Nicola Jokic, de ese “gordito” al actual MVP de la NBA

Marcelo Antonio Angriman

*Abogado, Profesfor Nacional de Educación Física, docente universitario. angrimanmarcelo@gmail.com

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El jugador serbio fue en su niñez y adolescencia un perdido consumidor de comida chatarra y de coca cola. Pero con ayuda, esfuerzo y talento logró triunfar en el básquet de más alto nivel.


Nicola Jokic, el actual jugador estrella de la NBA, reconocido por todos tras la obtención del título con los Denver Nuggets, es dueño de una historia singular.

Nació el 19-2-95 en Sombor, Ex Yugoslavia. A los 4 años y durante 11 semanas consecutivas su pueblo fue bombardeado, en una guerra de la cual su familia afortunadamente resultó ilesa. Sin embargo, nunca olvidó el horror de esos días.

Su padre debía forzarlo para ir a entrenar, mientras compartía su tiempo como jockey en carro, de la otra pasión familiar, las carreras de caballos.

Seguidor en su tierra natal de Michael Jordan y Magic Johnson, a los 17 años se alistó en los Megaleks de Belgrado con una altura de 2,13 metros y 136 kilogramos.

Cuenta la historia que, durante su niñez y adolescencia, Nicola era un perdido consumidor de comida chatarra y de coca cola (3 litros promedio por día).

En 2014 bajó una buena cantidad de kilos, llegando a pesar 113 kilogramos, pasando a ser considerado, tras esa mejoría, MVP de la liga adriática y serbia.

Según el propio Jokic usaba la camiseta Nro. 15 porque era un talle mayor y la única que le calzaba, recordándose a sí mismo como un “base gordo”.

Denver lo seleccionó en la segunda ronda del draft 2014 en el número 41 y cuando se le dio la grata noticia de su reclutamiento, el pivote que estaba durmiendo, prosiguió su sueño sin inmutarse.

Su imagen durante toda esa etapa es la de un grandote bueno, bromista y apreciado por sus compañeros. Hasta la actualidad detesta las redes sociales y gusta de compartir sus tiempos libres con sus hermanos Nemanja y Strahinja quienes lo convencieron de dedicarse en serio al basquetbol profesional.

Su ex compañero Mike Miller lo apodó “Joker” y asombró a propios y extraños cuando en 2017 se lo vio en un video casero, entrenando en la casa de campo familiar, con una inmensa rueda de tractor.

Al 15 no le gustan los lujos, vive de una manera simple y jamás reniega de sus orígenes.

No es el más ágil, ni el más rápido, ni tampoco el mejor saltador, pero es un grandísimo anotador, rebotero y cuenta con una visión periférica única. A tal punto que, para muchos, es el mejor pasador pivote de la historia de la NBA.

En su consideración, el único músculo que se necesita para jugar al baloncesto, es el del cerebro.

Hoy es el segundo deportista serbio mejor pago luego de Novak Djokovic y el logro que ha obtenido de pasar del puesto 41 de un draft a ser el mejor de toda la competencia, es sencillamente extraordinario.

Además de ser la mejor inversión para una franquicia, que la historia reciente de la NBA recuerde.

La destreza de Jokic muy probablemente obedezca a haber jugado de base en sus orígenes y a haber tenido una muy buena escuela de fundamentos técnicos, que lo han transformado en un jugador completo.

Su decisión de bajar de peso apoyado por nutricionistas del equipo de Colorado y de aportar decididamente a su equipo, sin aires de divo, lo transforman en un personaje diferente.

Una fuente de inspiración para otros niños con dificultades de peso, que suelen ser blanco de acoso o de persecuciones y una rara avis que escapa de los flashes y de la opulencia, en medio de una sociedad capitalista al extremo,

Un tipo que muy probablemente sería feliz siendo un stable boy y que hoy, gracias a su impresionante talento, se divierte haciendo pases o convirtiendo, mientras sus seguidores deliran comiendo… comida chatarra y tomando coca colas.

*Abogado. Prof. Nacional de Educación Física. Docente Universitario. angrimanmarcelo@gmail.com


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