Opinión publicada

Te invitamos a leer los artículos de Joaquín Morales Solá “A las puertas de la fortuna K” en La Nación y de Ricardo Monner Sans “Qué hacer contra la corrupción: castigar” en Clarín.

ARGENTINA

Joaquín Morales Solá reflexiona, en La Nación: “Lázaro Báez es el problema de Cristina. Los investigadores judiciales acaban de encontrar una nueva chapucería del inverosímil empresario kirchnerista. Descubrieron que Báez conseguía créditos inmediatos del Banco Nación, no bien obtenía la concesión de una obra pública. Los cobraba con la garantía de la obra concesionada. Eran cifras de millones de pesos. No se quedaba ahí: Báez depositaba en el acto en plazos fijos esos millones de pesos en el mismo banco. Así, cualquiera se hace rico”. Añade que, mientras tanto, “los síntomas violentos del Gobierno transmiten un temor inédito del kirchnerismo. Los jueces están llegando al corazón de la fortuna de la familia presidencial”. En ese contexto, analiza el descabezamiento de la exSIDE y el escenario próximo: “Varios jueces y fiscales confiaron que ellos esperan ahora el momento en que Oscar Parrilli ordenará una nueva ofensiva del espionaje contra los opositores del cristinismo. Pondrá el espionaje al servicio de cualquier guerra. Parrilli es capaz de superar los extremos ya alcanzados por Icazuriaga y Larcher con tal de no enfrentarse con los estallidos de furia de la Presidenta. Éstos la conocían; Parrilli le teme”.

Leer nota completa acá

El abogado Ricardo Monner Sans propone, en Clarín, debatir un tema central: la incidencia de la corrupción en la economía. Dice: “El desafío: el modo de apropiación de la riqueza de un país gesta una creciente diferenciación entre sectores sociales. La supresión de mano de obra por el crecimiento de una tecnología asombrosa expulsa mano de obra. La desocupación crea la desesperación del necesitado. El desesperado no puede tener límites morales: está a disposición de los ocupantes del poder político y del poder económico. Decrecen los modos ‘sanos’ de la producción y avanza una suerte de ‘dinero por izquierda’ y un narcocapitalismo. La idea moral que debe ser el fundamento de un Estado –la doctrina de la igualdad, de la educación y del bien común- se esfuma. La corrupción crece por la devaluación de esa idea moral y porque las normas y la conducta que el Estado promueve (la ametralladora normativa) facilita una ‘armónica decadencia’ que debilita conciencias”.

Leer nota completa acá


Adherido a los criterios de
Journalism Trust Initiative
Nuestras directrices editoriales
<span>Adherido a los criterios de <br><strong>Journalism Trust Initiative</strong></span>

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios