Por qué hay una nueva ola de violencia entre Israel y los palestinos: 5 claves del conflicto

La escalada tiene varios frentes: lanzamiento de misiles de Hamas a poblados israelíes, bombardeos israelíes en Gaza, disturbios en ciudades judeo-árabes en Israel y en Cisjordania. La disputa por Jerusalén y las internas políticas potencian a los "halcones" de ambos bandos.

La peor escalada militar entre el Estado de Israel y el grupo extremista palestino Hamas desde 2014 se ha intensificado en los últimos días con un saldo de más de 70 muertos, ciento de heridos y generado fuerte preocupación en la comunidad internacional en que derive en una guerra de mayor magnitud en esta volátil zona del planeta.

Hay varios factores que distintos analistas señalan como los que se combinan para generar esta situación explosiva: un tiempo de fervor religioso, medidas unilaterales de Israel que fueron tomadas como provocaciones por los palestinos, tensiones históricas por el destino de la ciudad de Jerusalén que se mantienen latentes desde hace años por el estancamiento del proceso de paz, disputas políticas internas tanto en el gobierno israelí como en el liderazgo palestino que han fortalecido a los “halcones” de ambos bandos y un nuevo contexto internacional luego de la asunción del demócrata Joe Biden en Estados Unidos.

1.- El Ramadán y las medidas de Israel

Las primeras señales de tensión entre palestinos e israelíes comenzaron en abril, con el inicio del Ramadán, un mes muy importante para los musulmanes de todo el mundo que incluye fases de ayuno, oración, reflexión y comunidad. En Jerusalén, una ciudad considerada sagrada por tres religiones importantes (musulmanes, judíos y cristianos), hubo enfrentamientos al comienzo del Ramadán cuando la policía israelí (con argumentos sanitarios por el covid-19) impidió a fieles palestinos reunirse tras la oración en la denominada Puerta de Damasco.

Las escaramuzas callejeras fueron subiendo de intensidad luego que un grupo de ultraderecha israelí insistiera en desfilar por las calles céntricas y agrediera a ciudadanos árabes. La policía israelí denunció que varios videos que circulaban por la red social Tik Tok incitaban a jóvenes palestinos a hacer lo mismo con ciudadanos judíos.

Una joven palestina enfrenta a las fuerzas israelíes en la zona de la Puerta de Damasco, en Jerusalén. (AP Photo/Mahmoud Illean)

2.- Se agrava la disputa por Jerusalén

En este clima de tensión, las protestas de multiplicaron luego de que se conociera una orden de desalojo de un tribunal inferior israelí contra ciudadanos palestinos del Este de Jerusalén que ocupan actualmente viviendas reclamadas por familias judías.
Jerusalén es uno de los puntos centrales del conflicto entre israelíes y palestinos, desde hace décadas. La ciudad alberga en su sector oriental algunos de los sitios sagrados más importantes del mundo: la cúpula de la Roca y la mezquita de Al Aqsa de los musulmanes, el Monte del Templo y el Muro de los Lamentos de los judíos y el Santo Sepulcro para las religiones cristianas. Es considerada la ciudad más sagrada para los judíos (capital histórica de los reinos de Israel en el pasado), para los cristianos (donde creen actuó, fue crucificado y resucitó Jesús de Nazaret) y la tercera ciudad más sagrada para el Islam después de la Meca y Medina (porque creen que el profeta Mahoma viajó allí desde la Meca durante un viaje nocturno y que la Cúpula de la Roca contiene la roca desde la cual Mahoma ascendió a los cielos).


Cuando en 1947 la Asamblea General de la ONU aprobó la resolución 181 para la partición de Palestina en un Estado judío y otro árabe, se propuso considerar a Jerusalén como una «entidad aparte», una ciudad internacional que sería administrada durante diez años por la ONU antes de realizar un referendo para definir su destino. Pero en 1948, tras la creación del estado de Israel, estalló la primera guerra árabe-israelí y Jordania tomó control del Este de la Ciudad e Israel del sector occidental. En 1967, en la Guerra de los Seis Días, Israel tomó el control total de Jerusalén.


Israel la ha declarado su capital “indivisible” pero no ha logrado el reconocimiento internacional para esta decisión, salvo EE.UU.. Los palestinos desean que Jerusalén Oriental sea la capital del su futuro Estado palestino independiente, pero mientras el proceso de paz está estancado hace décadas los territorios ocupados por Israel sufren una ola de colonizaciones de asentamientos israelíes.


El lunes pasado, un grupo de nacionalistas israelíes realizó la “Marcha de la bandera” llevando la insignia nacional por las calles de la ciudad para festejar la anexión en 1967, incluyendo en el recorrido a los barrios árabes, lo que fue considerado una provocación por los palestinos y generó enfrentamientos.

