Los que dieron la nota distintiva

Cerca de 400 personas de distintas profesiones juraron lealtad

SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- El ofrecimiento a los civiles para sumarse a los militares que juraban la bandera por primera vez y a los que renuevan cada año su juramento fue muy bien recibido en Bariloche, donde se registraron 382 ciudadanos para jurar, y hubo otros que se agregaron a último momento.

En una jornada muy fría y espléndida, un público numeroso acompañó en el Centro Cívico a los que nunca habían jurado fidelidad a la bandera, y a otros que no lo hacían desde que cumplieron con el servicio militar obligatorio.

Casi todos los vecinos mayores de Bariloche sirvieron en la Escuela Militar de Montaña, y cuando sus hijos juraban la bandera asistían en forma masiva porque en general guardaban buenos recuerdos de su paso por el Ejército. Esa tradición se interrumpió en 1996, con la incorporación de soldados voluntarios, y Bariloche perdió una fiesta. Quizá por esa razón más de mil personas poblaron el Centro Cívico para asistir a la primera jura de civiles y militares.

La inédita invitación a la ciudadanía nació de una directiva del jefe del Estado Mayor del Ejército, Ricardo Brinzoni, y tenía previstas dos fórmulas diferenciadas para militares y civiles. Los militares juraron «seguir constantemente a la bandera y defenderla hasta perder la vida», en tanto que los civiles juraron «sostenerla con esfuerzo y sacrificio y honrarla y defenderla durante toda la vida».

El juramento a los militares lo tomó el teniente coronel Héctor Madina y estuvo precedido de una arenga en la que hizo referencia a episodios mundiales y argentinos de actualidad. Habló de «un mundo convulsionado, globalizado, cargado de sacrificios y descarnadamente competitivo». Denunció a actores que «intentan vulnerar los códigos de la argentinidad» y a los que «con distintas estrategias están generando un ambiente de confusión permanente y poniendo un límite a nuestra capacidad de pensar con claridad». Agregó que «ningún hijo bien nacido puede sostener que el concepto de patria ha perdido vigencia».

El juramento a los civiles lo tomó el jefe de la guarnición, coronel Héctor Desmarás, y el intendente Atilio Feudal cerró el acto después de repasar la historia del general Manuel Belgrano.

Algunos apenas pudieron contener la emoción durante el acto y derramaron lágrimas anticipadas y después de la jura. Una estudiante de un instituto privado tuvo que ser retirada porque sufrió una descompensación, al igual que un soldado profesional que estaba en la formación frente al palco oficial. Los empleados de Aerolíneas Argentinas estuvieron presentes con banderas y estandartes, pero en ningún momento interrumpieron la celebración y tampoco hicieron oír sus reclamos durante el acto.

Los alumnos de escuelas primarias también prometieron fidelidad a la enseña patria en los establecimientos públicos, y se destacó la circunstancia ocurrida en la Escuela 266, donde una niña de 8 años, Natalia Cañuqueo, pidió jurar además la bandera mapuche. Las autoridades no tuvieron inconvenientes en colocar junto a la enseña nacional a la bandera roja, verde y celeste de los mapuches, y la niña explicó el significado de sus colores y del instrumento de percusión –un cultrum– ubicado en el centro del símbolo del pueblo mapuche.

Sin obligación y con sentimiento

Entre los que se registraron para jurar la bandera estuvieron la presidenta del Concejo Municipal, Graciela Di Biase, la concejala Andrea Casal y la directora municipal de Cultura, Irma Andronowicz. El resto fueron estudiantes, profesionales, y vecinos, quienes lo hicieron con un profundo sentimiento y respeto por el símbolo patrio.

Un estudiante del Instituto Superior Patagónico, Diego Pafundi manifestó que «me pareció importante que nos hayan invitado a jurar la bandera de mi patria». El conocido especialista en meteorología, Gilberto Taddeo, juró en compañía de su esposa, hija y nieto, y expuso «el hecho de que me permitieran jurar la bandera lo siento tan adentro que no podía dejar de venir.

El abogado Julián Ramírez también estuvo entre los juramentados y dijo que «esto significa el principio de una reconciliación entre el pueblo y las Fuerzas Armadas, con perspectivas de profundizarse».

Leonardo Pacheco, otro flamante abogado, explicó que había aceptado la invitación «porque me salvé del servicio militar por número bajo y me había quedado pendiente la jura de bandera».

Un Manuel Belgrano difícil de identificar

VALLE MEDIO.- Tal vez cegados por el sol que se filtraba por los árboles o porque el escultor no era un buen fisonomista, lo cierto es que ni la ministra de Educación, Ana Mázzaro, ni el intendente de Beltrán, Robin del Río, reconocieron ayer el busto del General Manuel Belgrano.

El hecho, bastante cómico, se produjo en la plaza de Beltrán al promediar el acto del Día de la Bandera. La ministra y el intendente caminaron hacia el centro del paseo público, con una ofrenda floral, para dejarla al pie del prócer. Pero en el momento de colocar la ornamenta, miraron el busto dudando unos segundos, se dieron cuenta que no tenía placa y siguieron de largo. Se dirigieron a otro monumento similar, a pocos metros. Pero al ir a dejar la ofrenda, desde atrás alguien les indicó «ése es San Martín». Así entre dudas y risas, la ofrenda terminó al pie de una pirámide que está en el centro de la plaza. Irónicamente la ministra dijo: «mañana salimos en los diarios».

Por la tarde, empleados municipales corrigieron el error y pusieron las flores al pie del busto de Belgrano.

Los actos en Beltrán, habían comenzado cerca de las 11, donde además de la promesa de los alumnos a la bandera, se inauguró la nueva sede de la biblioteca popular «Pablo Pizzurno» en un edificio cedido por el municipio.

En cada una de las localidades de Valle Medio la convocatoria alcanzó no sólo a alumnos de los distintos centros educativos, sino también a vecinos que asistieron a la promesa de lealtad que hicieron los niños que cursan 4º grado.

En Lamarque, cerca de mil personas, entre alumnos, maestros y vecinos, se reunieron en el gimnasio polideportivo municipal. En el encuentro -además- fue presentada una bandera de considerables dimensiones que las autoridades de la escuela Nº 25 pretenden que se sume a la enseña más larga del mundo que fue presentada ayer en la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe.

Celeste y blanco por kilómetros

ROSARIO.- Una bandera argentina de más de 3.500 metros de largo, que ya fue bautizada como «la más grande del mundo», fue desplegada ayer en Rosario por cientos de personas que colaboraron en su confección durante tres años. La exhibición de la enorme insignia patria -que llevaban cerca de 7.000 personas- en el Monumento a la Bandera, ubicado a orillas del río Paraná, se realizó en el acto central por el 181 aniversario de la muerte de Manuel Belgrano.


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