El poder oculto de la música para mantener joven tu cerebro después de los 40
La ciencia comprobó que, después de los 40 años, el cerebro pierde alrededor del 5 % de su volumen por década, pero la música puede ayudar a preservar su función hasta bien entrada la vejez.
El paso del tiempo es inevitable y los primeros indicios en el cuerpo suelen ser muy notorios; la vista se deteriora, las arrugas se acentúan y el dolor en las articulaciones se vuelve casi inevitable. Sin embargo, el deterioro cognitivo podría ser un poco más flexible.
Estudios científicos han demostrado que después de los 40 años, el cerebro pierde alrededor del 5% de su volumen por década, pero adquirir una nueva habilidad, como aprender a tocar un instrumento musical, podría ayudar a preservar la función cerebral.
El poder oculto de la música para mantener joven tu cerebro después de los 40
Aunque las investigaciones muestran que el cerebro pierde alrededor del 5% de su volumen por década después de los 40 años, los hallazgos científicos sugieren que adquirir una nueva habilidad, como aprender a tocar un instrumento musical, puede ayudar a preservar la función cerebral hasta bien entrada la vejez.
Así lo afirma uno de los capítulos de la serie documental de National Geographic, disponible en Disney+, «Sin límites con Chris Hemsworth: Una vida mejor». En el episodio, el actor australiano Chris Hemsworth, de 41 años, se inicia en la batería por primera vez.
Esta experiencia que parece un simple aprendizaje, tiene bases científicas. Cada vez son más las investigaciones que sugieren que las actividades que suponen un reto para la mente pueden ser herramientas poderosas para combatir el deterioro cognitivo relacionado con la edad.
Esto se debe a la neuroplasticidad, que es la capacidad del cerebro para reconfigurarse a lo largo de toda la vida en respuesta a nuevas experiencias. Los especialistas explican que cuando aprendemos algo nuevo, estamos creando nuevas neuronas y vías.
Una forma eficaz de desarrollar esta reserva cognitiva es aprender nuevas habilidades que exijan un esfuerzo cognitivo, como practicar un nuevo deporte, pintar, cocinar, escribir, programar, bailar o aprender un nuevo idioma. Este tipo de actividades ponen en marcha tu cerebro y provocan una interconexión entre los hemisferios derecho e izquierdo, favoreciendo diversas funciones cerebrales.
El paso del tiempo es inevitable y los primeros indicios en el cuerpo suelen ser muy notorios; la vista se deteriora, las arrugas se acentúan y el dolor en las articulaciones se vuelve casi inevitable. Sin embargo, el deterioro cognitivo podría ser un poco más flexible.
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