En busca de un responsable
El Gobierno está interesado en reforzar su teoría respecto de la intencionalidad en los incendios de El Bolsón y la crispación social crece por detenciones infundadas.
El drama de los incendios en El Bolsón, todavía activos y con riesgo latente para la población, dejaron hasta el momento como saldo la pérdida de una vida humana, la destrucción de unas 120 viviendas y miles de hectáreas de bosque. Es lo único más o menos claro, mientras del lado de la incertidumbre queda la investigación por el origen del fuego, los intereses de los políticos y un creciente conflicto social.
El gobierno de Río Negro decidió darle prioridad a El Bolsón. Desde el primer día se instaló en su ciudad natal el gobernador Alberto Weretilneck en busca de atender cada arista de la compleja situación y con el transcurrir de los días incrementó el interés en buscar algún responsable urgente para respaldar su teoría — que comparte con el intendente Bruno Pogliano— de que los incendios fueron intencionales y organizados.
Pero ese apremio evidenció forzadas detenciones de voluntarios o personas en situación de vulnerabilidad, que generan mayor tensión social y creciente malestar cada vez que se anuncian aprehensiones y que el Gobierno promete caer con todo el peso de la ley, que según el Código Penal prevé penas de 3 a 10 años de prisión.
Por ahora, no hay nada con sustento probatorio vinculado al origen del fuego el jueves 30 de enero en la zona de la confluencia de los ríos Azul y Blanco. Las detenciones de nueve personas (cinco de ellas mujeres), que hasta el momento se realizaron, tuvieron como sustento la “intención de incendiar” y el inicio de otro foco desatado en días posteriores en una chacra de Mallín Ahogado, con débiles teorías esgrimidas por los fiscales, que hablaron de “sospechas suficientes”, dejando más dudas que certezas.
Finalmente, una única persona fue imputada con prisión preventiva por la presunción de tener “intenciones” de prender fuego el bosque, más allá de que técnicamente solo se abre el período de investigación. Otras dos fueron liberadas sin cargos y ayer no prosperó el intento de imputación del ministerio Público contra seis voluntarios.
Jones Huala, el enemigo
En paralelo, Patricia Bullrich y el chubutense Ignacio Torres están abocados a señalar como el enemigo público a Facundo Jones Huala, a quien la ministra denunció penalmente por incitación a la violencia. ¿Con quién se pelea la ministra? Un hombre solitario, con un liderazgo devaluado en la actualidad, con rechazos dentro del propio pueblo mapuche que dista mucho de su visión y de su accionar más belicoso, algo de lo que el propio referente reniega.
Pero también llama la atención en este contexto que Jones Huala reaparezca esta semana con su mensaje provocador, reivindicando sabotajes (aunque tomando distancia de los incendios de bosques y las consecuencias en la población). Difícil de entender. Planificado o no, parece serle funcional a quienes buscan tallar en él a un enemigo de la Patagonia y de la Patria.
El arco político se mide en otra sintonía
La situación de emergencia en la cordillera, también dejó en su primera semana señales del año electoral. Un amplio abanico de dirigentes de todos los colores políticos se dedicó a cruzar acusaciones sin trascendencia en este contexto, poniendo en discusión quién llegó primero, quién estuvo más horas, quién está más o menos comprometido con la causa, si las medidas que se toman tienen un autor intelectual o son copia fiel de iniciativas ajenas.
Tal vez alguno genuinamente quiso plasmar su postura y no dejar de señalar incoherencias de otros, pero parece más responder a estrategias de marketing o ensayos de posicionamiento.
Mientras tanto, la ciudadanía mira, como un espectador de un partido de tenis, sin entender qué pasa con esta dirigencia que en momentos tan dramáticos les gusta replicar esas escenas de boxeo ficcionado que son habituales en las sesiones legislativas.
El drama de los incendios en El Bolsón, todavía activos y con riesgo latente para la población, dejaron hasta el momento como saldo la pérdida de una vida humana, la destrucción de unas 120 viviendas y miles de hectáreas de bosque. Es lo único más o menos claro, mientras del lado de la incertidumbre queda la investigación por el origen del fuego, los intereses de los políticos y un creciente conflicto social.
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