«The Tortured Poets Department» es lo peor y lo mejor de la discografía de Taylor Swift

La artista más escuchada del planeta lanzó su disco más esperado pero no logró conformar a todo el mundo. Todos los errores y aciertos de "The Tortured Poets Department", el proyecto de Taylor Swift que más dividió a sus fanáticos. 

El 2023 fue el año de Taylor Swift: la cantante de Tennesse se convirtió oficialmente en la estrella pop más grande del mundo. El «Eras Tour» copó todos los rincones del internet, rompió récord de venta de entradas y parecía que no podías estar en ningún lado sin ver su cara o escuchar su nombre.

En noviembre del 2023, Spotify anunció que la artista más escuchada en la plataforma a nivel mundial – para sorpresa de nadie – era Taylor Swift, con más de 100 millones de oyentes… y como si fuera poco, la prestigiosa revista Time la eligió como la persona del año, decisión que causó polémica.

Su impacto genera que todo el mundo puede ser un swiftie: gente de todas las edades y de todos los “palos” hizo las sufridas e interminables filas virtuales para ser parte del evento musical del año. El «Eras Tour» será recordado por toda una generación y sin dudas marcó un antes y un después en la historia de las giras de estadio.

La masividad de Taylor Swift es casi imposible de describir, porque no ha existido nadie en las últimas décadas que haya logrado lo que ella logró. Esto convierte a «The Tortured Poets Department» en el álbum más esperado del año.

La expectativa era tanta, pero tanta, que nubló un poco la vista de los swifties. Al día siguiente de que la cantante anunciara este nuevo proyecto, ya se estaban vendiendo remeras, tazas y demás chucherías con la portada del disco… sí, cuando todavía no había salido.

El objetivo comercial del disco está cumplido: 31 canciones en las listas de éxitos a nivel mundial es algo que jamás se ha visto. Pero la calidad del disco ha sido punto de debate entre los fanáticos desde el momento en el que vio la luz.

Con el anuncio de “The Tortured Poets Department” parecía que venía un disco para los swifties que disfrutaron de “The Record” de Boygenius, la discografía de Lana Del Rey o las obras de Emily Dickenson. Apelaba a los swifties más intensos, pero también a los más comprometidos. Taylor cumplió su promesa a medias: en varios puntos se desvía del objetivo y termina brindando un proyecto por momentos muy inconsistente. 

Un álbum con momentos inmensamente tristes (es un cumplido) y muy bien logrados, pero también con tracs mediocres que le quedan muy chicos a quien fue bautizada como una de las mejores compositoras de su generación. 

El disco abre con una canción cuyo sonido sorprende inmediatamente. El instrumental producido por Jack Antonoff genera una atmósfera ochentera pero eternamente melancólica, que acompaña de una forma increíble la letra hiper dramática de “Fortnight”.

Este tema es casi perfecto y cumple con la promesa de una poesía pop intensa. Debemos darle créditos al rapero Post Malone: la verdad no todo el mundo tiene la versatilidad para colaborar con Taylor Swift y con Ozzy Osbourne. Si todo el disco tuviera la atmósfera, las letras y la producción de «Fortnight» hubiera sido el mejor proyecto de la cantante, pero no fue así.

El tema que le da nombre al álbum y «My boy only breaks his favorite toys” no suenan como lo imaginamos: los swifties esperábamos algo más similar a Folklore, no a Midnight o Reputation. Sin embargo, ambas funcionan muy bien líricamente y muestran las obsesiones de la mente de esta «poeta torturada».

Esto ya se ha visto: las canciones que no pertenecían a este disco


El problema empieza con en el cuarto tema, «Down Bad«. No importa cuantas veces lo escuches, no se entiende qué hace en este disco; no aporta nada demasiado relevante ni en la producción ni en la letra, ambas bastantes aburridas y genéricas. El estribillo semirrapeado es mediocre y escuchar a Taylor decir “estoy re bajón en el gimnasio” es decepcionante.

Lamentablemente «Down Bad» inaugura un mal hábito de este álbum: canciones que parece que se escaparon de otros proyectos de Taylor Swift, con letras básicas y poco innovadoras. Temas que se alejan de la melancolía prometida del concepto del disco y te sacan completamente de la atmósfera que se había generado.

Otra canción que entra en esta categoría es «But Daddy I Love Him», un track country – pop, similar a los que hacía la Taylor adolescente de “Fearless”. El instrumental desentona completamente con la esencia que intenta plantear el disco. La letra vuelve a tratar un tema recurrente en su discografía: la presión que ejerce la prensa y los mismos swifties sobre ella.

Sí, en sus otros discos exploró esta temática en canciones muy bien logradas como “Mad Woman” o “Blank Space” pero en esta ocasión, no discute nada interesante. No es la peor canción del mundo ni la peor de Taylor, obvio. Pero es evidente que “la rubia” esta para muchísimo más que esto.

