Proyectan canalizar el río Negro y hacer 9 centrales
Es una idea del DPA para proteger el Alto Valle.
por MARTIN BELVIS martinbelvis@rionegro.com.ar
El gobierno de Miguel Saiz impulsa una gran y compleja obra de protección de la zona productiva de la margen norte del río Negro que supone la construcción de un terraplén para encajonar el curso contra la barda sur y la excavación de un canal de 130 kilómetros entre Cipolletti y Chichinales. El proyecto se completa con el montaje de nueve pequeñas centrales hidroeléctricas. La idea es quitarle al Alto Valle los niveles de vulnerabilidad que crean las fluctuaciones en los caudales erogados desde las grandes presas.
«Sistematización del río Negro superior» es el nombre de un trabajo de consultoría contratado por la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas (AIC) por cuenta del gobierno de Río Negro.Ni en la AIC ni en el Departamento Provincial de Aguas rionegrino (DPA) quisieron dar detalles sobre el proyecto.
De todos modos, «Río Negro» obtuvo información sobre las intenciones del gobierno y las soluciones recomendadas por los especialistas. La obra parece faraónica (basta recordar la longitud de las obras), pero fuentes relacionadas con la iniciativa dijeron que los costos son menores a lo imaginable para emprendimientos de tal magnitud.
Básicamente, la base de la solución que se está estudiando es la construcción de un gran terraplén a modo de defensa en la orilla norte del río, de 6 metros de alto y de 15 de ancho en su coronamiento.
Este terraplén correría desde Cipolletti hasta Chichinales –unos 130 kilómetros– de manera paralela al río. La barda es, en la orilla contraria, un verdadero muro de contención para la canalización del Negro.
A continuación de la enorme pared de la defensa se cavaría un canal que correría la misma cantidad de ki
lómetros que el terraplén, por gravedad. Según los estudios, la excavación podría tener una profundidad de entre 6 y 12 metros
Ese canal se abastecería desde el mismo río mediante obras de toma de agua y con el aporte de los desagües que colectan el drenaje de las chacras.
El caudal del canal, que irá de menor a mayor, alimentaría una serie de centrales hidráulicas (entre seis y nueve) que podrían generar en conjunto más de 700 gigavatios por hora (GWh) en doce meses, un poco menos de lo que produce Pichi Picún Leufú.
Hace años –casi los mismos que lleva de privatizadas las presas construidas por Hidronor– que los gobiernos de Neuquén y Río Negro representados en la AIC vienen reclamando que se adecuen las normas de manejo del agua establecidas en los contratos de concesión.
Sostienen que esas reglas de juego no contemplan situaciones extraordinarias, ya sea crecidas, sequías o crisis energéticas como la que hoy se vive en Argentina.
La región de producción agropecuaria del Alto Valle rionegrino y las zonas irrigadas de Neuquén precisan que esas normas se cumplan debido a que el correcto drenaje del riego depende del nivel del río.
Ya se sabe que sin drenaje, la napa se eleva y daña las raíces.
Los especialistas creen que el modelo elegido, más allá de las modificaciones que se hagan en las etapas avanzadas del proyecto, ayudará a proteger las zonas productivas de los vaivenes en las erogaciones desde las grandes presas, cada vez más acentuados por las necesidades de un sistema eléctrico con una demanda en permanente crecimiento y de un parque de generación térmico limitado por la escasez del gas.
El modelo preseleccionado plantea decenas de aspectos que, desde el punto de vista técnico y del sentido común, aparecen más bien como negativos.
De hecho, el terraplén es casi como ponerle al río Negro una pared de seis metros de alto a lo largo de 130 kilómetros. Pero en la columna de los aspectos positivos, quienes impulsan las obras anotan el hecho de que se podrá delimitar de una vez por todas la línea de ribera y que se consolidará y ampliará la zona productiva ribereña, que es la más rica del Alto Valle. (AN)
Notas asociadas: Defensas para 52.000 hectáreas
Notas asociadas: Defensas para 52.000 hectáreas
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