San Martín: Con un candombe rechazaron el manejo de la basura cerca de un barrio

Un ukelele, un violín y algo de percusión sirvieron para acompañar el candombe que vecinos autoconvocados de San Martín de los Andes hicieron sonar ayer por la tarde.

“En el patio trasero de San Martín el desfile de residuos no tiene fin (…) pero el centro no lo ve”, manifestaron. Se apuntó contra la “estación de transferencia” donde se tratan los residuos que la comuna pensaba llevar a la planta regional de Alicurá, explicó Mariana, una de las mujeres que reclamó en la esquina del Correo Argentino.

“Hay una planta de reciclaje, hace varios años”, recordó, “ahora decidieron llevar toda la basura de la ciudad, unas 30 toneladas diarias, para compactarla antes de que vaya a Alicurá”. Ahora que un fallo de la Justicia frenó los movimientos, la incertidumbre es mayor.

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“No sabemos donde la van a poner…”, dijo la vecina. No es la primer demostración de repudio. Detalló que unas 250 familias son afectadas en la zona de Chacra 32, en el ingreso desde la vecina Junín.

Alucirá está a 155 kilómetros de San Martín de los Andes y es uno de los tres basureros regionales que se planea instalar en la provincia. Comenzó a funcionar la semana pasada, hasta que aplicaron la restricción, porque una familia presentó una medida cautelar, asegurando tener derechos sobre el sitio. Fotografías tomadas allí demostraron que el material que llegó no estaba reciclado.

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Desde el municipio, a mediados de enero, el Coordinador de Gabinete, Germán Lo Pinto, explicó que la planta de transferencia que afecta a Chacra 32 “se construyó en el año 2012, porque así estaba prevista en el proyecto original”. “La obra que se está iniciando (un galpón de 495 metros cuadrados) es para que todo el proceso se realice en el interior, de manera cerrada; lo que evita voladuras y malos olores entre otras cosas”.

El funcionario recordó que el gobierno provincial aportó $8.517.350 pesos, para la construcción y ampliación de la planta de “Sirve” en Chacra 32, sumados a los $9.986.000, para la compra de la “enfardadora” que permitiría compactar los residuos. Paralelamente, se invirtieron unos 5 millones de pesos para la construcción de la primera celda en Alicurá.

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Los datos no convencieron a los autoconvocados. “Tan cerca de las casas, con viento constante y la presencia de ratas, ya es un peligro (…) Por ser cerrados, esos galpones tienen chimeneas que ventilan, con lo cual el olor a basura va a ir directo a las viviendas”, se lamentaron.

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A su vez, la comuna sanmartiniense está conminada por la Justicia a cerrar el basural que tiene en el barrio Cordones del Chapelco.

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