¿Sabías cómo funciona el Club del Whisky en Neuquén?

En un bar céntrico neuquino funciona desde hace algunos años un sistema para comprar botellas y dejarlas etiquetadas en una vitrina con la idea de consumirlas cuando las ganas manden.

Hace no mucho tiempo tomé un café en Olmedo, un bar muy noventas que está sobre calle Ministro González de Neuquén. Olmedo es un lugar de barra grande, parquet, dicroicas y unos lindos ventanales manteniendo el estilo de las confiterías que combinan vidrio, madera y espejos, con buen tino.

En un giro de cabeza, mientras leía un libro de Fabián Casas detecté una vitrina con algunas botellas de whisky, al lado de la cava de vinos, sobre el pasillo que va a los baños. Las botellas en cuestión tenían escritos en lapicera y con una caligrafía que iba cambiando diferentes nombres de personas. Supuse que el rótulo identificaba a los dueños. Pregunté y me enteré que allí funciona el divertido Club Del Whisky. Luego mi amiga Soledad, que frecuenta el bar desde siempre, me lo confirmó.

“La idea es cuidar el mango y mantener el grupo”, cuenta Luby Bonet, dueño de Olmedo y responsable del club del whisky.

“La mecánica es la siguiente: nosotros te vendemos una botella de whisky y vos la guarda acá, con tu nombre en esa vitrina y le hacemos una marquita cada vez que venís a consumir. También por cada vez cobramos 35$ el servicio, no importa la cantidad de whisky que tomes. Se cobra una sola vez, el momento. Si venís otro dia también se te cobra una sola vez. Se contempla el hielo y la acción de servir. Si tuviésemos que cobrar por medida no tendría mucha razón de ser. Por otro lado en este bar las medidas son el doble que en todos los lugares, aquí servimos 100 cm3 de whisky”.

Luby cuenta todo, mientras nos tomamos una medida de Jack Daniels con unos pedazos de chocolate con mani.

“Vivía en Buenos Aires, en Devoto, y en mi barrio había una whiskería, un bar de copas que se llamaba Rocco. Allí con 16 años nos tomábamos cada tanto una medida, usábamos pantalón largo y nos creíamos grandes. Me gustaba todo lo que sucedía alrededor y me prometí que si un día tenía un bar iba a ofrecer el sistema de guardar botellas como en Rocco. Ahora tengo el bar y la idea en funcionamiento”.

Luby asegura que hay socios del club que no alcanzan a guardar la botella porque se la bajan en una noche con otros colegas. “Aquí cada uno saca su botella y muchas veces el que invita solamente la ve pasar, quienes vienen saben beber. Nadie lo hace apurado ni con el estómago vacío”.

En el bar se ofrecen más de 35 etiquetas entre los nacionales y los importados. El consumo por mes en Olmedo es de alrededor de 100 botellas. Hay quienes visitan el bar hace años y toman el mismo whisky y quienes mutan y van cambiando de etiqueta. Hay quienes cenan con whisky y están los que religiosamente a la tardecita pasan a tomarse una medida. Los socios, alrededor de 15 en la actualidad mantienen la tradición de juntarse y charlar en Olmedo.

La idea es fomentar todo lo que el whisky trae aparejado comenta Luby: “el whisky hace bien, te estimula, te acompaña en los momentos de bonanza, felicidad, desgracia, tensión. No hay un estado de ánimo que no contemple el whisky, está en todos los momentos”.

“Hubo una época que el whisky se puso de moda, luego mermó, pero se mantiene. Hay un gran consumo de whisky en Neuquén”, comenta Luby y apura un trago y manduca un chocolate.

De los más económicos a los más exclusivos. Olmedo tiene un sitio para que la persona que quiera guarde su botella y la tomé en el momento que se le antoja.

La idea es fomentar el consumo y las relaciones sociales. Es muy divertida la sensación de tener tu propia botella de whisky en el bar, con tu nombre y sentarte a tomar un trago mientras la vida pasa.


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