El proyecto rionegrino de hidrógeno verde, en letargo hasta nuevo aviso

El ambicioso plan para desarrollar en la provincia un polo productor y exportador de la energía alternativa quedó postergado, pero aseguran que el acuerdo con la empresa Fortescue se mantiene en pie y todavía tiene "potencial".

Cuando se sucedían los anuncios y presentaciones del proyecto de Hidrógeno Verde a desarrollar en Río Negro y se firmaron los acuerdos para ese fin con la empresa Fortescue Future industries no faltaron referencias al inicio de una “nueva era” en materia de energías renovables e innovación tecnológica. Pero pasados casi cuatro años, los planes entraron en hibernación, sin plazo y sin cambios importantes a la vista.

El impulso inicial fue una de las banderas de la exgobernadora Arabela Carrerras, quien presentó las bondades de la nueva opción energética frente a la amenaza del cambio climático y los beneficios que generaría para la provincia una inversión externa estimada en 8.400 millones de dólares.

La firma interesada, de origen australiano, llegó a instalar torres de medición de vientos, para emplazar parques eólicos (el más avanzado, en cerro Policía) y tenía previsto desplegar una planta de producción de hidrógeno en Punta Colorada, con aprovechamiento de agua de mar.

Hoy ese vértigo ya no es tal y las llamadas “energías limpias” parecen haber quedado a un lado. En su lugar Río Negro decidió apostar a la exportación de petróleo y de gas licuado, con mercado asegurado e inversiones que ya están en marcha.

El gobernador Alberto Weretilneck dijo en una reciente visita a Bariloche que en estos pocos años hubo un cambio drástico en los intereses y prioridades y que la alianza con Fortescue quedó entre paréntesis.

“El mundo decidió que la transición energética sea a un costo más barato -afirmó-. El hidrógeno verde está ahí, es una opción, pero a nivel mundial está demorado. Los principales países, Estados Unidos en especial, le han quitado prioridad”.

Consideró que el desarrollo para la producción de hidrógeno con las técnicas impulsadas por Fortescue tiene “un horizonte a 50 ó 70 años” y estará atado a una declinación de los hidrocarburos, que no aparece todavía como una amenaza cercana.

Otra escena, otros planes

Un informe brindado a este medio desde la secretaría de Energía de la provincia aseguró que existe en su propio equipo técnico un debate interno “permanente” sobre las posibilidades que ofrece el hidrógeno verde como proyecto de “valor agregado local y nacional”.

Hasta hace un par de años Fortescue insistía en la necesidad de una ley marco nacional para acelerar las inversiones. Esa ansiedad claramente quedó a un lado. Desde Energía admitieron que “sin reglas de juego claras y un blindaje legal del tipo que proponía ese proyecto son complicadas las inversiones”.

Carreras dijo esta semana ante una consulta específica que esa ley ya no es indispensable y que el mismo rol lo cumple hoy el Régimen de Incentivo de Nuevas Inversiones (RIGI) aprobado el año pasado por impulso del gobierno de Javier Milei.

Reconoció sin embargo que el proyecto de hidrógeno verde entró en una fase de retroceso y “de hecho las tierras que tenía asignadas en Punta Colorada fueron reasignadas al puerto petrolero”.

Sin mayores precisiones, la secretaría de Energía comunicó que el contrato con Fortescue sigue “en plena ejecución” respecto el parque eólico de Cerro Policía. El paso más reciente fue un relevamiento de pobladores y la obtención de permisos tramitados por la empresa Eólica Rionegrina (ERSA).

A partir de 2021 comenzaron los contactos de la provincia con la empresa australiana Fortescue, para desarrollar el proyecto. (archivo)

Weretilneck dijo que no hay incumplimientos con Fortescue, que la empresa “avanza en aspectos vinculados”, y que la energía del parque eólico, si no es para hidrógeno verde, “se va a vende al sistema nacional”.

Un reseteo obligado por la guerra

La secretaria de Energía de la provincia, Andrea Confini, explicó que la postergación que registra el plan de hidrógeno de verde “tiene que ver con cómo se reconfigura el mundo”.

Observó que el mapa mundial de demanda y producción de energía estuvo influido, por ejemplo con la guerra entre Rusia y Ucrania, que llevó a muchos países a buscar resguardo en mercados y proveedores seguros, en perjuicio de las apuestas de mayor riesgo.

