Los pueblos de Neuquén que luchan para sobrevivir

La Provincia tiene casi una veintena de parajes detenidos en el tiempo. Lugares de no más de 500 habitantes sin emprendimientos privados, dependientes del Estado, con una población envejecida y jóvenes que se marchan.

Les dicen pueblos fantasmas, parajes o caseríos. En Neuquén hay más de 15 comisiones de fomento con menos de 500 habitantes en los que la falta de emprendimientos privados que den trabajo a su gente se traduce en empleo público. Lugares en los que la población rural envejece, los jóvenes dejan sus hogares en busca de futuro y la condena de “pueblo chico” se enfrenta sin posibilidades de crecer.

Los jóvenes cuando no hay trabajo se van. Pasa en casi todos los parajes. Las comisiones de fomento son un motor de una sociedad que no avanza y terminan asistiendo a las necesidades de muchas familias. No funcionan proyectos privados y la gente termina en la Comisión para pedir una changa, una ayuda.

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Estos son sólo cuatro ejemplos de aquellos “pueblos” que con pocas posibilidades, intentan no pasar al olvido. Aislados de los avances de las ciudades pero con realidades calcadas todos respiran gracias a la tenacidad de sus pobladores que se resisten a pensar que algún día ese lugar sea sólo un nombre en la historia.

La localidad de Santo Tomás.
Archivo Matías Subat

Santo Tomás

La planta de agua mineral de Santo Tomás, es un ejemplo. Nació en 1988, pero desde hace un año está cerrada. Hoy hay un interesados en comprarla pero no se reactiva. Gladis Pavón, presidenta de la comisión de fomento comentó que están a la espera de que se reactive.

“Son 17 familias que esperan y el resto de los 397 habitantes, la mayor parte trabajan en la comisión de fomento, son jubilados o productores. Subsistimos en base a la plata que nos manda provincia. El empleo privado era el de la planta y no se reactiva. Una bodega intentó trabajar vides, pero también se fue. Hay productores de alfalfa que también desaparecen”, dijo Pavón.

Pilo Lil

La localidad de Pilo Lil
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La Comisión de Fomento se creó el 2 de abril de 1998. A mitad de camino entre Junín de los Andes y Aluminé es un paraje por demás tranquilo. El presidente, Alejandro Ocares comentó que allí viven unos 200 habitantes que en su mayoría son empleados de la comisión, la escuela albergue y productores que crían animales.

“Cuando se creó esta comisión fue porque los jóvenes se iban del pueblo. Nosotros intentamos que se queden, y se ofrece la oportunidad de trabajar en la Comisión de fomento, en obras públicas y ayuda a los productores.

Estamos en un lugar privilegiado, tenemos posibilidades de que haya turismo, pesca, arte rupestre”, dijo Ocares.

El Sauce

La localidad de El Sauce.
Archivo Matías Subat

La falta de empleo también tiene que ver con la falta de agua, pero en este caso para riego. El arroyo Picún Leufú, del cual dependen para sus cultivos, solo tiene agua de agosto a noviembre.

El presidente comisión de fomento Fabián Edgardo Lauquen, dijo que el pueblo crece “en obras y servicios públicos. En cantidad de gente no tanto, se mantiene. Es chico y los privados no se asientan. Además hay problemas de agua, por eso el Estado es el que marca una presencia fundamental en lo económico y laboral. Gracias al Estado se hace todo”, concluyó.

Los Guañacos

La localidad de Los Guañacos.
Archivo

Los Guañacos está en la ribera derecha de un río con el mismo nombre. Los primeros pobladores de la zona, fueron la Tribu de los Guañacos y en 1879 se asentó el Fortín Guañacos para guardar el paso y comercio hacia Chile. En 1968, casi desaparece después de un injusto e inhumano desalojo, por parte de un estanciero. Pero el gobierno provincial intervino en 1972 y logró permanecer.

Tiene unos 380 habitantes. Es una zona productiva y ganadera. Además en la comisión de fomento trabajan unas 50 personas. Además en la escuela albergue y primaria trabajan unos más.

La presidenta de la comisión de fomento de Guañacos, Graciela Arévalo contó: “Cuando terminan la secundaria se tienen que ir, pero ahora tienen carreras cerca en Chos Malal. Recibidos no vuelven, se van a trabajar en los pueblos más grandes, pero cerquita de Los Guañacos”.

En este caso, el campo camina bien, y según la presidenta entra buena plata por medio de la venta de animales y sobre todo de la lana y el trabajo de la Asociación de Fomento Rural.


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