Análisis: El comerciante de Centenario, el miedo, la responsabilidad y la condena

La lucha contra la pandemia del nuevo coronavirus (Covid-19) nos pone a prueba todos los días. Una gran porción de la sociedad argentina está dando muestras de solidaridad y responsabilidad. También hay quienes cultivan la negligencia y el individualismo. Sin embargo, lo que puede resultar más preocupante es cierto renacimiento de elevados gestos de intolerancia.

Hoy se conoció el caso de un comerciante de Centenario que tuvo que ser asistido en pleno vuelo cuando regresaba desde España. Fue acusado como alguien que ocultó sus síntomas y que así puso en riesgo a todos los que estuvieron cerca de él. El relato de los médicos que lo asistieron en vuelo fue realmente dramático y porque las maniobras duraron casi ocho horas, sin embargo ellos no utilizaron adjetivaciones para describirlo.

Quienes sí utilizamos la situación para ejemplificar sobre la falta responsabilidad, como ocurrió con el joven surfer de la Panamericana, fuimos los medios de comunicación. Quizá con la mejor de las intenciones, queriendo informar y convencer a la sociedad que se vienen momentos muy difíciles si no se cumple con el mínimo pedido que es quedarse en casa.

No solo los medios. Gobernantes y autoridades judiciales arrastran varios días de desvelo. Sienten que varios sectores de la población no entienden la gravedad de la situación y la subestiman. Se escuchan desde argumentos disparatados hasta casos que, por ser benévolos, podríamos calificar de inimputables.

No cabe dudas que el esfuerzo debe ser de todos. El mensaje es claro: hay que quedarse en la casa. Es la única vacuna conocida, probada y efectiva por el momento. Pero también está claro que debe primar la empatía y el convencimiento. Nunca debe movilizar la condena anticipada, el odio y las pretensiones de justicia por mano propia, vía la intolerancia.

El comerciante de Centenario viajó junto a su esposa y una pareja de amigos. Según informó una allegada en una radio local, lo hicieron en febrero, antes de las restricciones implementadas por el gobierno Nacional, una de las razonas por las que pudieron tomar un vuelo de repatriación. El hombre utilizaba medicación por una dolencia preexistente, por lo que no habría intentado ocultar los presuntos síntomas del virus, tal como se lo acusó.

Tampoco se explican las cadenas, difundidas en redes sociales, apuntando a su comercio y a otros, por la simple razón de que aún no volvió a pisar suelo en la ciudad. Finalmente confirmaron que permanece internado en el hospital de Ezeiza sin asistencia respiratoria y que, de todos modos, se le realizará el análisis para saber si es portador del Covid-19.

Será clave entonces comprender que todos tenemos la responsabilidad de cuidarnos y cuidar a los otros, pero también de interpretar que el camino del señalamiento y la denuncia indiscriminada generan miedos en las personas que más ayuda pueden necesitar. Parte de la solidaridad es comprender y ayudar.


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