Quieren llamar a otro testigo en el caso Aigo

Conocería detalles de la ruta previa al sangriento desenlace

JUNÍN Y SAN MARTÍN DE LOS ANDES (ASM).- Los abogados de la querellante y viuda del policía asesinado el siete de marzo del 2012 en el paraje Pilolil, aguardan el testimonio de un vecino sanmartinense que sería clave para determinar la llamada “ruta del misterio”, consistente en el camino previo de los asesinos de José Aigo hasta el lugar del desenlace, ocurrido durante un procedimiento rutinario de tránsito sobre la ruta 23.

Mientras permanecen prófugos los chilenos sindicados como miembros de organizaciones políticas clandestinas en su país, Jorge Salazar Oporto y Alexis Cortés Torres, los abogados de la viuda Graciela Soto pretenden terminar de atar la acusación como partícipe del crimen sobre el propietario y conductor de la camioneta, Marcos Fernández.

El testigo conocería detalles de ese periplo, que podrían contribuir a establecer relaciones entre Marcos Fernández, otros vecinos de San Martín de los Andes y los prófugos.

Para la fiscalía es tiempo de cerrar la etapa de instrucción, e igual criterio mantendría el juez Andrés Luchino. Marcos Fernández, hijo del intendente de San Martín, está imputado por falso testimonio y encubrimiento agravado, al igual que su compañera, Analía Godoy.

Sin embargo, el abogado de la querella, Saúl Castañeda, está convencido de que Marcos también tendría implicación en el crimen, presumiblemente al realizar movimientos de distracción que hubieren facilitado a Salazar Oporto extraer su arma y acribillar al sargento Aigo, luego de que éste le pidiera exhibir sus documentos y pertenencias.

Buscado en Argentina y Chile

Salazar Oporto es buscado también por enfrentamientos con carabineros en su país, y sindicado como miembro de jerarquía militar del Ejército Guerrillero de los Pobres-Patria Libre. Junto a ellos partió la pareja de Salazar Oporto, Mariana Jiménez, argentina y docente. Siempre según el testimonio de Marcos en la causa, en Bariloche se les unió Alexis Cortés Torres, también chileno. La mujer dejó el contingente en San Martín de los Andes sin dar razones, y los tres hombres continuaron camino a Yuco (cuenca Lácar), donde debían levantar a otro pasajero de origen trasandino, encuentro que finalmente no se concretó. Retornaron a San Martín, donde Marcos cobró el viaje, para luego cargar provisiones y continuar camino a Aluminé. El asesinato se produjo a unos 60 kilómetros de Junín de los Andes sobre la ruta 23.


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