Palimpsestos: Capacidades

Columna semanal

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Ahora que los autos son “todo terreno” y muchos escritores pugnan por borrar géneros, la experiencia demuestra que no se puede hacer todo y bien, que no hay escritores “todo terreno”, y que hay determinadas especies literarias que requieren de habilidades diferentes de otras; además, pareciera que hay condiciones, llamémosle “naturales” que se resisten por más oficio que se tenga. Suele suceder que excelentes periodistas, no siempre son grandes escritores, muchos han dado el salto desde el periodismo a la literatura, la mayoría se ha estrellado en el intento, hay excepciones en nuestro país como Soriano, Tomás Eloy Martínez o yendo hacia atrás, el de Roberto Payró.
Lo mismo ocurre con los críticos o académicos devenidos en literatos, raro son los que perduran, podemos hablar entre los nuestros de Dámaso Martínez, de Ricardo Piglia, o Juan José Saer, el resto, inclusive críticos tan notables como Noé Jitrik, se han perdido entre las mesas de ofertas de las librerías.
“Yo siempre que me afano y me desvelo/ por parecer que tengo de poeta/ la gracia que no quiso darme el cielo” era el lamento de nuestro Cervantes, él que ansió denodadamente ser poeta, las musas le tapiaron el acceso a la poesía, en contrapartida le regalaron el don de la narrativa que empleó como casi nadie en este mundo. Quevedo también buscó su fortuna sin fortuna en el teatro; sin embargo escribió algunos de los mejores poemas de nuestra lengua y una novela “El buscón” en la que muestra también su pericia narrativa.
Y esto viene a cuento, con las insalvables distancias del caso, debido a mi incapacidad de escribir trabajos académicos, ponencias para simposios y congresos. Cuando debo hacerlo comienza mi calvario, vueltas y más vueltas y el resultado siempre es enclenque, débil, formulístico y de poco vuelo argumentativo. Conozco gente con especial capacidad para el género ensayístico, la crónica o la escritura teatral. Y si salgo de las letras, envidio a aquellas personas que tienen el don de dibujar, de pintar; o tocar de oído algún instrumento musical. En el reparto de capacidades, no sé cómo te ha ido a vos lector, lectora; pero a mí me tocaron algunas pocas moneditas.

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