«No tenemos miedo»

La familia vive en la chacra donde trabajan. En una casa humilde de tres habitaciones. Excepto la hija menor, todos son oriundos de Chile. Hace 21 años que viven en el Valle, adonde llegaron buscando trabajo. Hace un par de años que planean el regreso a Chile. «Si nos hubiésemos ido ya nada le hubiese pasado a nuestra hija. Dios sabe por qué tuvo que pasar por eso».

El papá es tractorista; la mamá ayuda en temporada, controla la salida de bins de la chacra. Se la ve muy triste. Llora. Ayer habló con este diario: Contó que conocían a los policías, como toda la gente del lugar, pero también que estos policías hace un tiempo que «seguían» a su hija.

– Sí, andaban rondando por esta chacra. En la camioneta de la policía. Desde el año pasado entraban a la chacra, daban una vuelta y salían. ¿Qué íbamos a pensar? ¡Eran policías! Si andan de recorrida no se meten en las chacras, andan por las calles de acceso; pero ellos entraban. Un día roban acá enfrente. Justo mi hija menor sale en la moto para visitar a su hermana que vive a unos tres kilómetros y ve una moto en la casa que estaban robando. Lo contó y después la policía la llamó para que reconociera una moto que según ellos habían secuestrado. Les dije que iba a acompañarla yo. Fuimos con la nena y yo me di cuenta que esos policías se fijaban mucho en ella.

– ¿Qué espera de las acciones que emprendieron con la Multisectorial de Mujeres?

– Ver a esos malos policías presos. No puede ser que estén libres y mi hija presa en casa, porque no quiere salir, tiene miedo.

– Su hija afirma que la violaron pero según la pericia no se constató la penetración.

– La pericia fue policial y dice que allí sólo hubo abuso. Mi hija me dijo a mí y lo repitió en la Cámara Gesell que la violaron. Yo le creo. Me contó llorando que uno de los policías la sujetaba y el otro la violaba; me contó que mientras estuvo encerrada gritaba y pedía ayuda. No pasaba nadie… era 1 de enero. En la Clínica Roca hicieron las primeras pericias, donde quedó su ropa y su bombacha, que quedó en una bolsa aparte. Me dijeron que las pericias las hizo un perito policial; fue antes de que yo hiciera la denuncia en la comisaría. La policía apareció antes de que yo hiciera la denuncia. No sé si encontraron semen o no, pueden haber usado preservativos? Lo único que sé es que intervino la policía para tapar todo.

– ¿Recibieron amenazas?

– La policía anda merodeando la casa. Hace unos días, amigos y amigas de mi hija venían a visitarla, nos acompañaron en la protesta que se hizo en Guerrico los primeros días de enero. Los interceptaron policías del destacamento, les pidieron documentos, los tuvieron retenidos para que no llegaran a la chacra. Y nos contó una amiga de mi hija que en Allen, la policía le ofreció dinero a cambio de mi celular o el de mis hijas. Pero no tenemos miedo.

– El 26 de enero ella declaró en Cámara Gesell.

– Sí. Yo no quise estar, me hace muy mal. Pero la nena pudo hablar, fue como sacarse un peso de encima, eso me dijo.

– ¿Cómo está ahora su hija?

– Siente que todo el mundo sabe lo que le pasó. Está encerrada todo el día. No pudo preparar las materias del colegio, no quiere seguir estudiando. Estaba en primer año. Mi hijo iba a venir a buscarla la segunda semana de enero para que lo ayudara en el cyber que tiene en Chile. ¡Cuándo se enteró! Es su hermana más chica, se llevan 14 años. Yo le decía que había pasado de día y en el destacamento. ¿¡Cómo iba a pensar que estaba en riesgo con la gente que tiene que cuidarla!? Le robaron todo, ahora siente vergüenza. Ellos están libres y mi hija tiene que estar encerrada.


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