Confini mencionó que otro factor son los vaivenes políticos en torno a la energía nuclear, que es desde hace décadas una alternativa viable y económica a los hidrocarburos, pero condicionada por “una presión grande de los ambientalistas, que claramente empezó a ceder”.

Según la funcionaria, el “esquema transicional” hacia energía renovables y limpias tiene hoy otros tiempos y hay nuevos datos que empezaron a ser tenidos en cuenta, como los grandes molinos eólicos y los paneles solares cuando caen en desuso y que son “residuos difíciles de manejar”, no tanto por su impacto contaminante sino por el volumen.

Al igual que hace tres años, desde que viajó a Europa para exponer sobre hidrógeno verde y brindó numerosas charlas y entrevistas sobre el tema, Arabela Carreras es hoy la principal promotora de una alternativa energética y económica que nunca entusiasmó a su sucesor Weretilneck.

La producción de hidrógeno verde tendría fuerte impacto en la demanda laboral. (archivo)

La exgobernadora dijo que el proyecto “está vigente”, y descargó críticas sobre la actual administración. “Lo que no está sostenido es el vínculo con la empresa, no se lo ha cuidado”, afirmó. Dijo que Río Negro se había adelantado en el tema, había establecido contactos con la Unión Europea, pero ahora perdió terreno con Chubut, que muestra mayor interés en avanzar con el hidrógeno verde.

Para Carreras, lo ocurrido en Río Negro se relaciona con “el cortoplacismo de la política”. Dijo que el hidrógeno verde es un plan “de mediano plazo” y las condiciones de la provincia siguen siendo “inmejorables”, por la calidad de los vientos, la abundancia de agua disponible y sus ventajas territoriales. “Fuimos los primeros en el país en tener un plan estatégico, que fue tomado como base por otros”, aseguró.

Según la exgobernadora, el hidrógeno verde “no es un proyecto que se excluye con el petróleo y el gas”. Y a diferencia de estos últimos sería un desarrollo “productivo, con valor agregado y con mayor generación de mano de obra”.

A su entender, quedó relegado porque “algunos lo consideraron muy caro”, y recordó que los beneficios del “shale” de Vaca Muerta no fueron inmediatos y llevó “más de una década desarrollarlo. Sugirió que con el hidrógeno verde habría que tener la misma paciencia y el mismo criterio de planificación extendida. “Vaca Muerta también era muy caro en su momento”, comparó. “El concepto de urgencia no es el concepto correcto”, sostuvo Carreras.

Dijo que el trabajo con YPF para sacar el petróleo desde Sierra Grande comenzó en su gobierno y fue “muy trabajado” desde entonces. Mientras que el hidrógeno verde no recibió el mismo tratamiento, pero debería tener un impulso “paralelo”.


La cuestión del empleo, una clave poco abordada


Cuando se destacan las bondades de los megaproyectos de inversión como la exportación de GNL, el puerto de salida para el petróleo de Vaca Muerta y también el hidrógeno verde se barajan en primer término los miles de millones de dólares en juego y recién después los efectos que tendría sobre el empleo.

Para la exgobernadora Carreras se trata de una cuestión central y dijo que la producción de hidrógeno es “mano de obra intensiva, no es un proyecto extractivo”. Recordó que la propuesta de Fortescue, una vez en marcha, estaría en situación de garantizar “15.000 empleos, entre directos e indirectos”.

Destacó también que aprovecharía “capacidad instalada en lo científico y tecnológico”, con especialistas muy destacados en tecnología del hidrógeno que trabajan desde hace años en Bariloche.

Se mostró preocupada porque la provincia “no está generando las capacidades técnicas” para el proyecto de hidrógeno verde, como estuvo planificado en su momento, con una diplomatura en la materia ofrecida en conjunto entre el Estado rionegrino y la UNRN. e

Propuso recuperar ese programa de formación. “Había un posgrado en tecnologías del hidrógeno, y una maestría en segunda etapa. Esa iniciativa se discontinuó -dijo Carreras- y ahora la ejecutan en Uruguay, bajo el mismo formato”.

Entre otras previsiones, dijo que los megadesarrollos de ese tipo generan consecuencias secundarias como la sobrevaloración de la tierra, con los consecuentes problemas habitacionales, que también necesitan atención desde el Estado. Explicó que su programa de “suelo urbano” nació con ese fin.


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