Qué dijo el papa Francisco de los detenidos en las cárceles de Neuquén: «¿Por qué ellos y no yo?»

El defensor penal José María Maitini le escribió una carta contándole sobre la superpoblación y las malas condiciones en las comisarías neuquinas. Francisco le respondió en un texto de puño y letra, donde expresó su preocupación sobre realidad que afecta a toda Latinoamérica.

El papa Francisco compartió su preocupación de las condiciones de detenidos en las comisarías neuquinas, así como de las cárceles en general, al responder una carta que le enviara un defensor oficial de la circunscripción contándole su preocupación sobre el tema.

Facsímil de la carta que rebió Maitini de Bergoglio

José María Maitini es defensor oficial penal, en la circunscripción de la Ciudad de Neuquén y trabaja en la órbita del defensor general en jefe, Raúl Caferra. Tiene un vínculo familiar con Jorge Bergoglio, a través de su abuela, que es prima en segundo grado del papa. «Somos parientes lejanos, tengo conocimiento de él por familiares, pero nunca lo he visto ni tratado personalmente con él», aclara Maitini. «Alguna vez cuando era sacerdote en Buenos Aires envió una carta de recomendación para que pudiéramos asistir a un colegio religioso, pero nunca hablé con él», destacó.

«Hace unos días atrás, le envié una carta a él para contarle acerca de la tarea que me toca como defensor penal y de la situación del hacinamiento actual en las comisarías de Neuquén, de la que poco se habla y mucho molesta. Fue una especie de catarsis que realicé para/con él, pero no esperaba tener una respuesta del papa, sinceramente» señala el defensor. Para su sorpresa, al día siguiente, el 3 de febrero pasado, recibió una misiva de puño y letra del propio Francisco. «Una nota muy extensa, de mucha reflexión acerca de la superpoblación carcelaria, de lo que siente él con las personas vulnerables, de la prisión preventiva y de -como dice él- la lucha dialéctica entre misericordia y justicia» comentó el defensor neuquino. Y aunque aclaró que «la carta está dirigida a mí, pero es claro que trasciende lo personal. La considero una honda reflexión sobre la situación de las personas encerradas en comisarías» señaló el letrado.

El defensor penal José María Maitini, quien recibió la carta del papa.

Maitini viene alertando hace tiempo, incluso desde este diario, sobre la malas condiciones que afrontan quienes están detenidos en las comisarías neuquinas.

Comisarías y cárceles superpobladas


Según los datos actualizados de la justicia neuquina al 14 de marzo pasado, hay 113 personas con prisión preventiva y 13 condenados detenidos en comisarías. Y 537 personas condenadas en unidades de detención.

La superpoblación global es del 111%, estimada para la primera quincena de este mes.

Las condiciones edilicias en comisarías son precarias: Maitini explicó que aunque los estándares internacionales establecen un mínimo de 6 metros cuadrados para que una persona tenga cierta intimidad, a menudo hay dos o tres detenidos compartiendo una celda de menos de 8 metros cuadrados. Además en varias faltan vidrios en las ventanas, no cuentan con baños ni luz eléctrica e ingresa una mínima cantidad de luz por día. En estos días de calor agobiante, muchas no cuentan con sistemas de ventilación adecuados. El hacinamiento y las malas condiciones potencian situaciones conflictivas, que pueden llegar a hechos de violencia.

En la práctica ya todos son condenados a prisión, se los trata como tales, dejando de lado ese principio básico de la garantía judicial: la presunción de inocencia».

Papa Francisco sobre la situación de los detenidos.

A esta cruda realidad se suma a que en diciembre pasado por una orden de la jueza de ejecución penal Raquel Gass se dejó de recibir a nuevos presos en todos los penales provinciales, tras denuncias del Ministerio Público de la Defensa sobre las condiciones de insalubridad y hacinamiento que existía también en estos establecimientos. Así ahora en muchas comisarías se encuentran mezclados condenados, detenidos con prisión preventiva sin condena e incluso simples infractores.

La fuga de dos detenidos de una comisaría en Neuquén expone el desborde en las cárceles.

«En las comisarías sólo debieran estar infractores, no tendrían que ir personas procesadas. Tendría que existir un pabellón específico para no condenados dentro de las unidades de detención para procesados, pero en la práctica esto no sucede y terminan todos juntos en las comisarías», advierte Maitini.

