«Aceptar términos y condiciones»: ¿Qué hago?
Hace tiempo damos “permisos” que serían impensados de compartir si cualquier persona que nos encontráramos por la vida física nos los solicitara.
La Inteligencia Artificial ha llegado para quedarse y atraviesa varios espacios de nuestra vida cotidiana, ya sea al momento de disfrutar de servicios de streaming, entretenimiento, comunicación como así a la hora de utilizar electrodomésticos que facilitan las tareas del hogar, robots que funcionan como asistentes virtuales por nombrar algunos. Muchos de esos servicios y aplicaciones que utilizan IA como también las herramientas de inteligencia artificial generativa se encuentran vinculados entre sí, aunque en otros casos, es el propio usuario quien puede elegir dicha conexión.
Ahora bien, algo que debemos tener en cuenta, y que pocas veces nos detenemos a pensar, se relaciona con nuestra privacidad, los datos personales e información que aportamos. Tanto al momento de crearnos una cuenta, como registrarnos, pero además cada vez que utilizamos alguna de las plataformas de inteligencia artificial generativa. O al consumir servicios, que a su vez pueden tener incorporada la inteligencia artificial como una herramienta que personaliza aún más la experiencia del usuario; pero… ¿te diste cuenta que suelen existir, aplicarse términos y condiciones y hay una política de privacidad en cada uno de esos servicios y plataformas?
Los famosos términos y condiciones no son nuevos, ni tampoco exclusivos de la inteligencia artificial, son las condiciones de uso de cada servicio, herramienta y/o aplicación que utilizamos, que rigen la relación y forman un contrato entre el usuario y la compañía que ofrece y es propietaria de ese servicio, herramienta y/o aplicación.
Los propios servicios o herramientas establecen que, al ser utilizados, los usuarios reconocen, comprenden, aceptan sus términos y condiciones. Lo mismo sucede con la Política de Privacidad, que es un documento diferente e independiente, a través de la cual se explica cómo se recopilan y utilizan los datos personales de los usuarios.
A toda velocidad
Ahora bien, ¿alguna vez leíste o pensaste en leer la totalidad de las cláusulas que puede tener un servicio previo a utilizarlo? ¿Qué sensación, pensamiento, inquietud te generó su lectura? Desde tu punto de vista, ¿cada una de ellas están redactadas de forma clara y sencilla?¿Hubo alguna que no comprendiste a qué hacía referencia? ¿Estás o estuviste de acuerdo con dichas disposiciones? Si tuvieses la oportunidad, ¿harías o hubieses hecho alguna reserva u objeción a lo estipulado? Si recibís una notificación de alguna modificación sobre los términos y condiciones o la política de privacidad de algún servicio, aplicación u herramienta que usas, ¿te tomás el tiempo de leerlos?
Generalmente hacemos “click”, aceptamos los términos y condiciones, como así también las políticas que tiene cada empresa, incluso sin leer siquiera los títulos. Ya sea, porque vivimos en una sociedad donde todo es rápido y no nos detenemos a cuestionarnos si realmente comprendemos lo que está escrito y los posibles usos de los datos que brindamos, o bien, porque si no otorgamos nuestro consentimiento, nos vemos impedidos de utilizar algunas de esas herramientas o servicios.
Por lo tanto, si al declinar los términos y condiciones quedamos imposibilitados de usar esas herramientas y servicios, terminamos quedando “excluidos” o “fuera” de la realidad que nos rodea, de una nueva forma de aprendizaje, de optimización y automatización de muchos procesos, de resolución de situaciones, e incluso de momentos de esparcimiento y disfrute.
Más allá de esto, si somos realistas y sinceros, resulta bastante utópico pensar que cada persona usuaria está en conocimiento y actualizada sobre las disposiciones de uso que contiene cada servicio, qué datos sobre ella se recopilan, su finalidad, si se comparten y a quiénes, el tiempo de almacenamiento de estos, cómo solicitar su rectificación o eliminación, etc.
Nuestro «perfil» de usuarios
Por ejemplo, algunas plataformas, más allá de los gustos, las interacciones e información que cada usuario proporciona y que sirven para que las recomendaciones de contenido se ajusten cada vez más a lo que cada uno prefiere y suele buscar en ellas, en sus políticas de privacidad, indican que recopilan otros datos como los dispositivos desde los cuales se accede, la dirección IP de los mismos, país, horarios en los que se utilizan, tiempo, entre otras, lo que podría llevarnos a pensar que poco a poco, con el conocimiento que van adquiriendo los diferentes sitios, aplicaciones y herramientas respecto de cada uno de nosotros, se va creando una especie de “perfil” que seguramente no imaginamos e incluso desconocemos.
Si en este instante recordaste algún momento donde hayas experimentado esa sensación de que todo parece hecho a medida para vos y que lo que estabas buscando aparece como si alguien estuviese leyendo tu mente, ello se debe justamente a toda la información que sin saber o que sin darle demasiada importancia estamos brindando.
La privacidad de los datos
Actualmente, la privacidad de los datos volvió a ser un tema que preocupa a muchos, principalmente porque utilizan lo que ingresamos para “entrenarse”. Sin embargo, la realidad es que hace tiempo damos “permisos” que serían impensados de compartir si cualquier persona que nos encontráramos por la vida física nos los solicitara.
Esto no implica que dejemos de utilizar tecnología, ni servicios o herramientas que son parte de nuestra sociedad, pero en los casos y en la medida que sea posible, lo más conveniente es observar si en las configuraciones de privacidad podemos optar por aquellas que contengan la mayor protección a nuestros datos y evitar dar información que pertenezca a nuestra esfera íntima.
(*) Integrante del Instituto de Derecho e Inteligencia Artificial del Colegio de Abogados de Neuquén, dirigido por Vanesa Ruiz.
La Inteligencia Artificial ha llegado para quedarse y atraviesa varios espacios de nuestra vida cotidiana, ya sea al momento de disfrutar de servicios de streaming, entretenimiento, comunicación como así a la hora de utilizar electrodomésticos que facilitan las tareas del hogar, robots que funcionan como asistentes virtuales por nombrar algunos. Muchos de esos servicios y aplicaciones que utilizan IA como también las herramientas de inteligencia artificial generativa se encuentran vinculados entre sí, aunque en otros casos, es el propio usuario quien puede elegir dicha conexión.
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