Pedirán una dura pena para una madre que abusó de su hijo
El fiscal adelantó que solicitará 15 años de prisión. El caso involucra a una mujer de 35 años.
Una mujer de unos 35 años deberá enfrentar un juicio imputada del delito de “abuso sexual con acceso carnal” del que resultó víctima su propio hijo, menor de edad y con problemas de discapacidad.
El padre del nene es el querellante en esta causa, inédita para la justicia rionegrina con una preocupante estadística en permanente aumento de hechos de abusos sexuales, donde en su gran mayoría las víctimas son niñas y los autores varones. Por lo general estas situaciones extremas tienen lugar en el ámbito intrafamiliar, igual que en este caso pero nunca con la madre de la víctima como presunta autora.
Este hecho ocurrió en 2015 en San Javier y habría dos hombres imputados que se encontraría prófugos. La Justicia rechazó un planteo de sobreseimiento presentado por la defensa de la mujer al que se opuso el fiscal Juan Pedro Puntel al sostener que a un niño de ocho años no se le pueden pedir precisiones aunque destacó que en este caso “es bastante claro para su edad”. El fiscal basó su acusación no sólo en lo señalado por la víctima sino por otro menor y profesionales que atendieron al niño.
Ayer se realizó la audiencia de control de acusación, previa al juicio, oportunidad en la que Puntel adelantó que pedirá una condena de 15 años de prisión efectiva. La mujer imputada estuvo en la audiencia con un bebé en brazos. Luego de esta audiencia, la Justicia tiene un plazo de dos meses para fijar la fecha de juicio.
Antecedentes
Sólo dos hechos de abuso sexual, según los archivos de este diario, fueron cometidos por mujeres que fueron condenadas por la Justicia en Viedma. En uno de ellos una de 26 años fue sentenciada a a tres años de prisión en suspenso por “abuso sexual agravado”, en agosto de 2014.
Al año siguiente otra mujer de 29, también fue condenada por “abuso sexual simple” a seis meses de prisión en suspenso. Este hecho ocurrió en Sierra Grande. En ambos casos las imputadas estaban al cuidado de un niño de apenas cuatro añitos cada uno, contratadas por los padres de las criaturas.
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