3.- Los desalojos

Actualmente hay una fuerte disputa por las viviendas en el sector este de la ciudad, porque la justicia israelí comenzó un proceso de desalojo de ciudadanos palestinos, argumentando que las viviendas pertenecían a ciudadanos judíos expulsados de la zona en la guerra de 1948, durante la invasión jordana. Allí se asentaron a su vez familias árabes que a su vez habían sido expulsadas de territorios controlados por Israel, de modo que Jordania les entregó la ocupación de las casas. Luego de que Israel tomara el control de la ciudad en 1967, propietarios judíos originales reclamaron las casas y la justicia les reclamó pagar un alquiler. Los propietarios árabes argumentaron que las propiedades les fueron otorgadas legalmente por Jordania, y se negaron. Ahora un tribunal inferior ordenó su desalojo y el asunto está en la Corte Suprema israelí, que pospuso su fallo por la violencia.


El temor de los palestinos es que detrás de este “problema inmobiliario entre privados”, como lo define Israel esté el avance de los colonos judíos en el Este de la ciudad, que ya tienen asentamientos con más de 200.000 personas, mientras que por diversas medidas legales ha reducido a los barrios palestinos, que ahora están hacinados en pequeños sectores. Al no conseguir permisos de construcción israelíes, lo hacen ilegalmente, y periódicamente Israel las demuele. Los israelíes nacidos en Jerusalén son ciudadanos de pleno derecho, mientras que los palestinos sólo pueden elegir alcalde (no autoridades nacionales) y quienes se alejen de la ciudad por periodos prolongados pierden su carácter de “residentes permanentes”. Los palestinos denuncian un plan israelí para desalojarlos y asentar a colonos ultranacionalistas en su lugar.

Policías israelíes detienen a un manifestante palestino durante las protestas en Jerusalén. (AP Photo/Mahmoud Illean)

La protesta por esta situación fue la que generó los disturbios en la mezquita de Al Aqsa, donde los palestinos protestaron arrojando piedras y la policía con gases y balas de goma. Más de 300 personas fueron heridas. La policía israelí dijo que en el lugar se habían atrincherado jóvenes con piedras y bombas molotov, pero al dispersarlos arrojó bombas lacrimógenas y proyectiles de estruendo al interior del recinto sagrado, inflamando el sentimiento de provocación.


La violencia se propagó el martes a ciudades como Haifa en Israel y Ramallah, en Cisjordania con relatos de agresiones, disturbios y decenas de heridos y detenidos. En varias ciudades mixtas arabe-israelíes como en Lod (40% de población árabe) manifestantes con banderas palestinas quemaron coches y propiedades, atacaron a automovilistas y se enfrentaron a la policía. La televisión mostró a una turba de ultraderechistas israelíes intentando linchar a una persona con apariencia árabe.

4.- Las internas políticas y el oportunismo de los “halcones”

La explosiva situación se produce en momentos en que hay tensiones internas tanto entre los gobiernos palestinos como en el israelí.


Para el Hamas, grupo extremista islámico palestino que gobierna Gaza y plantea la destrucción de Israel, los episodios de violencia callejera fueron su oportunidad de mostrarse como el sector más activo en la protección de los palestinos frente a la debilitada Autoridad Nacional Palestina (ANP), que gobierna Cisjordania y es partidaria de reconocer al Estado israelí junto al Estado palestino.

El proceso de paz sufre por más de dos décadas de estancamiento y eso ha perjudicado a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), la facción negociadora, en beneficio de los grupos de línea dura, que además cuentan con apoyo de Irán para proporcionarles no sólo armas sino fondos para asistencia social.

Este año debería haber elecciones en los gobiernos palestinos de Gaza y Cisjordania, territorio palestino ocupado militarmente por Israel, pero el presidente de la ANP y líder de la OLP, Mahmud Abbas, las postergó indefinidamente por la pandemia, lo que potenció el enojo de Hamas, que ahora busca tomar el centro del escenario político con acciones como la actual.

Una niña israelí es reconfortada luego de un ataque con cohetes de Hamas en Yehod, centro de Israel. (AP Photo/Heidi Levine)

Con su poderoso arsenal, financiado y abastecido por Irán, Hamas primero primero amenazó a Israel con una escalada militar si sus fuerzas no se retiraban el lunes por la noche de la Explanada de las Mezquitas y luego inició una oleada de ataques que hasta el momento lleva más de 1.500 cohetes lanzados hacia Israel, 200 de ellos hacia Tel Aviv, donde se asientan la mayoría de las embajadas. El gobierno activó el denominado “escudo de hierro”, un sistema antimisiles que asegura logró interceptar a 850 de los 1.500 cohetes y morteros disparados. Pese a todo, al menos 7 personas, entre ellos un niño de 6 años, murieron en las explosiones de los cohetes palestinos y decenas resultaron heridas, según la policía y los servicios de socorro. El ejército israelí informó de una alerta de disparos de cohetes en el norte de Israel por primera vez. Hasta ahora los objetivos se habían circunscrito al centro y sur del país.


