Potrero de los Funes, en San Luis

Inicio aclarando que estoy en contra de los personalismos, mesianismos y cualquier forma de feudalismo en un Estado democrático. Digo esto porque hace unos días visité la provincia de San Luis, más específicamente Potrero de los Funes. Hecha la salvedad, debo reconocer que es sencillamente una comunidad donde todo parece estar en sintonía: impecablemente pintada, con autopistas iluminadas, rutas y calles asfaltadas y lo más importante: sus habitantes son gente cálida y amable.

En un entorno donde la naturaleza privilegió el lugar, hay sierras, vegetación profusa y agua en una conjunción sumamente placentera. La limpieza de la zona es llamativa, no hay papeles ni nylons que vuelen ni basureros urbanos.

En realidad, y salvando las distancias, parece un principado de Mónaco doméstico. Hasta hay un circuito donde se corren algunas categorías de automovilismo y se realiza un Carnaval símil Río de Janeiro, el hotel internacional de 5 estrellas, casino y el lago. Yendo más a lo económico, los precios de los restaurantes son de otro planeta, teniendo en cuenta los altos valores del Alto Valle de Río Negro y Neuquén, y los alojamientos son accesibles.

Recorrí alrededores del lugar y, aunque vi alguna que otra casa frágil o inestable, no observé agrupamientos precarios tipo villa. En La Punta se observan obras de réplicas tan faraónicas como innecesarias (Cabildo, Casa de Tucumán, Pirámide de Mayo, etc.), pero ahí mismo hay también una universidad con alojamiento para estudiantes y campus que daría envidia al Primer Mundo.

Por todo ello volví a Cipolletti con una extraña mezcla de beneplácito por los días pasados y por otro lado la observación del contraste que por acción del Estado cuasi omnipotente se produjo en la provincia puntana.

Dante Marcelo Rossi

DNI 7.366.538

Dante Marcelo Rossi

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