Los siete peligros que tiene la Ruta 22 y que Neuquén quiere que se la transfieran

Los 32 kilómetros de la Autovía se encuentran en estado de abandono y falta de mantenimiento. En los accesos rige la ley del más fuerte y las banquinas a desnivel con el pavimento.

Banquinas descalzadas en más de 20 o 30 centímetros; yuyos crecidos que dificultan medir los sitios de espera; escasa cartelería; y accesos desde el sur y el norte, que son la ley del más fuerte.


Este es el panorama rápido que se puede mostrar en los 32 kilómetros de la autovía Norte, la actual Ruta Nacional 22, desde el Tercer Puente que la une con la Ruta Nacional 151, hasta el rulo derivador en China Muerta.

El gobernador Rolando Figueroa le planteó ahora al jefe de Gabinete, Guillermo Francos, cierta premura para formalizar el traspaso del mantenimiento de la ruta 22 desde el sector del Tercer Puente hasta China Muerta.

“Queremos en nuestra provincia rutas en condiciones, que permitan a los neuquinos y a quienes nos visitan, transitar con seguridad para llegar a cada uno de los destinos. Además, nos va a permitir mejorar todos los accesos, desde el Norte, a la ciudad de Neuquén” destacó el gobernador.

La obra incluye 32 kilómetros de la ruta 22 que van a ser transferidos a la provincia en una primera etapa.

Queremos mejorar la accesibilidad de Neuquén”, había anticipado el gobernador semanas atrás al referirse al plan de obras que trabajará con el municipio capitalino y presentará en marzo.

En mayo del año pasado, Figueroa junto a su par rionegrino, Alberto Weretilnek había solicitado avanzar en sesión del mantenimiento y operación de las rutas nacionales 22, 151, 231 y 242, en todos los tramos que recorren dentro de cada provincia.

Las rutas 22 y 151 son prioridad estratégica para que se pueda explotar con eficiencia y sostenibilidad el potencial que tiene Vaca Muerta, así como las rutas 231 y 242 lo son también para mejorar el tránsito entre la región y Chile.


Abandono, desgaste y rotura son un peligro



El tendido asfáltico por donde ahora circula formalmente la Ruta Nacional 22 fue construido por el gobernador Jorge Sobisch, pero no se inauguró hasta cinco años después, en la gestión de Jorge Sapag. La gestión de Omar Gutiérrez consiguió que se hicieran los terraplenes del tercer puente que estaba en el medio del río Neuquén durante 18 años sin usar.

Hay sectores como el ubicado al norte de Plottier donde el descalce de la banquina es demasiado profundo lo que implica un peligro potencial en caso de tener que usarla para emergencias. (Oscar Livera)

Es decir, el proyecto comenzó con el pie izquierdo y después de 8 años que quedó a cargo de Vialidad Nacional, el trayecto presenta una serie de deformaciones y fallas que afectan la seguridad.

1: El tramo que empalma el pavimento de cemento y de asfalto en jurisdicción cipoleña tiene ondulaciones de hasta 25 centímetros. Justo en el sitio hay una gigantografía de Patricia Bullrich y Francisco Sánchez. Propagando política antigua de Neuquén en Río Negro. La transición de unos 5 metros tiene, además, la banquina 15 centímetros de profundidad.


2: El Tercer Puente no presenta mayor problema en el pavimento, aunque las orillas tienen kilos y kilos de tierra con basura acumulada que al humedecerse con la escasa lluvia adquiere consistencia.

Desde y hacia el fin y el principio, el Cañadón de las Cabras nació con la falla: le falta un rulo (Oscar Livera)

3: La rotonda del Cañadón de las Cabras tiene fallas de origen, falta un rulo para hacerla perfecta y, entonces, los que ingresan a Neuquén tienen que cruzar la ruta de doble mano, sin semáforo y doblar en U. Lo peor es que no cuenta con iluminación continua de noche y la señalización horizontal es un triste recuerdo.

4: Entre rotonda y rotonda en la Autovía Norte no hay iluminación y la cartelería, que en su momento fue una envidia porque era igual que la de las autopistas de Buenos Aires, dejó lugar a mensajes más o menos visibles.

Esa cartelería la voló el viento que en la zona donde está la autovía adquiere velocidad. Las banquinas piden a gritos que las mantengan porque los cardos rusos crecen sin control, por un lado, y por el otro la deformación por el tránsito de emergencia, se torna peligrosa.

El descalce entre la banquina y la cinta asfáltica es irregular y muy profundo (Oscar Livera)

En este sector aún se observa la señalización horizontal que marca los límites a los costados por lo que los que si se debe “bajar” a la banquina hay que buscar un lugar donde la altura sea la menor.

5: En la rotonda que une la Ruta Provincial 67 con la Ruta Nacional 22 rige la ley del más fuerte. Vehículos de doble tracción o camiones con carga deben esperar a que se despeje la rotonda para subir, aunque no todos los choferes tienen paciencia. Optan por tomar la colectora de ripio y retoman la 22 unos 200 metros más adelante y burlan la espera de la rotonda. La nube de polvo se encarga de obstaculizar la visión de quienes circulan para uno u otro sentido. Por esta razón, las banquinas están mucho más profundas que la cinta asfáltica.

6: La rotonda de Capex al final de la doble circulación, no solo que es demasiado cerrada para poner fin a velocidades mayores a 110 que se permite el trazado, sino que es el inicio de un tramo con una sola mano, de ida y de vuelta, hasta el derivador de China Muerta.

El acceso desde la Ruta Provincial 67 es la ley del más fuerte y los impacientes usan la banquina. Peligro para ocasionales peatones (Oscar Livera)

El frenado de los vehículos onduló la cinta asfáltica y los yuyos están a centímetros, en las banquinas, sin mantenimiento y repletas de basura. Las divisiones entre los dobles carriles que hay cuando se baja hacia el trazado de la vieja Ruta 22, es un gran respeto a la flora patagónica porque se observan hasta coirones de más de un año. Lo bueno, hay que hacerlo notar, es que tiene iluminación durante horas nocturnas, para facilitar la circulación hacia cuatro direcciones. Lo malo es que el semáforo inteligente tiene las X borradas en el asfalto.

7: A cinco kilómetros de la rotonda de Capex hay un cartel que indica que el asfalto tiene deformación. La calle de ripio de acceso favorece la falla y se requiere una reducción a la mitad de la velocidad.


Banquinas descalzadas en más de 20 o 30 centímetros; yuyos crecidos que dificultan medir los sitios de espera; escasa cartelería; y accesos desde el sur y el norte, que son la ley del más fuerte.

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