Roca, ¿el “genocida”?

Víctor Peláez *

Desde hace algunos años se quiere condenar a un personaje de la historia argentina, Julio A. Roca, desprestigiándolo e invitando a la destrucción de todo aquello que lo recordase. Osvaldo Bayer convocaba a “desmonumentar”, es decir, a destruir toda obra que hubiese homenajeado a este presidente “genocida” de los pueblos originarios durante la Campaña del Desierto.

Siendo Adolfo Alsina ministro de Guerra del presidente Avellaneda, muere en diciembre de 1877 al pie de la zanja que se estaba construyendo como defensa contra los malones.

Entonces, el presidente convoca a Roca para que se hiciera cargo de la Campaña del Desierto. Roca no continúa con la política defensiva de su antecesor y, valiéndose de la legislación vigente, se prepara para una campaña ofensiva.

El Congreso de la Nación le brinda el sustento legal, ya que durante la presidencia de Mitre, el 13 de agosto de 1867, se había sancionado la “Ley 215 de ocupación de la tierra”, la cual en su artículo IV expresa que: “En el caso que todas o algunas de las tribus se resistan al sometimiento pacífico de la autoridad nacional, se organizará contra ellas una expedición general hasta someterlas y arrojarlas al Sud de los ríos Negro y Neuquén”. Quizás sea este hecho el que le valió el mote de “genocida”, pero su objetivo no era aniquilar aborígenes sino tener el poder para conformar una Nación.

A los 45 días de estar al frente de la Campaña del Desierto, Roca regresó a Buenos Aires apremiado por las próximas elecciones presidenciales, en las que iría a enfrentar a Carlos Tejedor, gobernador de esa provincia. El 12 de octubre de 1880, Roca asume la presidencia de la Nación.

Lo más importante de Roca fue concebir a la Argentina como una unidad. Durante 50 años hubo permanentes rencillas y batallas con las provincias disputando la renta brindada por la aduana. Medio siglo de mezquindades, ya que se prefería luchar por la posesión de las rentas aduaneras que abocarse a la Organización Nacional. Este es el país que recibió Roca.
Durante sus presidencias se llevaron a cabo numerosas e importantes acciones de gobierno:

1) La ciudad de Buenos Aires pasó a ser la capital de la Nación, es decir, de todos los argentinos. Así, el presidente dejó de ser el huésped del gobernador de Buenos Aires.
2) Fundó la ciudad de La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires y envió a su gobernador a 60 kilómetros de la Capital Federal.
3) Estableció los límites de las provincias y territorios nacionales.
4) Encomendó la redacción de los Códigos Civil y Penal de la República Argentina.

5) Acabó con los malones.
6) Creó el peso moneda nacional.
7) Creó el Registro Civil. Los nacimientos, matrimonios y defunciones dejaron de ser registradas por la iglesia, lo cual costó un distanciamiento con el Vaticano.
8) Se sancionó la ley 1420 de enseñanza laica, gratuita y obligatoria, creándose varias escuelas por semana. Era imperioso alfabetizar al 77,4 % de analfabetos que había registrado Sarmiento en 1869.
9) Se comenzaron a construir los puertos de Buenos Aires, Bahía Blanca y Rosario con sus respectivas extensiones de ferrocarril y telégrafos.
10) Hábilmente logró el acuerdo con Chile permutando la neutralidad en la guerra del Pacífico por la Patagonia oriental. De acuerdo a la versión chilena, este tratado significó renunciar a los derechos históricos que Chile poseía sobre la Patagonia oriental.
11) Junto al general Ricchieri, en 1901, creó el servicio militar obligatorio, terminando con los ejércitos provinciales.
Para concluir, vemos que la preocupación de Roca era dar comienzo la Organización Nacional.

Es lamentable que una parte de la historia argentina, sin pruebas ni fundamentos, lo descalifique hasta llegar a considerarlo un genocida. Pienso que esta es una ofensa gratuita al político que superó las miserias y mezquindades que se arrastraban desde la Revolución de Mayo y lideró con su lema “Paz y Administración” la época más próspera del país.

*Miembro honorario de la Junta de Estudios Históricos del Neuquén.