Reeditan Cordelia, emblema de Graciela Cros

“Cordelia en Guatemala” fue publicada en 2001. El jueves en la biblioteca Sarmiento se presenta su reedición junto a una performance artística.

CULTURA

Claudio Andrade

candrade@rionegro.com.ar

Hay otra forma de vivir. Una alternativa que invita a sumergirse en el centro de nuestro propio ecosistema. Una opción que nos empuja a saltar por la borda, vestidos con un muy personal salvavidas de múltiples colores. Quemar los puentes una vez que los hemos atravesado. Hundir las naves que nos llevaron a descubrir continentes que no figuraban en los mapas. Dejar el tren de la existencia que llevábamos hasta ese momento para intentar algo más. Para dibujar sobre la muralla del barrio tres palabras mágicas: ¿y ahora qué? Es el tiempo de calzarnos los auriculares, de subir el volumen, de caminar con una imagen en la mente, sabiendo, sí, que nos largamos de aquí haciendo “la de Elvis”.

Señoras, señores, niñas y niños, pibas de raros peinados, Cordelia está de regreso. Como una diva inocente y ruptural que se inmortalizó en un suicidio en el transcurso de una obra de teatro. Como la joven sabia y desenfrenada que baila al ritmo del auténtico Rey del Rock & Roll. Como la loca de la casa que en soledad inventa pasos de baile. Como la estrella titilante, inalcanzable pero perfecta. “Cordelia en Guatemala” uno de los libros más emblemáticos de la poesía contemporánea argentina ha sido reeditado y, por fin, estará nuevamente al alcance de las manos, muchos años después de que fuera editada por primera vez y se convirtiera en un nuevo clásico del género. Esta obra de la poeta barilochense Graciela Cros es un hecho artístico que merece ser subrayado una vez y otra vez.

La consigna de su prosa exquisita contiene una frase que es un mantra: “Hacer la de Elvis” o, como dice la escritora en esta entrevista: “soltar y saltar” o incluso: “la posibilidad de bajarse del tren al que subimos alguna vez pero pasado el viento arrasador de la vida advertimos que ya no es nuestro viaje y buscamos otro”.

Alter ego de la autora de la premiada novela “Mansilla” y de “El libro de Bock”, entre otros y consagrados textos, Cordelia vuelve al ruedo invocada por Cros en el marco de una espectáculo musical donde se festeja la esperada reedición. Será este jueves en la Biblioteca Samiento a las 19,30. Antes, “DeBariloche” conversó con la poeta.

-Cordelia es un acto de ruptura en la poesía nacional, ¿cómo la defines hoy años después de haberla escrito y publicado?

-Si lo pienso mejor, Cordelia es un acto de ruptura con mi propia poesía. Un punto de inflexión y saturación del estereotipo en el que digo “Abandono la legión” y salgo de ese carril, de ciertos procedimientos, usos y costumbres del oficio. Pero más que nada Cordelia es una búsqueda, un viaje o tránsito hacia la aventura, hacia el descubrimiento de algo desconocido. Es la mirada que ve como desde la ventanilla de un tren y lo que observa es el paisaje de la propia vida que lejos de resultar familiar, sorprende.

Años después de haberla escrito y publicado por primera vez, esto fue en el 2001 y significativamente en una editorial de poetas jóvenes, la veo iconoclasta, audaz, desafiante y, sobre todo, folletinesca, desestructurada, divertida, con un humor por momentos corrosivo. No es un relato lineal, hay saltos en el tiempo y el espacio, hay literatura plantada sobre literatura, un mix de géneros: teatro, rap, ópera bufa, video clip, narrativa; a mí me gusta pensarla como una novela en verso en la que hay una heroína que vive historias con distintos personajes en diversas estaciones del camino. Elvis, el rock, la adolescencia; luego la literatura con Shakespeare, Rey Lear y Cordelia, su hija; Moby Dick, la gran novela de Melville y el barco, el Pequod balanceándose; los grandes tópicos de la literatura universal y en el registro popular Gardel y el tango; una tercera parada en Guatemala donde además de las lenguas y culturas mayas intervienen poetas como John Keats, John Donne y el cineasta John Cassavetes, a quien Cordelia resignifica llamándolos Juan, en su lengua, y no John, la lengua extranjera. Todos ellos en un escenario coral y polifónico, veloz y provocativo.

