“¿Qué atroz pecado habremos cometido?”
¿Qué atroz pecado de alguna vida anterior, o de ésta, estaremos pagando los desgraciados usuarios neuquinos de la empresa de transportes Indalo? Me pregunto si esta tortura se mantendrá por tiempo interminable. Por lo pronto, está claro que en una sociedad regida por funcionarios que nunca andan a pie (a menos que sea para trotar en el parque y hacer sociales) y que jamás utilizan ese deplorable servicio, aquellos que no tenemos vehículo estamos absolutamente librados a nuestra suerte, tal como lo acaba de certificar la prórroga por diez años más del padecimiento al que nos han condenado. ¿Se tratará, en Neuquén, de seguir esperando que –como dijera el gran José Hernández en su obra Martín Fierro– “alguna vez llegue en esta tierra algún criollo a mandar”? Estamos perdidos, humildes compañeros cotidianos de viaje. No hay chapulín que nos salve, ya que a quienes mueven los hilos de los gobiernos aquí (tanto en la provincia como en la ciudad) jamás les ha importado un comino de nuestros padecimientos. Creo que ya no es necesario redundar en el aluvión de pruebas que atestiguan el pésimo servicio que esta gente presta. Sólo un breve paneo permite comprobar la ausencia de refugios que libren del sol, en verano, o del frío y la lluvia en invierno, o de las alienantes frecuencias que parecen diseñadas por alguien dedicado a burlarse del usuario. El cual –en múltiples ocasiones– tras haber aguardado una hora o más el paso de alguno de estos colectivos se encuentra con dos al mismo tiempo, uno tras otro, en igual dirección. Todo como para sellar una irrespetuosa burla que nada tiene de graciosa y que eleva los niveles de ira de los pasajeros a grados que tal vez todos los responsables de esta situación debieran – por su propia seguridad– comenzar a mensurar. Para el colmo de lo ominoso, nuevamente aumentan el boleto que, a un valor de $2,40, condena a más de una familia pobre a caminar extenuada hacia sus destinos. Tal vez en algún momento yo vuelva a tener auto, como hace tanto, y entonces zafe de esta trampa mortal del colectivo; pero sólo será mi caso individual, específico. El gran porcentaje seguirá sufriendo el incalificable maltrato de quienes sólo, como siempre, los recordarán a la hora de los votos. Gran fortuna tienen quienes deciden, por gobernar un pueblo pacífico. Pero sería prudente recordar que esto puede variar, por ejemplo, en una más de las tantas personas que ya han perdido sus trabajos por no llegar en horario a los mismos. La paciencia se agota y a la hora de una desgracia será tarde recordar que hubo quien pudo prevenir este enojo que se propaga más velozmente de lo que se supone. Alejandro Flynn DNI 12.566.136 Neuquén
Alejandro Flynn DNI 12.566.136 Neuquén
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