«I can do it with a broken heart» va por una línea similar. Es sumamente pop, lo que nuevamente la hace desentonar con el resto del disco. Intenta apelar a cierto sentido del humor de centennial que usa demasiado internet, pero no lo logra. Por algún motivo, se convirtió en una de las canciones más escuchadas del disco y de las favoritas de los fanáticos.

Qué esconde la máquina de escribir de Taylor Swift


Es increíble lo inconstante que es la calidad de este disco. Por un lado, «Down Bad» es una de sus peores canciones, mientras que «How did it end?» es una las mejores de su discografía.

La canción narra como la interprete esta transitando el fin de una relación frente a ojos acusatorios. El dolor de arruinar una relación más, sumándose a una larga lista de desamores. Muestra el talento que tiene Swift para meterte en escenarios con personajes y lugares conocidos pero pintorescos, todo mientras te hace sentir la tristeza y la soledad de la protagonista.
Esta es la promesa que nos hizo con “The Tortured Poets department”, esta si es una poeta torturada.

En «Chloe or Sam or Sophia or Marcus» es otro track de este estilo. Lo interesante de esta canción es que utiliza recursos que se repiten pero van cambiando el significado con el transcurrir la canción. La frase que se repite «Y simplemente lo vimos/lo viste suceder» funciona como un excelente leitmotiv para evocar la sensación una sensación de impotencia y frustración. La producción musical cuenta con un detalle curioso: un sample de «Champagne Problems», canción del disco de Swift «Evermore». Una melodía en el piano que se repite durante todo el track.

Otro punto fuerte de Taylor siempre fueron sus puentes (la parte que viene cuando la canción se esta terminando entre verso y estribillo) y en este proyectos todas las canciones tienen puentes destacados, todas, hasta las peores. Si no se gana tu corazón en el estribillo lo hace en el puente. Y te destruye.

Una canción que es particularmente destacable en este aspecto es «The Smallest Man Who Ever Lived». Donde Swift relata su dolor ante una inesperada traición de su amor, una clásica situación de»durmiendo con el enemigo».

Taylor usa dicha analogía durante toda la canción al punto de comparar a su ex con un espía. Es en el puente donde finalmente se libera toda la tensión que y concluye la canción con el mayor dramatismo posible. «¿Fuiste enviado por alguien que me quería muerta?/ ¿Dormiste con un arma debajo de nuestra cama?/ ¿En 50 años todo esto será desclasificado?»

Seguro que Taylor se pasa de exagerada y dramática cuando describe ciertas situaciones. Pero siempre lo hizo. Ese es el punto, es una diva pop y el dramatismo viene en el paquete. Este es un disco para la gente que dice «ya fue» para 5 minutos después exclamar «¿Pero sabes que es lo que más me molesta?».

Otra canción que brilla en este «departamento» es «So long, London» track que suena sospechosamente parecido a «Call it what you want«, de su disco «Reputation». Una es una canción de despedida para un amor, otra de bienvenida.

«So long, London» tiene uno de los puentes más memorables del disco. «Decís que abandoné el barco pero me iba a hundir con el/Mi agarre moribundo y mis nudillos blancos/ Sosteniéndome fuerte a tu silencioso resentimiento» canta Swift.

Taylor cierra este álbum de 31 canciones (si, leyeron bien) con «The Manuscript» donde nuevamente ficcionaliza sus emociones para hablar sobre como el proceso creativo es sanador. Finalmente, la última frase del disco es «A veces vuelvo a releer el manuscrito pero la historia ya no es más mía». Una forma de decirles a los swifties «ya sané, ahora estas historias les pertenecen a ustedes».

Un viaje caótico (que vale la pena experimentar)


La realidad es que este no es el mejor disco de Taylor, pero eso no implica, para nada, que sea un mal álbum. Tiene canciones verdaderamente mediocres pero al mismo tiempo algunos de los mejores temas de toda su discografía. La inconsistencia es su peor pecado.

Es innecesariamente largo (2 horas y 2 minutos) con canciones que quedan desubicadas, pero los fans juzgaron muy duramente este disco por las altas expectativas que tenían. Algo que no habría pasado si este proyecto pertenecía a otra artista.

No se aleja demasiado del sonido al que los tiene acostumbrados, no toma grandes riesgos. Aun así, es un álbum sumamente disfrutable, para los que vieron sus vidas revolucionadas con «Folklore» hace unos años atrás.

En este punto, la única competencia de Swift es ella misma, ella elevó su propia vara y con este disco no se pudo autosuperar. «The Tortured Poets Department» está muy lejos de ser un mal disco, pero no cumplió con las expectativas que tenían los fans y está bien que así sea.


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