-¿Quienes podrían ser Cordelia en estos años súper conectados Lady Gaga, Julieta Venegas?

-En estos años de súper conexión, mejor dicho, de ilusión de estar comunicados cuando sólo estamos conectados, Cordelia es todas las mujeres, las que “Hacen la de Elvis” de una manera pública y masiva como Lady Gaga y Julieta Venegas, como Amy Winehouse o PJ Harvey, por hablar sólo de la música, y las que lo hacen de un modo más privado, íntimo y personal, sin vidriera, día a día preguntándose frente a cada nuevo límite: “Y por qué no”, y tomo el final de uno de los poemas llamado “Para darle sentido a las cosas” donde los últimos versos preguntan “Y por qué no, ¿por qué no?”

-¿En definitiva, qué es “Hacer la de Elvis”?

-Hay una primera estación en este viaje en la que se propone “Hacer la de Elvis”, y la heroína, Cordelia, admite que ya no puede hacerla. Esta invitación que inquieta y a la vez entusiasma al lector no es otra cosa que la fantasía de mantener un coto personal, profundo, reservado, donde el rock and roll de la adolescencia -rock como metáfora de lo que está vivo- sigue allí; vale decir, la ilusión, la rebeldía, la pasión, la libertad, la posibilidad de bajarse del tren al que subimos alguna vez pero pasado el viento arrasador de la vida advertimos que ya no es nuestro viaje y buscamos otro. Esa es “Hacer la de Elvis”, “soltar la amarra del cayuco” y saltar, aunque no se vea que hay delante. Soltar y saltar.

¿Habrá una segunda parte de Cordelia?

-Cordelia está viva y mientras lo esté una segunda parte es posible, no puedo decirlo ahora. Vamos a dejar que el tiempo haga su trabajo. Esta reedición es muy importante para mí, no sólo porque retomo el diálogo con este personaje que siento casi como mi alter ego sino porque además abro la puerta a un modesto trabajo editorial a través de “Ediciones La liebre gris” que hace su lanzamiento local con esta obra.

– Tu relación con la música se va plasmando cada vez más en tus recitales, ¿me ampliarías acerca de ese vínculo?

-Este año es particularmente propicio para esta asociación de la música con mi poesía. Yo empecé -con otros poetas- a fines de los 80, y se extendió, creo, hasta la primera mitad de los 90, haciendo recitales en pubs de Bariloche con algunos músicos. Siempre pensé que la música es un vehículo poderoso para la voz del poeta y ahora con el compositor, músico, cantante y amigo, Pablo Rassetto, estamos trabajando juntos y descubriendo posibilidades expresivas muy gratificantes para los dos. Esta experiencia llamada “Rancho Grande” -que seguimos haciendo- nos sorprende en cada función por lo rico del resultado, tal vez porque, precisamente, no buscamos un resultado sino una experiencia. Ya estamos pensando en ¡”Cordelia en Rancho Grande”! Yo también he incorporado en mis lecturas algo histriónico, actoral, performático, que siempre disfruté al verlo en otros poetas, esto de poner el cuerpo y que en las lecturas de poesía habituales no se da tanto. Hay una convención: el poeta que lee sentado a una mesa con una botella de agua, una copa y su libro. Eso no es lo mío hoy. Y quienes vayan al show de la Biblioteca Sarmiento esta noche de jueves, podrán verlo. A mí la música me lleva en su movimiento, me invita a bailar y mis versos y yo bailamos con ella. En cada presentación hacemos la de Elvis.

DeBariloche


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