Artesanías con cuero crudo: mirá las maravillas que hace «Patán» en Río Colorado

Mario “Patán” Pirchio fue peón, cosechador, albañil y esquilador. Hace 20 años, en un campo de Río Colorado, descubrió su verdadera pasión. El tiempo lo convirtió en un artista autodidacta que solo hace trabajos a pedido.

Los trabajos de soguería artesanal cuya materia prima es el cuero crudo, es el más natural arte argentino. En principio fue utilizado por los habitantes originarios y los gauchos y los métodos y reglas fueron transmitidos durante generaciones en forma oral y manual por los antepasados.

En pleno barrio Unión de Río Colorado sentado a diario en una mesa se lo puede encontrar a Patán acompañado por una pava de aluminio abollada por el paso del tiempo y un mate, música folclórica de fondo, rodeado de lonjas de cuero crudo rústicas como las manos del artesano, que con muchas horas de trabajo y paciencia les va dando forma a los distintos productos que ya tienen dueño.

Cuchillo y vaina. Foto: Jorge Tanos

Mario Pirchio hasta los 35 años se la rebuscaba con todo tipo de trabajo para vivir: tareas en los campos, albañilería, en las chacras con las cosechas y en las temporadas de esquila en el sur del país. Hasta que en septiembre de 1999, un accidente de tránsito le provocó serios problemas físicos y cambió totalmente su modo de vida.

Durante su recuperación pasó por distintos estados de ánimo, debido a la incertidumbre de su futuro laboral. Hasta que una noche su hermano Osvaldo lo invitó a pasar unos días en un campo donde trabajaba y fue ahí que descubrió la pasión por las manualidades del cuero crudo.

“Jamás se me había pasado por la cabeza dedicarme a esto, ni en sueños, pero afortunadamente el destino tenía algo nuevo para mí”, reflexiona Patán sin perder de vista la costura de una de las piezas de un recado que debe entregar en pocos días.

Estribos y riendas sobre la mesa. Foto: Jorge Tanos

Durante la charla con Río Negro, remarca que todos sus trabajos parten de la base del cuero crudo vacuno que compra a ganaderos de la zona. En otras ocasiones intercambia la materia prima por alguna artesanía.
De la misma forma con los cueros de potro, liebres mara, chivos o corderos, de donde saca los tientos para las empuñaduras de los cuchillos o los que utiliza a la hora de coser, unir partes o tejer.

El artesano trabaja con cuero crudo en su estado natural, totalmente ecológico, sin utilizar ningún componente químico que pueda alterar su naturaleza, lo que le permite mantener el color natural del animal, con todas las características de su piel.

Trabaja entre 8 y 10 horas por día. Foto: Jorge Tanos

Para conservar la originalidad, cada uno de los procesos es lento y trabajoso, manteniendo cada paso para lograr los productos resistentes con alta calidad.

“Nunca había estudiado cómo hacer este tipo de trabajo, al principio fui aprendiendo a los golpes, después me fui comprando libros que me enseñaron a ir puliendo y con cada trabajo voy aprendiendo de los errores, le pongo mucho amor y corazón. A lo mejor le faltan detalles de un artesano profesional, pero a mis clientes les garantizo buena calidad y un material resistente que les va a durar por muchos años: la mayoría son para la gente que trabaja en el campo con animales y necesitan seguridad, por eso me preocupo que cada uno mantenga la rudeza del cuero y se transforma en un trabajo personalizado”, explica Mario.

Parte de un bozal y un recado. Foto: Jorge Tanos

A lo largo de los 20 años confeccionó innumerables cantidades de riendas, cojinillos, jaleñas, bastos, bozales, estribos, juegos de sogas, mandiles, bridas, pehuales, encimeras, correones, entre otros que fueron pedidos por su clientela, aunque nunca fue adepto a utilizar la tecnología para guardar recuerdos de ellos.

“No tengo redes sociales y nunca se me ocurrió guardar fotos de las cosas que hago, me lo encargan y cuando lo termino llamo a la persona y los vienen a buscar. Tampoco soy de armar cosas para exhibir”.


“Patán” pasa entre 8 y 10 horas diarias haciendo las manualidades, solo se despega de la silla y sale de la vivienda para hacer algún trámite, las compras en el centro de la localidad, tomar unos mates con algún amigo o familiar o a la hora de la siesta que son “sagradas” un par de horas.

Estriberas. Foto: Jorge Tanos

“En una época, un amigo me cedió un espacio de su comercio para poner algunas cositas. Eso me ayudó mucho hacer la clientela, estoy muy agradecido con él. Pero después la gente comenzó a venir a mi casa a pedirme las cosas que necesitaba y acá estoy. Todos los trabajos los preparo por pedidos y gracias a Dios tengo bastantes. Ahora estoy sacando cosas de hace meses y me siguen llegando.”

Mario se resiste hacer trabajos chicos artesanales como llaveros, cintos, billeteras, pulseras, etc. “Eso te lleva mucho tiempo hacerlas y muchas veces cuando lo vas a vender no te reconocen el trabajo. Solo lo sé hacer para algún regalo puntual, por eso me dedico a las cosas grandes”.

Durante la trayectoria que lleva dentro del rubro además de aprender la profesión, también debió conocer la comercialización, la que le causo varios “dolores de cabeza y sinsabores, con gente que se llevó las cosas y nunca terminó de pagarlas. O cosas que preparo y pasaron años en volver a buscarlas pretendiendo pagar lo mismo que salía al momento de encargarlos.”


“Cada cuchillo y cada vaina pueden parecer iguales, pero si los miras detenidamente cada uno se distingue de otro y cuando la persona se lo lleva agradeciendo el trabajo me hace sentir orgulloso de esta profesión”, dice. Aunque por su personalidad sencilla se resiste a llamarse artesano. “Soy un humilde soguero”. dice. 

Cada trabajo se distingue del otro. Aquí, con los detalles de un bozal. Foto: Jorge Tanos

Entre la tantas anécdotas la que más recuerda que una persona que estaba temporalmente trabajando en Río Colorado, le encargo 7 empuñadoras y 7 vainas para regalárselos a unos amigos en España. 

“Se los tuve que armar por separado, sin la hoja, porque no se pueden pasar en los controles aduaneros los cuchillos porque están considerados armas, por eso el hombre cuando llego a su tierra natal, les compro las hojas y se las insertó a mis trabajos.” 


Es un artesano que realiza artesanías de soguería, que son las confeccionadas con cuero crudo y tientos de potro, además de algún otro animal autóctono de la zona. 

El cuero para tiento se estira y se seca para poder cortar en finas hebras llamadas tientos que se utilizan para coser, tejer, unir, etc. 

El trabajo en cuero crudo arranca luego del carneo del animal vacuno, luego se escaqueá y se deja secar a la intemperie un par de días atado sobre un marco y que estará allí durante días.  

Para que el cuero tenga buena duración es no quemarlo cuando se está secando y para eso no tiene que darle el sol y no se usa ningún químico. 

Cuando el cuero está seco, se le quita el pelo y se empareja manualmente con paciencia y habilidad para no marcar la piel con el cuchillo. 


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