Ley ómnibus: la reforma electoral incluye la boleta única y la derogación de las PASO

La ley también contempla el cambio del sistema de votación de lista completa para reemplazarlo por un modelo de circunscripciones uninominales, inspirado en el modelo de Estados Unidos.

La ley ómnibus que el presidente Javier Milei envió al Congreso, incluye una fuerte reforma del sistema electoral. El proyecto no sólo propone la eliminación de las PASO y la implementación de la Boleta Única sino que también incluye el cambio del sistema de votación de lista completa para reemplazarlo por un modelo de circunscripciones uninominales.

Las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) obligan a los partidos a elegir a sus candidatos a través de internas desde 2009, cuando se promulgó a instancias de Cristina Kirchner la ley de Democratización Política, Transparencia y Equidad Electoral”. Si el proyecto de LLA prospera serán derogadas por completo.

Milei las considera contraproducente desde el punto de vista económico como político. Según el mandatario, las primarias implican costosos gastos de campaña, impresión de boletas, movilización del personal abocado a la elección, fiscales, y agentes de seguridad. Pero además -dice- porque pueden complicar la economía en las instancias electivas presidenciales porque provocan tambaleos económicos cuando los oficialismos pierden legitimidad varios meses antes del cambio de mando.

Boleta Única

Francos anunció hace dos semanas que buscaría implementar la boleta única de papel. Poco después de instalarse en su despacho en la planta baja de la Casa de Gobierno, había advertido sobre la decisiónen la Cámara Nacional Electoral junto a sus autoridades y referentes políticos de todos los partidos, excepto el kirchnerismo y la izquierda: “Es increíble que en 40 años de democracia no hayamos sido capaces de cambiar este sistema donde un elector llega a un cuarto oscuro y se encuentra con 500 boletas de partidos”.

Circunscripción uninominal

El sistema de representación por circunscripción uninominal –inspirado en el que rige en los países anglosajones, como Estados Unidos, Australia e Inglaterra-, implicaría reemplazar el sistema de representación proporcional. La iniciativa requeriría aplicar una compleja ingeniería institucional: obligaría subdividir cada distrito en circunscripciones, tantas como cargos electivos le correspondan (por ejemplo, la provincia de Buenos Aires se fraccionaría en 35) y cada partido político podría presentar un candidato en cada una. Al final de la elección, se impondría sólo un candidato por circunscripción. Según se informó, se aplicaría sólo en el caso de la Cámara de Diputados, donde los votos se distribuyen a través del método D’Hondt (en el Senado, donde se usa el sistema de lista incompleta).

La circunscripción uninominal probablemente reabra un debate histórico en el país, donde se aplicó dos veces: en 1902, con Julio A. Roca, y en 1951, con Juan D. Perón. En los claustros de la Ciencia Política, sus detractores alegan que favorece a los grandes partidos, fomenta el bipartidismo y desalienta o pauperiza a la oposición. Y suelen advertir sobre la manipulación de circunscripciones electorales para influir en los resultados, en una maniobra conocida en la literatura politológica con el neologismo inglés “gerrymandering”.

Los defensores, en cambio, alegan que vincula de manera más directa a los candidatos con sus representados, y que facilita a las fuerzas más débiles la posibilidad de acceder a una banca, porque acota la amplitud de los territorios y en consecuencia disminuye la cantidad de fondos necesarios para hacer campaña.

Con Información de Infobae


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