Robos organizados en Neuquén: «El chico no es una víctima, estaba robando»

Polémico cruce entre la hija de la dueña del quiosco asaltado y el padre del adolescente de 15 años que podría quedar paralítico de por vida por un balazo en la espalda.

«Ojo que acá las víctimas somos nosotros (…) nosotros no somos mala gente (…) Parece que el nene es una víctima, no es una víctima. Ese chico estaba robando».

«Haya sido como haya sido la cosa, no tiene derecho a partirle la columna vertebral a nadie, menos a una criatura de 15 años. Le arruinó la vida a mi hijo (…) Ojalá Dios me lo deje unos días, un tiempo más (…) Es algo incomprensible lo que hizo este hombre».

La primera que habla es Vanesa, hija de la dueña del quiosco 24 horas de Avenida del Trabajador y Cayastá, en Neuquén. Allí estaba robando Uriel, de 15 años, cuando recibió un disparo en la espalda que lo dejó cuadripléjico, como lo cuenta el autor de la segunda frase, Javier, su papá.

No son dos caras de una moneda, ni dos versiones de una historia, ni equilibran ninguna balanza. Con distinto nivel de graduación, son la misma cara de la moneda, víctimas extremas de un mismo sistema.

Como informó diario RÍO NEGRO, el pasado domingo 20 a la noche, en el contexto de una serie de robos organizados en algunos comercios de Neuquén -14 según la contabilidad policial, en una ciudad que tiene miles- uno de los asaltos se produjo en el quiosco de Cayastá y Avenida del Trabajador.

Un disparo por la espalda


Uriel, de 15 años, sin antecedentes de conflictos con la ley penal juvenil según fuentes oficiales, se sumó al robo y recibió un disparo por la espalda que le salió por el pecho. Le destruyó la séptima vértebra, contó el padre, y es muy probable que no vuelva a caminar. Por hoy, sólo mueve la cabeza, está con respirador y su vida corre peligro.

Una testigo declaró que vio cuando le disparaban desde el techo o desde una casa en altura, y describió al presunto autor. La fiscal de Actuación Genérica, Valeria Panozzo, espera el informe médico y el criminalístico para definir si le formula cargos al sospechoso, y de qué delito lo acusa. El más grave puede ser tentativa de homicidio agravado por el uso de armas.

La versión de la comerciante


Vanesa, hija de la dueña del quiosco, habló con la radio AM Cumbre. Dijo que ni ella ni su madre estaban en el lugar, y que se enteraron después de que había un herido de bala.

Sobre los elementos robados, aseguró que «no tocaron una galleta, no tocaron nada que vos digas: ‘tienen hambre’. No son cosas de primera necesidad».

Denunció que «ahora estamos sufriendo una persecución constante, que nos van a prender fuego los locales, que van a reventar la casa».

Vanesa dijo que no conocía a la familia, pero mencionó comentarios de los vecinos que se sintetizan en una expresión: «personas de mala vida».

Puso al descubierto lo que parece ser una grave ausencia de prevención policial, que roza la zona liberada. Aseguró por ejemplo que en el sector hay un grupo de adolescentes y «estamos podridos que les roben las bicis a nuestros hijos, que roben los celulares a los nenes que pasan a las escuelas, les arrebatan las mochilas a los ancianos, las mujeres embarazadas. No les interesa nada porque son jovencitos y se creen impunes».

¿Baleados entre ellos?


Aventuró que «al tener un grupito de chicos que están todo el día haciendo maldades, también tienen bronca con otros grupos, o sea, yo no sé si el tiro fue entre ellos».

Sobre las declaraciones del padre de la víctima, respondió que «dan la versión que quieren. Que investiguen todo lo que se tenga que investigar porque nosotros no tenemos nada que ver. Ahora estamos amenazados, viviendo un calvario, que nos van a prender fuego, cerrando la fuente de ingreso que tiene mi mamá».

«Ojo, acá las víctimas somos nosotros. El chico está así porque ha estado en malos pasos lamentablemente«, agregó.

«Podría haber disparado al aire»


En tanto Javier, el papá del adolescente, opinó que «esta persona, en vez de apuntarle y lastimarlo, podría haber disparado al aire, no hubiese sido tan alevoso lo que hizo».

«Yo no quiero que se vaya. Doy gracias al barrio que me está apoyando con una oración, le estoy pidiendo a Dios que me lo deje unos años más», dijo conmovido a Canal 7.

Javier opinó que «tiene que actuar la policía, el juzgado. Haya sido o no haya sido como la cuenta él, no tiene derecho a partirle la columna vertebral a nadie, y menos a una criatura de 15 años».

¿Quién denunció?


El caso recién trascendió cuando el hombre presentó la denuncia el martes, 48 horas después del hecho. «No hablo mal de la policía, nada, viste, pero yo creo que judicialmente el hospital cuando cae un herido de bala tiene que reaccionar ¿no?», se preguntó.

Según pudo averiguar este medio, tampoco hubo intervención de la defensoría de los Derechos del Niño, Niña y el Adolescente, ni de la Defensoría Penal del Niño, Niña y el Adolescente. «No se solicitó desde el hospital», informó el Ministerio Público de la Defensa.


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