Reviví la charla en vivo con el Chala Parra

El ídolo de Cipolletti y actual DT de Fernández Oro habló de todo y hasta se emocionó saludando a la distancia a su mamá por el cumpleaños. Además repasó su extensa trayectoria, el presente y el futuro, en la segunda entrevista por Instagram del equipo de PODIO.

El coronavirus y el aislamiento obligatorio cambiaron muchas cosas, entre ellas las formas de hacer entrevistas. Por esa razón, creció el recurso de las charlas en vivo por Instagram y en la segunda edición de PODIO el protagonista fue Pablo Parra.

El actual técnico de Fernández Oro y gloria del Club Cipolletti no se guardó nada y dialogó  sobre múltiples temas.

‘‘Me levanto y me acuesto pensando en el fútbol. En el equipo y en qué se puede mejorar. Cuando termina el día siento que necesito hacer algo. Las primeras semanas (del aislamiento) fueron llevaderas pero ahora se está haciendo difícil”, contó el DT respecto a lo que extraña el deporte.

Parra es muy pegado a su mamá Zulema y ayer le tocó pasar el cumpleaños de ella alejado. “Mi vieja es más especial que cualquiera por su edad y yo soy un poco la debilidad de ella”, comentó emocionado.

El Chala pasó su cumpleaños en cuarentena con la familia.

El Chala también recordó su debut en el Albinegro, con un 3 a 1 ante Tigre. “Si bien yo había jugado un par de partidos en la Confluencia, debuté a los 16 años en el Nacional B, era totalmente anormal eso. Era grandote y corpulento y tenía en mi cabeza ser futbolista profesional.  A los dos minutos de empezado el partido hice el primer gol y en el segundo tiempo el otro”, rememoró.

El año a préstamo en River fue otro de los tópicos de la charla. ‘‘Estuve 20 días a prueba al predio de AFA. Fue inolvidable . Para muchos yo desperdicié una oportunidad, pero para mi no fue fácil. Nunca me había alejado de mi  familia, extrañaba horrores”, expresó.

“Se me terminó el contrato y volví a ser jugador de Cipo. El último partido en reserva fue un viernes a la noche en el Monumental contra Argentinos Juniors. Perdimos 5 a 1 contra Pena, Cambiasso, Juampi Sorín y a la semana siguiente fui a jugar para Cipo contra Catriel. Iba en el colectivo mirando el desierto hasta llegar y ahí me cayó la ficha”, agregó.

Parra también habló sobre la final del Argentino A de 1995 con Juventud Antoniana. El Albinegro perdió la serie pero luego ascendió a la B por invitación, para algunos con arreglo de por medio, lo que nunca se comprobó.

“El que ha jugado al fútbol no piensa mal. Era lograr un ascenso con el equipo del que sos hincha como toda tu familia y hablan de que entregamos la final. Jamás se nos hubiese cruzado por la cabeza salir a perder. Pongo las manos en el fuego: nunca pensamos eso”, aseguró.

Sobre la chance de dirigir a Cipo en el futuro, afirmó: “No se ha dado la posibilidad porque tampoco la he buscado. Sé que se va a dar, en algún momento me podré dar ese gusto”, indicó.

“A Cipolletti le debo el 90% de lo que fui como profesional. Sin Cipo no lo hubiese logrado y me gustaría devolverle eso al club”, añadió.

Acerca de su presente en Fernández Oro, reconoció: “Estoy feliz. Me siento querido y respaldado, que es lo que hoy necesito. Me va a costar mucho irme el día que ocurra’’, dijo.

En cuanto a su rol como DT, reflexionó: ‘‘El crecimiento está más allá de los resultados. Cuando sacás provecho a las herramientas del club y los jugadores progresan, yo lo mido como un éxito. Quiero que el día de mañana el jugador que estuvo conmigo diga que le enseñé algo’’.

Para el Chala, la Liga Confluencia no volverá a la actividad este año. “Creo que el año está perdido, quizás las ligas profesionales tienen otros compromisos y van volviendo antes, pero acá la realidad es distinta”, opinó.

El día que tenía fiebre y la rompió igual

Junto a Fernando Iglesias, quién recordó la anécdota recientemente en redes sociales.

“Había estado jueves y viernes con síntomas gripales y el sábado no podía moverme. Fui igual a concentrar. Volaba de fiebre, tiritaba. Fer (Iglesias) fue a buscar al médico y me pusieron una ‘‘pichicata’’ y a la mañana me levanté mejor. 

Deambulé los primeros 45’, pero en el segundo tiempo hicimos dos o tres jugadas y pude hacer uno o dos goles y terminé saliendo faltando 10 minutos.

Yo siempre quería jugar. A veces no me citaban por algún problema en el tobillo y yo iba igual. Nunca quería salir, sabía que siempre podía colaborar con algo para ganar. Hoy que soy técnico entiendo lo que decían los médicos”.


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