La represalia Israelí, por su parte, ya provocó en Gaza la muerte de más de 65 personas, de las cuales 16 eran niños. Hamas también reconoció la muerte de varios comandantes, entre ellos Bassem Issa, jefe de su rama militar en la ciudad de Gaza. Varios murieron cuando la aviación destruyó dos edificios, uno de 12 pisos y otro de 9, que albergaban oficinas de Hamas, comercios y una estación de televisión.


La situación también encuentra al gobierno de Israel en una crítica situación política, ya que no logra formar un gobierno estable desde hace dos años, con cuatro elecciones realizadas. El cuestionado primer ministro Benjamin Netanyahu, del partido Likud (derecha), Netanyahu, no logró apoyo suficiente para seguir en el gobierno y esta escalada le permite desviar la atención sobre las críticas a su gestión y el juicio por corrupción en su contra. Y hasta el ataque las negociaciones para definir al nuevo gobierno incluían una coalición que incluía al partido islamista Ra’am, que ahora quedaron estancadas.

Para los partidos opositores de centro o nacionalistas, cualquier negociación debería incluir a los partidos árabe-israelíes, que en el marco actual de violencia y exacerbación de los sentimientos identitarios y nacionalistas se complican.

Rescatistas palestinos buscan heridos en la Ciudad de Gaza después de una ola de ataques de la aviación israelí. (AP Photo/Khalil Hamra)


De allí que las retóricas inflamadas de los halcones de ambos bandos dominen los últimos discursos.
«Todavía hay muchos objetivos en la mira. Esto es solo el comienzo», advirtió el ministro de Defensa, Benny Gantz, que fue jefe del ejército durante el último conflicto en Gaza en 2014, mientras el primer ministro, Benjamin Netanyahu, aseguró que Hamas «va a ser golpeado de una manera que no se espera».
En una intervención televisada, el jefe de Hamás Ismail Haniyé, se dijo «preparado» para defenderse. «Si (Israel) quiere una escalada, estamos preparados y si quiere detenerse también estamos listos», señaló desafiante.

5.-La preocupación internacional

Israel y Hamás se dirigen hacia una «guerra a gran escala» en la región, advirtió el enviado especial de la ONU para Oriente Medio, Tor Wennesland, quien pidió a las partes que pongan fin «inmediatamente» a los enfrentamientos.
Los combates más intensos desde la guerra de 2014 llevaron a Estados Unidos a anunciar el envío de un emisario a la región, Hady Amr, subsecretario de Estado adjunto a cargo de los asuntos israelíes y palestinos. El presidente Joe Biden, afirmó que Israel «tiene derecho a defenderse», pero que tras hablar con el primer ministro Benjamin Netanyahu espera que los enfrentamientos con los palestinos terminen pronto.

Protesta contra los ataques israelíes en Gaza en Islamabad, Pakistan. La escalada entre palestinos e israelíes afecta a la región (AP Anjum Naveed)


Aunque la postura de la Casa Blanca sigue el respaldo tradicional de ese país a Israel, marca distancia con el alineamiento incondicional que había tenido su antecesor Donald Trump, que llevó incluso a EE.UU. a ser el primer país del mundo en reconocer a Jerusalén como capital de Israel.


El Consejo de Seguridad de la ONU celebró este miércoles otra reunión sobre el conflicto, nuevamente sin lograr un acuerdo para una declaración debido a la oposición de Estados Unidos, principal aliado de Israel. El viernes habrá otro intento por buscar una fórmula que logre al menos una tregua. Fuentes diplomáticas afirmaron a la AFP que la ONU, con la ayuda de Catar y Egipto, inició una mediación con las partes «afectadas» para lograr una distensión. Estados Unidos busca implicar a Jordania y Egipto para buscar una desescalada de tensiones.

Pero no todos opinan lo mismo: el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan pidió en cambio a la comunidad internacional «dar una lección» a Israel, señaló la misma agencia.
(Fuentes: «La Tragedia de Jerusalén y el apartheid israelí», de Ezequiel Kopel, revista Nuso, «8 preguntas para entender por qué pelean israelíes y palestinos» en BBC mundo, informes de las agencias AP y AFP)


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