Particularidades del día después


Las presiones, que se oficializaron esta semana con trascendidos periodísticos, anticipan una apertura gradual de algunas actividades.


En el gobierno neuquino hay un interrogante previo al formulado sobre el día después: cuándo será aquel día. Sin embargo, en sintonía con lo que ocurre a nivel nacional donde, producto de los resultados de salubridad que empieza a cosechar el temprano aislamiento y que nadie quiere agitar para mantener la disciplina social, la economía pide un lugar en la mesa de las decisiones.

Algunos sectores empresariales, acostumbrados a los diagnósticos precoces, muestran la foto de las primeras dos semanas de cuarentena obligatoria y la acompañan, no sin menos astucia, con los efectos internacionales que muestra la pandemia del nuevo coronavirus, Covid-19.

El gobernador Omar Gutiérrez inició una serie de conversaciones vía teleconferencia con empresarios locales. Fue casi en simultáneo a la ampliación del paquete económico provincial de salvataje, que incluye beneficios impositivos y líneas de financiamiento por 2.700 millones de pesos a tasas preferenciales, y que cosechó la atención de más de 2.200 empresas.

Las presiones, que se oficializaron esta semana con trascendidos periodísticos, anticipan una apertura gradual de las algunas actividades, todavía no exceptuadas, a partir del 13 de abril.

En los hechos la fecha puede resultar verídica desde el punto de vista de la realidad de los pequeños comerciantes, no vinculados a los alimentos y las farmacias, los cuentapropistas y los sectores de la economía informal, que son alrededor del 40%. Sin embargo, difícilmente tengan el poder lobby visibilizado esta semana.


Como se suele repetir, después de esta pandemia nada será igual, y quizá eso habilite a revisar cómo se divide y reparte la renta petrolera.


En Neuquén no arriesgan fechas ni proyecciones sobre la evolución de la curva de contagios. Por el momento están muy conformes con la estrategia de testeo, vía el laboratorio provincial, y las caracterizaciones metodológicas que permitieron tener un mapa más real del avance de la enfermedad.

Más allá del desenlace, no es un secreto que hay sectores que perderán el año.

Como anticipó otro columnista de este medio, el turismo será uno de los actores de la economía neuquina que más sufrirá los efectos de la pandemia. No hace falta un anuncio oficial para aceptar que la temporada invernal -y en gran parte la estival- están perdidas.

Sus socias estratégicas, gastronomía y hotelería, enfrentan el mismo destino.

Desde el gabinete provincial lo analizan así: todo lo que esté vinculado al transporte (colectivos y aviones) y el esparcimiento tendrá un impacto directo. El listado podría ampliarse mucho más allá pero, insisten por ahora, que las primeras afirmaciones que empieza a dejar la tormenta del coronavirus es la realidad de un cambio de hábitos ya sea incorporado u obligatorio.

Hablar de Vaca Muerta en crisis parece ya redundante. Como se sabe, además del precio, el otro gran enemigo de la megaformación no convencional es el tiempo. Un plazo que podría acotarse con las enseñanzas colaterales sobre el ambiente que está dejando la cuarentena mundial.

Los combustibles fósiles tienen los años contados y cada demora que suma el shale neuquino es una oportunidad menos. El levantamiento de esta palanca, atravesada además por un conflicto internacional, es clave y la más difícil de mover. No solo aporta un tercio de los ingresos provinciales en regalías, sino que además es el motor para el resto de los sectores económicos.

Pero, como se suele repetir, después de esta pandemia nada será igual y quizá eso permita revisar, de una vez por todas, cómo se divide y reparte la renta petrolera y la caracterización de los modelos de concesiones. Antes quedará por resolver la realidad de los 20.000 petroleros que están en sus casas suspendidos y con sueldos reglamentarios.

La semana que arranca tendrá novedades en aspectos claves. Sin embargo, que la economía se meta en la discusión fina con tanta celeridad parece responder más a cierta estabilidad sanitaria que a necesidades de rentabilidad inmediata. Hasta ayer la defensa de la integridad física de las personas seguía al tope de las prioridades, incluso por encima de las particularidades del día después.


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