Opinión: la credibilidad del Federal A queda dañada sea cual sea el fallo

La catarata de sucesos de los últimos tiempos en el fútbol regional, nacional y sudamericano no hace más que reafirmar una frase que se repite hasta el cansancio:pocas cosas reflejan a una sociedad como su propio fútbol.
Más allá de las especulaciones, que a esta altura importan cada vez menos, los hechos son de una gravedad imposible de esquivar. Hay un equipo que se puede salvar del descenso porque protesta los puntos y tiene argumentos para hacerlo.

Hay muchos hechos lamentables en el fútbol regional. Todo el tiempo ocurren cosas que exceden lo deportivo, pero esto ya es el colmo.
¿Será posible todavía ir a la cancha confiando en que se trata de un deporte?
Es verdad que no es la primera vez que esto pasa, pero ¿dónde quedará la credibilidad del Federal A después de este mamarracho?
El cúmulo de desprolijidades, sospechas y papelones que nos invade no deja afuera a nadie.

Entre las frases hechas que se aplican para la situación, ‘‘el que esté libre de culpa que arroje la primera piedra’’, también cae como anillo al dedo.
Situaciones poco claras, errores insólitos, conspiraciones, teorías, rumores y hechos. Todo contribuye a un contexto donde el deporte más popular se autodestruye constantemente.
La mala inclusión de jugadores, el pedido de puntos y, fundamentalmente, que se pierda la deportividad y los partidos ya no se diriman en la cancha sino en oficinas, es profundamente triste.

Ya había ocurrido en la Copa Libertadores con Independiente y en la Sudamericana con San Lorenzo. Ambos equipos clasificaron porque sus rivales pusieron jugadores que debían cumplir sanciones.
La historia del deporte se ha manchado muchas veces con este tipo de historias.
No es casual que así sea. No excede el contexto social en el que nos movemos. Una serie de actitudes y hechos bochornosos que nos aleja de lo que tanto queremos, en este caso:el fútbol.