Los recurrentes refugios nacionales


Se exageró con la frase del presidente sobre que “Río Negro está controlando bien las cosas”. Era una frase donde se apartó a la provincia del conjunto de las peores.


El gobierno rionegrino existe por reflejo nacional. Salda las censuras sanitarias con una referencia presidencial, resguarda la seguridad de Villa Mascardi en las promesas nacionales y confía su futuro financiero en los auxilios federales.

La gobernadora Carreras transformó una frase del presidente Fernández en un espaldarazo a su política contra el virus. La multiplicó en redes y grabó una felicitación para el personal de Salud. “Río Negro está controlando bien las cosas”, intercaló Fernández. Fue una referencia oportuna para una provincia jaqueada de contagios, pero la traducción fue exagerada. El mandatario, en realidad, solo la excluía ajustadamente de las peores. Hay poco para predicar frente a la permanente sucesión de infectados.

Los pobladores de Villa Mascardi se quejan por las incursiones violentas de la comunidad Winkul, que ocupa un predio de Parques Nacionales desde hace casi tres años. La Provincia también derivó en un pedido de intervención a la Nación, previo llamado de Carreras al presidente. Una comitiva rionegrina, encabezada por los ministros Rodrigo Buteler y Gastón Pérez Estevan, describió ese conflicto intrincado a sus pares nacionales, que prometieron una mesa de diálogo con todas las partes dentro de los 30 días. Participó la exsenadora Magdalena Odarda -hoy preside el Instituto de Asuntos Indígenas (INAI)-, bien conocedora de la causa mapuche, y se aparta -por ahora- de la urgencia y la disputa que la administración rionegrina propone a Nación.

Río Negro también busca abrigo nacional en lo financiero. Economía es recurrente sobre que el proyecto aprobado el viernes tiene orientación nacional, desde la ley para el crédito hasta la reestructuración de pasivos, enfocada en tres títulos (bonos 2020 y 2021, en pesos, y el Castello, en dólares). Sus tenedores deberían cobrar de Río Negro cerca de 2.600 millones, entre junio y julio.

Una parte -11 millones de dólares- son intereses del Plan Castello, que esta semana vencen. Tal vez, la provincia -cobijada por Nación- no los cancele y se ampare en un período de gracia para negociar nuevas condiciones. Aportará la flamante ley si no hay pago y hay incumplimiento.


Turnos de préstamo y la renegociación de la deuda. ¿El Plan Castello se pagará esta semana? Tal vez no se cancele. Los municipios hacen colas para solicitar auxilios para salarios.


Economía nacional instruye a las provincias por una preferencial atención por el mercado local, el cual, en definitiva, sostendrá el financiamiento de los Estados. Allí, Río Negro tiene vencimiento en julio de su bono 2020 por unos 1.800 millones. Nación colaborará para su canje con compromisos con otros tiempos.

Ese aplazamiento se impone, pues la obligación del bono 2020 equivale al préstamo nacional que se pretende, que estará en la franja de los 1.500 a 2.000 millones.

Ese auxilio -total o parcialmente- llegará en junio y, consecuentemente, un 10% -entre 150 y 200 millones- irá a los municipios. No llegará a tiempo para algunos, como aquellos que ya anunciaron que abonarán sus salarios de mayo en partes, como Fernández Oro. Otros intendentes ya desfilan en Economía con pedidos de adelantos, entre ellos Chichinales, Cinco Saltos, Choele Choel y Sierra Grande. Siguen Bariloche y Regina.

Además, el gobierno ofreció un mensaje contradictorio porque, frente a la emergencia, otorgó una mejora salarial a los estatales, con el aumento de las asignaciones, más allá de su evidente desactualización de valores. Esquivó el reclamo de ATE, pero equivocó en la prioridad de la coyuntura. Es cierto, un alza de 10 millones por mes es insignificante en una masa de 3.500 millones. Sumarán 70 millones en lo queda del año.

Con una ojeada más amplia se habría advertido la estrechez del apoyo a las mini y pequeñas empresas, con 100 millones para asistirlas. Se registraron unas 3.000 y se anotaron, con documentación, la mitad. Los préstamos están -en su mayoría- en 75.000 pesos. La pretensión es superar el millar de beneficios.

Semejante despropósito explica el fastidio de comerciantes, que resisten su extinción.


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