«Me tocó apagar un cuerpito»

«Necesitaríamos apoyo psicológico. Está comprobado que los médicos cirujanos y en segundo lugar los bomberos, son los que más traumas psicológicos tienen. Ningún accidente es igual al otro, y cuando hay víctimas es muy traumático». Adrián Andrade hace 11 años que es bombero, y habla con conocimiento de causa, ya que en todo ese tiempo, le tocaron vivir experiencias difíciles.

Hace un par de años, iba de pitonero, que es el que va con la lanza en punta de línea. Esa vez me tocó apagar el cuerpito de una criatura de dos años. Soy padre de familia. En ese momento mi nena tenía dos añitos y realmente anduve muy mal. Durante muchas semanas veía ese cuerpito continuamente.

¿Cómo tratan ese trauma sin apoyo psicológico?

De alguna manera uno los va asimilando. Por ahí comentamos en rueda de mate la forma en que encontramos a la víctima o cómo se trabajó. Pero es una manera de desahogarse interiormente porque es un encontronazo terrible. Cuando toca la sirena vamos con mucha adrenalina. Cuando se trata de viviendas uno piensa lo peor. Va preparado para eso. Pero por ahí hay situación muy graves que a uno lo sobrepasan.

Lo que más presente tengo es un accidente de tránsito. Yo estaba con la tijera cortando el techo y Marcelo Zúñiga le hacía el apoyo psicológico a la persona que estaba atrapada en el vehículo, para poder tranquilizarla. Esa vez recibimos las felicitaciones de un médico del hospital de Roca por el trabajo que realizamos.

¿Por qué elegiste ser bombero?

Es una vocación de servicio y solidaridad. Una forma de ayudar a quienes lo necesitan en el momento de la emergencia.


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