Por un día, los chicos se convirtieron en científicos en Bariloche

Investigadores y becarios del Inibioma interactuaron con chicos de escuelas primarias. Las actividades con talleres, stands interactivos y charlas.

Decenas de alumnos de escuelas primarias circularon por los diversos stands distribuidos en el Salón Cultural de Usos Múltiples, mientras investigadores y becarios del Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente (Inibioma) mezclaban explicaciones, con exhibiciones y respondían infinidad de preguntas.

En una de las mesas, un grupo de chicos intentaba descubrir a la abeja reina en una colmena viva; en el stand próximo, otros alumnos colocaban dinosaurios de plástico sobre círculos de plastilina para después observar sus huellas y más allá, otros medían la velocidad de las lagartijas en un lagartódromo.

También se exhibían los sensores para media la temperatura en lagos y arroyos, la luz y la humedad del suelo “para saber si un verano fue demasiado seco o no”.

La tercera muestra interactiva de ciencias y las charlas de divulgación científica que se extienden una semana, este año tienen como lema “El problema de la contaminación por plástico”. “Es un tema de agenda que preocupa a nivel mundial”, coincidieron los integrantes del Inibioma.

“Miren esta foto del 2009: se ve un vaso y dos cubiertos de plástico. En esta foto, diez años después, los mismos utensillos están exactamente iguales. El plástico tarde cientos de años en desintegrarse”, comentó una investigadora a un grupo reducido que observaba con atención desde el piso.

La propuesta en base a temas de ecología, zoología, botánica, etnobiología, genética y paleontología atrajo a chicos y grandes.

“Por las huellas se pueden reconocer los diferentes tipos de dinosaurios, calcular el tamaño”, comentó el paleontólogo Ari Iglesias, al tiempo que su compañera les explicaba a los chicos cómo se hacen los moldes artificiales para replicar las huellas y que se puedan ver en diferentes lugares del mundo.

En otro rincón del salón, una botánica le preguntaba a los chicos: “¿nos podemos comer cualquier planta? Exacto, no. ¿Por qué no? Porque tienen toxinas que nos pueden hacer mal”.

En ese stand, los chicos aprendían a reconocer las plantas nativas y exóticas y, a determinar árboles y arbustos. En algún momento de la explicación, las investigadoras les acercaban tarjetas con fotos para llegar al nombre de la planta con ayuda de una guía. Con una lupa, observaban plantas con y sin semillas.

Priscilla Edwards, de la escuela 324 de Villa los Coihues, fue una de las docentes que acompañó a un grupo de chicos en la muestra. “Nos sumamos porque tenemos un proyecto de investigación científica desde principios de año. La feria está muy bien adaptada al público infantil”, planteó la maestra.


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