“¿Qué les estamos enseñando a los futuros docentes?”
En el Instituto de Formación Docente de General Roca (Río Negro), por decisión institucional desde hace un par de años se izan juntas en el mástil escolar la bandera “mapuche” y la argentina. Consultadas las autoridades escolares, se me ha dicho que el izamiento de la bandera “mapuche” se fundamenta en que muchos alumnos que son de origen “mapuche” no se sienten identificados con el pabellón nacional. Ante ello me pregunto: ¿qué les estamos enseñando a los futuros docentes que luego enseñan a nuestros hijos?
Debiera explicárseles a los futuros docentes que la Constitución nacional establece que dentro del territorio nacional hay un solo pueblo, el de la Nación Argentina, y que “la Nación Argentina no admite prerrogativas de sangre ni de nacimiento; no hay en ella fueros personales… y todos sus habitantes son iguales ante la ley” (artículo 16). También debería recordárseles, y a aquellos que lo ignoran hacérselo saber, que la denominación “mapuche” no existe en los registros históricos y que ésta se refiere a los araucanos, denominación que agrupa a los indios chilenos costinos, abajinos, arribanos o moluches y vorogas (pobladores de la Araucanía entre los ríos Bío Bío al norte y Tolten al sur), huilliches (del sur del Tolten) y picunches (del norte del Bío Bío).
En la actualidad grupos autodenominados “mapuches” se arrogan la representación de las diferentes comunidades originarias –hoy claramente mestizas– del sur de Chile y Argentina y los mismos vienen realizando el reclamo de territorios de Chile (región al sur del río Bío Bío) y otros de la República Argentina –como la provincia de Neuquén, el sur de la provincia de Mendoza, el oeste de Río Negro y el norte del Chubut–, territorio al que denominan wallmapu. A nivel diplomático el reclamo lo lleva adelante la “Mapuche International”, con sede en Londres, aunque algunos subgrupos no ahorran en acciones terroristas para su propósito en el sur de Chile ni en Argentina (Bariloche).
Asimismo, debiera comentárseles que los grupos araucanos, especialmente los vorogas desplazados espacialmente hacia territorio argentino luego de la derrota de los realistas en Chile, ya que pelearon para la Corona española contra los ejércitos de la independencia, diezmaron por las armas y endoculturizaron a tehuelches, pampas serranos o puelches y pehuenches.
A partir de la década del 30 del siglo XIX, los malones vorogas pasaron a ser una gran preocupación para los pueblos originarios de Argentina y los colonos criollos, generando matanzas en las poblaciones, robo de ganado caballar y vacuno a millares, además del secuestro de mujeres blancas para su ultraje (cautivas).
Otros grupos del mismo origen trasandino contaron con el concurso de criollos chilenos como los hermanos Carrera que, pese a haber luchado por el bando independentista de la denominada “Patria Vieja”, se habían refugiado en tierras araucanas luego de ser desplazados por opositores políticos tras la gesta sanmartiniana que logró la definitiva independencia del país hermano, así como también los hermanos Pincheira, realistas, que se caracterizaron por su bandolerismo a ambos lados de la cordillera de los Andes, aprovechándose del producto del pillaje de las indiadas hoy reputadas falsamente de aborígenes u originarias.
Atento a lo anterior, y ante las pretensiones chilenas y británicas sobre la Patagonia argentina, los gobiernos de Rosas, Mitre, Sarmiento y Avellaneda emprendieron con escaso éxito la guerra contra el malón hasta que en 1879 la acertada estrategia del general Julio Argentino Roca, asistido entre otros por el entonces coronel Conrado Villegas, en lo que se conoce como la “Conquista del Desierto” cerró militarmente los pasos a Chile por donde solían fugarse con lo robado, desapareciendo para siempre los ataques de los malones (hubo algunas depredaciones residuales por unos años más). Así se posibilitó la recuperación y colonización de más de 30.000 leguas cuadradas de territorios nominalmente nacionales aptos para la ganadería y la agricultura y se extendió la soberanía argentina hasta el límite más austral del continente.
Es de destacar el denodado esfuerzo de un prócer poco recordado como Luis Piedra Buena, secundado por algunos aborígenes de la etnia tehuelche (Casimiro Bigua y Orkeke con sus tribus), que siempre reconocieron la soberanía argentina de nuestra Patagonia y resistieron el avance araucano y chileno desde Punta Arenas.
A pesar de ello se perdieron completamente el estrecho de Magallanes y más de la mitad de la isla Grande de Tierra del Fuego y sus circundantes con excepción de la de los Estados, sin olvidar la usurpación británica de Islas Malvinas en 1833, cuya “punta de lanza” la representaban las misiones anglicanas instaladas en el canal de Beagle.
Por eso, reitero: ¿nuestros futuros docentes trabajan, analizan, contrastan estos acontecimientos históricos con una mirada contextualizada en la época que se produjeron o su formación se limita a un eslogan simplista y posmoderno plagado de intereses secesionistas de las naciones y los territorios de las repúblicas de Chile y Argentina?
Julio Padrón Hernández
DNI 13.531.494
Roca
Julio Padrón Hernández
DNI 13.531.494
Roca
En el Instituto de Formación Docente de General Roca (Río Negro), por decisión institucional desde hace un par de años se izan juntas en el mástil escolar la bandera “mapuche” y la argentina. Consultadas las autoridades escolares, se me ha dicho que el izamiento de la bandera “mapuche” se fundamenta en que muchos alumnos que son de origen “mapuche” no se sienten identificados con el pabellón nacional. Ante ello me pregunto: ¿qué les estamos enseñando a los futuros docentes que luego enseñan a nuestros hijos?
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