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El futuro llegó y es otro

Todo ha cambiado muy profundamente y en forma vertiginosa, pero nuestra forma de pensar es más lenta. De esta desincronización viene mucho del estupor que la sociedad padece.

Mañana se realizarán las elecciones primarias abiertas y obligatorias (las PASO). Todo el país estará pendiente de los resultados, incluso aquellos que decidieron no ir a votar. Más allá de que los vencedores en cada partido coincidan o no con nuestros deseos lo cierto es que a partir del lunes el país tendrá un escenario completamente distinto: ya se comenzará a ver el camino que nos llevará al próximo gobierno, del que podemos adelantar algo aunque aun ni sepamos qué candidatos saldrán triunfadores de estas primarias; será un gobierno completamente distinto del que ha gobernado estos últimos cuatro años.

Mientras los argentinos estamos encerrados en nuestros problemas domésticos, abusando de la costumbre nacional de fascinarnos con la contemplación de nuestro ombligo, el planeta sigue girando. Hay mucha gente haciendo cosas que repercuten en las vidas de todos, incluso de los que ni se enteran que estas cosas están pasando.

La empresa Virgin Galactic realizó dos viajes comerciales al espacio en los últimos 15 días. Ambos alcanzaron los 88 kilómetros desde la superficie terrestre (la NASA pone el límite entre la atmósfera terrestre y el espacio exterior en el kilómetro 80) y durante los pocos minutos en los que la nave se mantuvo en esa órbita los pasajeros pudieron disfrutar de la atmósfera cero, que les permitió flotar dentro de la nave.

El primer viaje llevó al espacio a un grupo de científicos italianos que realizaron distintos experimentos en un contexto ingravidez. El segundo, realizado esta semana, llevó por primera vez a turistas que fueron simplemente por el placer de viajar a un lugar al que casi nadie ha ido. Cada pasaje de Virgin Galactic cuesta 450.000 dólares. Virgin tiene cientos de personas en lista de espera. Hasta 2026 Virgin planea realizar un vuelo mensual al espacio; desde 2026 realizará uno por semana.

En los 60 la serie animada Los Supersónicos preveía un mundo técnico en el que había autos voladores y nadie caminaba porque se desplazaban por largas cintas mecánicas (como las que hoy existen en los aeropuertos). Pero los guionistas que trataban de imaginar el futuro no previeron que muchos de las grandes transformaciones provendrían del cambio en las relaciones sociales y afectivas. Los Supersónicos (como los Picapiedras con la Antigüedad cavernícola) dibujaban un mundo familiar en el que no había divorcio, todas las parejas eran heterosexuales, se casaban y tenían hijos (solo dentro de esa pareja).

Nuestro mundo de matrimonio igualitario, igualdad de género, gente trans, familias monoparentales y nuevas relaciones afectivas que no siguen el modelo de la tradicional familia nuclear les parecerían extrañísimas a los Supersónicos. Más aun que nuestro desarrollo técnico.

Es posible que un guionista de aquella serie de los 60 comprendiese nuestra adicción al celular o entendiera que los chicos se fanaticen con la playstation, pero le resultaría casi incomprensible la soledad urbana.

La mayoría de nosotros, los que tenemos más de 40 y hemos sido testigos durante la niñez de las amplias familias con abuelos, nietos y bisnietos, hoy vemos con un dejo de nostalgia que las familias actuales son cada vez más chicas. El matrimonio registrado cada vez disminuye más en favor de las parejas de hecho, y entre las personas que formalizan un matrimonio más del 70% se separa o divorcia antes de los 15 años de convivencia.

El 70% de los adolescentes que tienen entre 12 y 19 años vive con uno solo de sus padres -en algunos casos, compartiendo techo con su nueva pareja-.

No solo algunas persona pueden ir al espacio y vivir la experiencia de ver la curvatura de la Tierra mientras sufren la ingravidez de la atmósfera cero o muchas usamos el celular como el control remoto de nuestra vida, sino que todo ha cambiado muy profundamente y lo hizo con tanta rapidez que ni nos damos cuenta de cuánto ha cambiado todo. Nunca antes en la historia humana hubo tantos cambios en tan poco tiempo.

Si no miramos para atrás y evaluamos las cosas que han cambiado en los últimos 20 años es muy posible que no nos demos cuenta de cuán diferente es el mundo hoy de cómo era hace apenas un cuarto de siglo. En 1998 la inmensa mayoría de la población mundial no tenía internet. Google ni existía. Poca gente tenía celular y cuando lo tenía solo lo usaba para hablar. Hoy en el celular está todo. Literalmente todo: desde tu cuenta bancaria a tus documentos, desde tus redes sociales a juegos digitales, de tu música a tus videos. Si miramos a nuestro alrededor cuando vamos en transporte público vemos que todos miran una pantalla.

El cambio es vertiginoso, pero nuestra forma de pensar es más lenta. De esta desincronización proviene mucho del estupor que la sociedad padece. Ese estupor se refleja en cómo votamos. Mañana a la noche lo veremos.


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