Otros 7 grandes bloques están en riesgo de derrumbe en Las Grutas

Relevaron los acantilados tras los dos desmoronamientos del lunes y se vio que, además, entre las bajadas 3 y 4 hay muchas rocas próximas a desgajarse.

Grandes grietas que evidencian el inminente desprendimiento de al menos 7 bloques de 4×2 metros, entre la bajada 0 y la de Los acantilados. Y múltiples fragmentos próximos a desgajarse entre las bajadas 3 y 4. Que, aunque más chicos en tamaño, si cayeran hacia la playa desde una altura mínima de 8 metros e impactaran contra una persona, podrían provocar una fatalidad. Algo que, esta vez sí cabe decirlo, de pura casualidad no ha ocurrido todavía.


Ese peligroso panorama se conoció tras el censo realizado el martes por la tarde, cuando se relevó todo el acantilado del frente costero que se extiende desde el acceso norte hasta el centro. Fue luego de que se registrara el segundo derrumbe en menos de 24 horas. Es que al inicio de la semana se desgajó una fracción grande de piedra, que formaba una suerte de ‘visera’ en una de las tradicionales grutas de las que tomó el nombre el lugar, ubicadas en la primera bajada. Al día siguiente, antes de que se optara por censar la costa, se desmoronó otra porción de roca, aunque mucho mayor, de un tramo que dista bastante del primer derrumbe, que está en la bajada llamada, justamente, de Los Acantilados.

“Ahora la municipalidad y la Provincia, con todo el equipo técnico con el que realizó esa recorrida de la que también formó parte Bomberos y Defensa civil, más allá del personal de guardavidas, tendrá que definir en breve si realiza un desprendimiento programado de ese material próximo a caer” contó Mauro Scalesa, el titular del cuerpo de guardavidas.

El relevamiento también arrojó que la zona más complicada es la ubicada entre las bajadas 3 y 4. “Allí habría que hacer, según lo que se estaría evaluando, una especie de ‘peinado’ del acantilado. Porque las que se ven frágiles son porciones chicas, pero el lugar es uno de los más concurridos por la gente. Y cualquier piedra que caiga de una altura de 8 metros hacia la playa podría provocar una desgracia” alertó el hombre.

El mismo censo también dejó en evidencia la nula intervención que en este tiempo el Estado tuvo en el abordaje del resguardo de los acantilados y en la prevención de derrumbes.

El desmoronamiento que ocurrió a principios de semana. (Foto: Martín Brunella)


“Esta recorrida hacía al menos 15 años que no se hacía” aseguró el guardavida. Que dijo además que el bloque que se desprendió en el segundo colapso ocurrido el martes “ya estaba encintado y marcado por nosotros (los bañeros). Se veía claro que había una grieta ahí. De hecho, lo marcábamos para evitar que la gente acampara cerca” precisó.

En relación a los otros bloques de grandes dimensiones que se detectaron Scalesa detalló que, afortunadamente, “se encuentran en sectores que no están habilitados como balnearios, y que no son muy visitados por la gente, o, al menos, no permanece mucho público pasando el día en la zona”.

Datos

8
metros de altura tiene en promedio el acantilado grutense, con lo que cualquier piedra que caiga a la playa puede provocar una fatalidad.

Desde el área de Medio Ambiente del municipio, por otra parte, reconocen que la situación es complicada. “En primavera se vivió la sudestada más fuerte en años, y eso dejó muy frágil un acantilado que ya viene mostrando signos de deterioro. Nosotros, al asumir, tomamos algunas decisiones que tienen que ver con su resguardo. Pero estamos trabajando apenas desde el 10 de diciembre. Obviamente que este será un tema al que nos abocaremos. En lo inmediato, mucho antes de que este desprendimiento se diera, estuvimos desaconsejando toda acción municipal o privada que implique una intervención directa sobre ese frente rocoso. Y definiremos más medidas en lo sucesivo” manifestó Diego Luzzatto, el titular de la cartera.


Una obra bajo la lupa



“No sé cómo se autorizó eso. Yo nunca hubiera aconsejado construir semejante cosa sobre un acantilado tan activo como ese. Ahora es evidente el riesgo porque por ahí hubo un gran desprendimiento”.

Arriba, las enormes construcciones no hacen más que agravar la fragilidad de la pared. (Foto: Martín Brunella)


Con esas palabras, Diego Luzzatto, el titular del área de medio ambiente municipal, se refirió al complejo de departamentos para 120 personas que el Sindicato del Personal Jerárquico y de Profesionales del Petróleo y el Gas Privado de Río Negro, Neuquén y La Pampa está construyendo frente al mar, a metros de la primera bajada. “Sería adecuado revisar cómo está el acantilado antes de permitirles continuar con esa construcción” adelantó el funcionario.


La cartelería no es suficiente para alertar



“En el relevamiento que se hizo el martes contamos 180 carteles a lo largo del acantilado. Pero es evidente que no alcanza para que la gente tome consciencia de que no tiene que permanecer pegada a la roca” dijo Mauro Scalesa, coordinador de los guardavidas. “No es una playa común, además. Porque a medida que el mar sube el público se va apretando contra el acantilado. Hay que pensar en esto para que de una vez por todas los turistas y vecinos se den cuenta de la peligrosidad” finalizó Scalesa.


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