El texto de la carta de Francisco:


El texto enviado por Bergoglio señala: «Querido hermano,  Gracias por tu carta de ayer. El trabajo que tenés, es más que un trabajo, es un servicio; y servir es quizá la vocación más alta de una persona. Del “sirvo” para vivir al vivo para servir hay un abismo, el abismo que hay entre la servidumbre y la vocación de servicio. Te deseo lo mejor en tu trabajo… Pero ‘servir’ es más que un trabajo, es una vocación» comienza la misiva.

«Sos ‘defensor penal público’, y esto me hace pensar en tanta gente, culpable o inocente, que no puede pagar un defensor. Tu vocación se desarrolla entre los pobres. Y, entre estos pobres, pienso en tantos detenidos, en aquellos que no pueden pagar un abogado. Delincuentes o inocentes. Y esto me lleva a pensar en la superpoblación de las cárceles que ordinariamente se da en América Latina. Y, a veces, la superpoblación hace que tanta gente quede detenida en las comisarías o en puntos provisorios de vigilancia. Y, en algunos lugares, por lentitud de las personas o por otras razones, quedan allí, hacinados, por mucho tiempo. A esta gente te toca defender. Usé la palabra ‘hacinados’, y no es una exageración. En esta situación la dignidad se defiende día a día y las personas se sienten tratadas como ‘cosa’. Algunos, después del juicio, serán condenados, otros —en cambio— serán declarados inocentes. Y, a estos últimos, ¿quién les ‘paga’ lo sufrido injustamente? En la práctica ya todos son condenados a prisión, se los trata como tales, dejando de lado ese principio básico de la garantía judicial: la presunción de inocencia. En algunos sitios se podría hablar de depredación de la justicia», señala la carta.

Cuando entro a una cárcel lo primero que me pregunto es: ‘¿por qué ellos y no yo?’. Esto me ‘sitúa´ en la verdad: si yo hubiera vivido en condiciones muy limitadas como algunos de ellos, seguramente estaría adentro.

Papa Francisco

En uno de los párrafos, el Papa destaca que de su experiencia en visitar las cárceles (de hecho una de las tradiciones que se ha autoimpuesto es el «lavado de pies» en Semana Santa a prisioneros en las cárceles italianas), el rol de las mujeres que han estado a cargo de penales, que a su juicio han humanizado el trato a los detenidos de mejor manera.

«Cuando visito una ciudad quiero siempre encontrarme con los detenidos en las cárceles. Y, entre las que visité (que son muchas) puedo afirmar que las que funcionan mejor son las dirigidas por mujeres. Ellas tienen un “plus”. Saben manejar mejor los conflictos. ¡Tengo hasta anécdotas al respecto! Y te confieso otra cosa: cuando entro a una cárcel lo primero que me pregunto es: ‘¿por qué ellos y no yo?’. Esto me ‘sitúa´ en la verdad: si yo hubiera vivido en condiciones muy limitadas como algunos de ellos, seguramente estaría adentro. Si bien no es un ‘principio general’ es una realidad que me ayuda.

Agrega Francisco que «lo que escribí hasta aquí (acabo de releerlo) me salió de adentro. Es un poco desordenado pero me salió pensando en tu vocación y misión de ‘defensor penal público’. Podrás hacer mucho bien allí, entrando en ese ‘juego dialéctico’ de misericordia y justicia. Y te recuerdo el pasaje del Evangelio Según San Mateo 25:31-45. Allí está todo» .

La misiva concluye con una referencia a la relación familiar: «Te dejo. Me llegó la foto de tu abuela en sus 80 años. Me gustó ver allí a toda la tribu… y me hizo regresar en el tiempo a tu bisabuela Elisa, mi abuela Rosa, la empresa de Paraná… etc. Gracias. Rezo por vos, por favor hacelo por mí. Que Dios te bendiga y la Virgen Santa te cuide» concluye la misiva, escrita a mano y de puño y letra, ya que, como señala el propio Francisco, no se le da mucho el escribir por mail.

Maitini destacó del texto que le envió el papa el sentido de considerar a la población carcelaria dentro de la población vulnerable «más allá de que sean inocentes o culpables, son personas vulnerables. Porque no se los priva sólo de la libertad, sino de muchísimos otros derechos: no poder ir al baño cuando uno quiere, por no poder limpiarse las manos o bañarse cuando es necesario, no poder incluso respirar aire fresco o no tener luz solar en la cara», explica Maitini. «Como dice el papa en la carta, me sorprendió este juego dialéctico entre la misericordia y la la dignidad ¿no? Porque del otro lado también está la víctima de quien comete un delito y también se tienen que respetar sus derechos, que pueda saber la verdad y tenga un tenga un juicio justo por la sufrido», agrega el defensor penal.

Aquí el texto original enviado por el papa:


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