“Los sectores medios jamás estarán
Cualquiera sea la opinión que su paso por la historia genere, Moyano emerge hoy como una de las centralidades excluyentes en la vida del país. Aquí, la entrevista a Mariano Martín, quien profundizó sobre la vida y obra del camionero junto a Emilia Delfino.
entrevista: A Mariano Martín, coautor de “El hombre del camión”
CARLOS TORRENGO
carlostorrengo@hotmail.com
-En los hechos, la biografía de Moyano que usted escribió con Emilia Delfino hace dos años, al margen de ser la única hasta hoy, relata y reflexiona rigurosamente la construcción del poder de Moyano. Y deja abierto un interrogante hoy muy actualizado: ¿adónde va Moyano políticamente?
– No lo puedo ayudar mucho. Sí estoy convencido de que no tiene buen olfato para la política, para operar sobre ella en términos positivos para sus eventuales proyectos políticos. La evidencia más clara de esa ausencia de olfato y que nosotros tratamos en el libro, surge de reflexionar sobre su propia historia de los respaldos que otorgó en distintos procesos electorales. Ejemplos: a Saúl Ubaldini para gobernador bonaerense, que sacó el 2% de los votos; en otros momentos los Rodríguez Saá, Aldo Rico, “Pilo” Bordón… Si bien esas decisiones no implican un déficit terminante como para afirmar que “Moyano no sirve para la política”, no es menos cierto que si decidiese ir por el poder político, bueno… sumará muchos condicionamientos.
– ¿La imagen que de él tiene en determinados planos sociales?
– No se trata de su imagen solamente, es un tema más amplio: se trata de la consideración pública negativa que tiene la dirigencia gremial en general en las capas medias, sin las cuales o parte de ellas, es complejo construir poder político, al menos en Argentina…
– ¿Su definición de “sectores medios” computa que ya no se puede hablar aquí de “clase media”?
– Sí, sí… hablo de esos pliegues y repliegues. Pero donde domina una mirada generalmente crítica sobre la dirigencia sindical y sindical-peronista. No es una mirada nueva. Viene de lejos en nuestra historia. Trasciende la propia figura de Moyano que, en todo caso, hereda ese rechazo. Por las razones que sea, por prejuicios, por formación… por lo que sea. Ese rechazo está y cuenta.
– En la plaza del jueves se dio un dato interesante. Aproximadamente a las 11 de la mañana, en formación compacta, había representantes de sectores medios altos y muy altos en todo el frente de la Catedral, su escalera. Pero cuando se intensificó el arribo de las columnas muy humildes de trabajadores recolectores y movimientos sociales, y el humo de los puestos de choripán fue intenso, el frente de la Catedral quedó vacío. ¿Cree que Moyano esperaba respaldo de las clases medias en ese acto?
– Creo que estaba convencido de ese apoyo, pero no en términos de que el respaldo o no formase parte de la centralidad de la decisión de él de ir al paro. Sin duda que consideró que el cuestionamiento al Impuesto a las Ganancias generaría adhesión en los sectores medios. Y no hay duda de que la generó. Pero de ahí a un apoyo activo por parte de éstos, hay un trecho. En cuanto a la retirada de quienes estaban en la Catedral, es una expresión de las contradicciones que genera en esos sectores el sindicalismo en acción… Los caceroleros podrán eventualmente beneficiarse de un logro de Moyano. Por ejemplo: que desaparezca el Impuesto a las Ganancias. Aun así, los caceroleros jamás lo apoyarán ni en la plaza ni en ningún lado. Por lo demás, no fue una movilización que acreciente el poder de Moyano. Lo deja con lo que ya tenía…
– En el 2008, crisis del campo mediante, Moyano es una de las vigas maestras que sostiene al gobierno. Pierde el gobierno, pero como ustedes señalan en el libro y demuestran, él gana en materia de organización de ajuste y organización de su poder. ¿Por qué no prosperan los amagues que hace de avanzar desde lo político?
– Él siente que, aun en el marco de esa crisis, acumula poder. Entonces crea la corriente nacional del sindicalismo peronista, que sin duda pensó en términos de núcleo para avanzar en política. Pero es un proyecto hoy muy abortado. Lo cual demuestra que Moyano posiblemente busque la política, pero no tiene mucha fortuna…Vía a esa corriente, él alimentó una apuesta: tallar fuerte en el PJ con vistas a las candidaturas en poderes ejecutivos y legislativos en el 2011. No tanto para lograr la vicepresidencia de la Nación para un sindicalista, sino para la gobernación bonaerense. Esta apuesta se fundaba en su poder sindical. Los espacios que ocupa Camioneros en la cotidianeidad del país y el control de la calle. Como no logró nada de todo eso, comienza a enfriarse la relación con Cristina…
– ¿Descarta que tenga la intención de armar un partido referenciado en el laborismo, que en Argentina lo hubo y desarticuló Perón?
– Sí. Entre otras razones porque armar un partido que responda a esa naturaleza implica seducir sectores medios a los trabajadores, seducción que no me parece posible.
– Negociación, medias palabras, acción directa de ser necesario, poner “cara de nada” si también es necesario, manejar los tiempos, definieron estilos de hombres que marcaron época en el sindicalismo argentino: Vandor, Lorenzo Miguel, por caso. ¿Qué define el estilo Moyano de acumular poder gremial?
– La obstinación, la obstinación de un cruzado, como él mismo se define. Y trabajo y trabajo. Lo demuestra claramente en cómo transformó a Camioneros, que como decimos en el libro, en 15 años pasó de ser un sindicato de presencia poco menos que intrascendente y cero poder económico, a un sindicato que cuadruplicó sus afiliados incorporando incluso ramas gremiales afines.
– Pero miente sobre el número de afilados, como los partidos en relación a sus padrones…
– Una cultura común. Él habla de 140.000 afiliados, pero muy cerca de él marcan 90.000. De cualquier forma, la realidad es que colocó a Camioneros en un rango de poder y protagonismo muy significativo. Nosotros sostenemos que una de las claves de esa construcción, vista desde lo organizativo, es el intenso vínculo que Moyano tiene con los delegados gremiales de los lugares de trabajo. Él no descuida ese vínculo. Sabe del valor del delegado en su relación directa con los trabajadores. Como dice Héctor Recalde: Moyano es un secretario de la CGT con mentalidad y características de delegado de base.
– Del libro de ustedes infiero que Moyano no se siente “compañero” de toda la dirigencia gremial. No hablo de diferencias sobre política gremial, sino de temas definidos como de “piel” ¿Es así?
– Y… se siente muy cómodo con lo suyo, con aquellos con los cuales forjó poder: camioneros, recolectores. Él les dio una entidad gremial que no tenían. Ese es su lugar y el lugar desde el cual se relacionó con Néstor Kirchner. Los dos se sintieron funcionales a partir de aquel 2003, los dos tenían que construir poder, reproducirlo. El mundo sindical de Moyano no es el del sindicalismo que acompañó a Menem, del que fue muy crítico. No es un genuflexo de cara al poder. Es un gremialista de acción directa, como lo demuestra.
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