ciencias sociales, la doctora Lila Luchessi dirigió un estudio que comprobó que muchos de los foristas de los medios de comunicación digitales son usuarios enfervorizados con determinadas ideas. Ofician de refuerzos de esas notas o de un núcleo duro que va a discutir con los demás. “No encontramos trolls generalizados que sean robots. Hay casos pero son menos de los que se construye en el imaginario”, señaló.

“Para evitar enfermarse, con la pandemia afloraron otras maneras de comunicación, construir realidades y de interactuar que afectaron las situaciones económicas y sociales”.

Si bien hubo sectores económicos muy afectados por la imposibilidad de la presencialidad, hubo otros que resultaron beneficiados. Las redes sociales permitieron que muchos pequeños emprendedores aumentaran su producción y la venta de artículos. “En el caso de educación, crecieron las matrículas en todo el país.

Algunos alumnos toman clases virtuales y dejaron de pagar alquileres para volverse a su lugar de origen o se fueron a vivir a lugares más abiertos con menos riesgo de contagio del coronavirus”, describió.


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