Maestro Eduardo Thames Alderete y la escuela N°2


Hablar de su demolición sería redundar en los sentimientos de quienes pisamos sus aulas y sentimos el crujir de sus pisos de madera. Debieron preservarla.


Este establecimiento escolar es considerado el más antiguo de la capital: las primeras gestiones para su concreción se realizaron en 1903 por medio de una comisión vecinal encabezada por Balbina C. de López ante el gobernador Juan Ignacio Alsina. Cuando la capital del Neuquén territoriano fue trasladada desde Chos Malal a la Confluencia en 1904, por obra del gobernador Carlos Bouquet Roldán, esos trámites dieron sus frutos: la escuela fue inaugurada oficialmente como escuela infantil mixta Nº1. Su primer director fue Eduardo Thames Alderete, un Maestro Normal Nacional, nacido en Tucumán, que vino a nuestra tierra luego de trabajar en La Pampa y en Chubut. Thames Alderete escribió un libro que da testimonio de su viaje a Neuquén, “En viaje al Neuquén” en sus páginas relata la travesía en tren desde estación Constitución a la Confluencia en 1905; “dejamos la provincia de Bs. As., parte de la Pampa central y parte de Río Negro. Divisamos un pequeño pueblito, era General Roca, sus pequeñas casitas parecían grandes hormigueros. Sopla una brisa saturada de un olor a yerbas aromáticas que aspirábamos; nuestros pulmones se llenaron de polvo que como gigantescas nubes levanta la velocidad del tren”. A 40 kms. de Roca se levanta majestuoso el gran puente de hierro que atraviesa el río Neuquén”, narró.

En esos momentos nuestro territorio, con cerca de ochocientos habitantes, necesitaba una escuela y, gracias a la iniciativa de estos hombres, comenzó a funcionar en la Avenida Olascoaga, donde hoy se emplazan las plazoletas, un galpón de paredes de “chorizo” y piso de tierra. La propiedad era de Francisco Bueno y estaba frente a La Nacional, que era bar y almacén de ramos generales, cercano a las vías del ferrocarril. En la confluencia no había casas y pocos niños.

Se celebró el contrato entre el inspector de escuelas territorianas Raúl Díaz y Pedro Linares de la firma Varela, Linares y Cía. para la locación de la casa para la escuela. Cabe acotar que el colegio albergó en sus aulas a hombres que descollaron en funciones públicas, como Ismael Nordenstrom, que fue intendente de la ciudad. El 12 de febrero se inauguró la escuela de la confluencia, con una asistencia de veintidós niños, en presencia de los principales vecinos. Se enseñó y cantó el himno nacional y se dieron clases modelo.

Se separó al alumnado: los varones asistían a la escuela que funcionaba en la pequeña casa de adobe, cedida por don Francisco Bueno sobre Avenida Olascoaga, mientras que las niñas concurrían a la casa particular del jefe de policía sobre la calle Rioja. La directora de la escuela era Úrsula Rodríguez Spuch, las maestras fueron Waldina P. de Payeras y las hermanas Teresa, Rosario y Francisca Bonet. El 15 de mayo de 1911 se inauguró el edificio propio en Avenida Argentina y Carlos H. Rodríguez. En 1912 se convirtió en escuela mixta y el director fue Pedro Soraire: a partir de allí se llamó escuela primaria Nº 2 Conrado Villegas. ¡De sus paredes y patios egresamos muchas generaciones de neuquinos!!

Hablar de su demolición edilicia sería redundar en los sentimientos que nos embargan a aquellos que pisamos sus aulas y el crujir de sus pisos de madera: las autoridades debieron preservarla para que nuestros sucesores pudieran conocerla y así palpar el frío, los vientos, la tierra que nos acompañaban cuando jugábamos en sus patios, y que no nos impedían tomar clases. ¿Recuerdan el pino azul que se ensordecía ante nuestros juegos y gritos? La autora de esta nota pensó que alguien lo había conservado, pero no fue así.

En 1975 se trasladó a la Avenida San Juan 50. Se anexa por resolución del Consejo Provincial de Educación el Jardín de Infantes.

Una vez más agradezco al Archivo Histórico Municipal por resguardar la historia de la ciudad a través de sus documentos y al CEDIE Centro de Documentación e Información Educativa del Consejo Provincial de Educación que nos brinda material para historiar las escuelas. Con sus datos contribuimos a hacer conocer nuestra historia y aprender a cuidar la memoria, a no olvidar a todos sus habitantes que la escribieron con la tinta de su esfuerzo y de su tarea diaria.


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