Cualquier elección de momentos en la historia de Diego Armando Maradona es arbitraria e injusta. Muchas veces se dijo, con asidero en la realidad, que Pelusa vivió varias vidas en una sola. Partiendo de esa base, todo lo que se dedique a reflejar su obra quedará corto.
Tan difícil de etiquetar como de encasillar, Diego pasó por distintos momentos en su carrera deportiva y en su vida en general.
Desde la gloria máxima hasta frustraciones difíciles y una carrera que tuvo muchos altibajos. De ahi, un poco en broma y otro tanto en serio, la frase del propio Maradona: ‘‘qué jugador hubiera sido si me hubiese cuidado’’.
Hoy, en el aniversario 61 de su nacimiento, se lo recuerda en todo el mundo y con mucho cariño, porque si hay algo que se le puede atribuir a Diego, desde siempre, es su carácter popular.
Conoció el fango y los flashes como nadie. A través del fútbol, desplegó su talento y su capacidad de improvisación, tanto dentro como fuera de la cancha.
El cariño se fundamenta en las gestas deportivas y en sus formas, porque fueron esos logros los que le permitieron transmitir alegría en un país muy castigado.
Por estos tiempos, sus imágenes conmueven incluso más que antes, luego de su fallecimiento el 25 de noviembre pasado. De algo no quedan dudas: no habrá otro igual.
Mundial 86’. Les hizo el mejor gol de todos los tiempos y otro con la mano. Fue a festejar al córner y los ‘hooligans’ manifestaban su bronca. Habían pasado cuatro años de Malvinas y Diego nunca olvidó.
Debutó en primera a los 16 años en Argentinos Juniors, el primer club que le puso su nombre al estadio. Es el máximo goleador de la historia del Bicho con 116 tantos.
Compartieron selección en 1982 de la mano de Menotti. Era el campeón del mundo del 78’ con Diego como refuerzo, pero a ese equipo le fue muy mal en el Mundial de España 82’.
Expuesto a cámaras desde siempre. En algún momento se dijo que llegó a ser la persona más conocida del mundo. Lo vivió como pudo.
Una de las fotos menos difundidas de Diego, atajando en un picado y con chicos atrás del arco mirando el partido. En definitiva, un juego y su mejor intérprete. Independiente le ganó a Newell’s 3 a 1. En la foto, Diego Cagna persigue a Diego. Maradona volvía a jugar en el fútbol argentino después de 12 años con la camiseta de la Lepra.
199 6, Boca recibe a Estudiantes con Daniel Giménez como juez. Maradona y Palermo se saludan en el sorteo. Años después, Diego lo llevaría a Boca y luego a la selección. 25/10/97. Fue titular y jugó apenas 45 minutos. Eran tiempos de mucha noche y poco fútbol. Al equipo lo dirigía Veira y River ganaba 1-0 por gol de la Bruja Berti. Lo reemplazó un tal Juan Román Riquelme y Boca lo dio vuelta con el 1-1 de Julio Toresani y el segundo de Martín Palermo.
Lo dirigió en el Mundial de Sudáfrica y esta es una de las tantas imágenes que quedaron grabadas. Del ‘10’ de antes al ‘10’ de hoy. Dos que hablaron el mismo idioma, de hecho tienen un sinfín de goles iguales. Nunca renegó del estado en un campo de juego. Lejos de los billares de la actualidad, Maradona expuso su fútbol en cualquier cancha donde lo llamaron.
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