Errores conceptuales sobre los liberales libertarios

Lucas Crocco*

Foto Archivo.

En relación a lo publicado por su diario el Domingo 04 de junio de 2023 “La restauración conservadora: análisis punto por punto de la plataforma electoral de Javier Milei” me veo en la obligación de aclarar algunos conceptos que de mínima me parecen falaces o incorrectos .

Partamos del título de la nota: “Conservadores New Age. Volver a 1.900, el sueño libertario. Arancelar salud y educación…”

En principio, creer que los liberales somos conservadores es incompleto; ya que el espectro liberal libertario es bien amplio. Algunos somos conservadores, otros somos más liberales en temas como el aborto por ejemplo; donde hay tanto liberales pro-vida como Milei, como también hay liberales pro decisión de la mujer (o “pro-choice”). Creo que se debe tener en claro que el liberalismo es el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo, por lo tanto, aceptamos las diferencias en tanto y en cuanto no perjudiquen el proyecto de vida de nadie. El tema del aborto es un tema en el que nunca estaremos todos de acuerdo.

En lo que todos los liberales estamos de acuerdo, es en que la alternancia entre los partidos imperantes, y sus ideales (sobretodo económicos), nos han hecho involucionar hasta la situación actual, paupérrima en todos los aspectos: culturales, educativos, de salud, y económicos.

Creo sumamente importante, dejar en claro que de ninguna manera el liberalismo propone involucionar en derechos sociales. Cuando se habla de volver a abrazar las ideas de la libertad; la Constitución de Alberdi; o como ustedes titulan, volver a 1900, se quiere volver a tener una balanza comercial positiva, a no tener déficit fiscal, a tener un tamaño del estado razonable, y un país que crece y es pujante en todo sentido. Los derechos de los que todos gozamos hoy, de ninguna manera pueden verse menoscabados.

Lo que no puede pasar inadvertido, es que la educación publica de Sarmiento y la salud publica ya no es lo que era, el sistema previsional está quebrado; el trabajo en blanco deja afuera sin ningún derecho a más de 4 millones de trabajadores, etc. No se trata de involucionar; mucho menos de quitar derechos, como ha querido instalar el status quo político imperante, sino de abrazar aquellas ideas y valores que nos hicieron formar universidades, centros de salud e infraestructura de todo tipo reconocidas mundialmente.

Creo también importante dar por tierra con algunas medidas mencionadas en la nota como el supuesto arancelamiento de la salud y la educación. O que Milei propone “desmantelar el sistema de protección social del trabajo y el salario”. Lo que se pretende, no es arancelar el paupérrimo servicio público brindado hoy, sino cambiar por completo el sistema. Dejar de financiar con nuestros impuestos a la oferta educativa, para financiar a los usuarios. Eso es el sistema de vouchers, y supone una reforma de tercera generación, que significa que primero deben darse muchos otros cambios para llegar a ese ideal donde Ud. recibe el voucher para mandar a su hijo a un colegio de su agrado (podría ser de gestión pública o privada) y donde quienes acceden, acceden por propias capacidades académicas, y no quedan excluidos de las mejores instituciones quienes no pueden pagarlo, como tampoco quedan estudiantes cautivos de instituciones que adoctrinan y brindan pésima educación financiada por nuestro estado.

Por último; creo totalmente tendencioso decir que como Javier Milei tiene un programa y una visión de país a 35 o 40 años, quiere o pretende estar en el poder ese tiempo. Mas allá de que él mismo ya explicó muchas veces que pretende llevar adelante las reformas estructurales en un mandato, lo importante es el programa, las ideas y las reformas.

Si los argentinos abrazan las ideas, y logran empezar a disfrutar del resultado de las mismas, no importa quien sea el elegido legítimamente en elecciones, Argentina seguirá adoptando medidas para profundizar el cambio.

Somos muchos los que creemos que este es el camino para ser nuevamente una potencia en 35 o 40 años. Es el deber de todo argentino de bien, dejar a las generaciones venideras un país digno de ser vivido y no una trampa de la cual quieran escapar.

* Texto acompañado por Claudio Casasola y Darío Irigaray, del espacio Liberales libertarios, actualmente en formación.


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