Se debate la ley de etiquetado, clave para los consumidores

El proyecto que se trata mañana permitiría tener precisiones de aquello que se consume cada día, sobre todo de los alimentos ultraprocesados. Las visiones contrapuestas en los bloques, los artículos polémicos y el rol de los tucumanos.

Mañana comienza el debate en la Cámara de Diputados de La ley de Promoción de Alimentación Saludable, más conocida como de Etiquetado Frontal.
La ley actual no cumple con su principal tarea: informar sobre los nutrientes de aquello que se compra. Al día de hoy los rótulos son algo similar a un jeroglífico: tipografía pequeña de impresión casi ilegible.

Con esta ley, que ya cuenta con la sanción del Senado, se dará un paso importante. Permitirá identificar, a través de sellos negros al frente de los paquetes, lo que contienen muchos de los productos que se consumen a diario, sobre todo de los alimentos ultraprocesados.

La iniciativa será tratada en las comisiones de Legislación General, Salud, Defensa del Consumidor e Industria, que se reunieron por última vez el 6 de abril.

En Juntos por el Cambio están convencidos de que el oficialismo cedió gracias a la presión de la oposición y de organizaciones civiles que militan la ley, como UNICEF. Sin embargo, advierten que las “marchas y contramarchas” del Frente de Todos imposibilitaron hasta el momento cualquier tipo de diálogo.
“Tuvimos distintos intentos de clarificar qué quería hacer el Frente de Todos y en función de eso trabajar en una estrategia transversal que nos permitiera que la ley avance, pero fue muy difícil. Hasta ahora no tenemos claro si van a ir por la media sanción tal cual está o si van a abrir la discusión para incluir cambios”, dijo a este medio un diputado involucrado en la discusión.

El ala kirchnerista puja por avanzar con el texto del Senado sin cambios para no dilatar más el debate y, en todo caso, realizar los retoques necesarios en la reglamentación. Una de las abanderadas más firmes de la causa es la camporista Florencia Lampreabe, que se apresuró a decir que la “voluntad” de su bloque es no alterar el proyecto.

Del lado de enfrente, Pablo Yedlin, diputado por Tucumán y presidente de la Comisión de Salud, asegura estar a favor de la ley pero pide algunos ajustes para armonizar la normativa con el Mercosur. Esa fue la postura que llevó a las comisiones el secretario de Relaciones Económicas Internacionales, Jorge Neme, que también es tucumano.

La exposición de Neme desorientó a los propios y marcó un punto de inflexión: en la primera reunión informativa, el funcionario de Cancillería advirtió que podría peligrar el comercio con Brasil, donde Argentina exporta “1.500 millones de dólares anuales en alimentos envasados”. El país vecino adoptó el sistema de lupa, que comenzará a regir en dos años.

Por eso, algunas fuentes del oficialismo dejaron trascender que se esperó a que Argentina abandonara la presidencia pro tempore del bloque regional para avanzar con el etiquetado frontal en Diputados.
De todos modos, son varios los diputados que sostienen, sin distinción política, que el Mercosur no es un obstáculo. “Lo que se está regulando es lo que se vende en la góndola de nuestro país, no la etiqueta de exportación. La etiqueta de exportación se adecúa a la norma del lugar de destino”, explicó a este medio Brenda Austin (UCR).

En el debate hay otro factor paralelo: la industria azucarera se verá ampliamente beneficiada con la ley de biocombustibles que se votará la semana próxima en el Senado, donde el bioetanol de caña tiene un trato preferencial. La hipótesis de un “toma y daca” con el sector es abonada por algunos legisladores.
La presión que baja desde Tucumán es innegable: dos de los únicos tres votos en contra de la ley en el Senado fueron de representantes de esa provincia. Y, casualidad o no, Sergio Massa se encontraba en Tucumán cuando el proyecto ingresó a Diputados y fue girado a seis comisiones, lo que fue leído como una maniobra dilatoria. El presidente de la Cámara finalmente reculó y quitó dos.

No solo en el oficialismo hay opiniones divididas, sino también en Juntos por el Cambio. En el Pro se muestran más reacios con algunos cambios que plantean como una condición sine qua non para acompañar, mientras que en el radicalismo admiten que la redacción se podría mejorar, pero apuntan a la reglamentación.
“Esta ley es importante no solo para garantizar los derechos de los consumidores, sino también para que tengamos una mejor salud. Acá no se prohíbe nada: todo lo que pueda hacer el Estado para advertir sobre el consumo de nutrientes con exceso de grasas, sodio y azúcar es un avance”, aseguró Diego Mestre, titular de la Comisión de Defensa del Consumidor.

Además de la cuestión del Mercosur, la discusión pasa por dos artículos, el 7 y el 19. El 7 establece cuáles son los productos que quedarán exceptuados del sello de advertencia: el azúcar común, aceites vegetales, frutos secos y sal común de mesa. Desde la UCR señalan que esta enumeración taxativa dejó afuera alimentos como la leche y la miel, que tampoco deberían llevar el octógono negro.

El artículo 19, en tanto, fija los plazos para que la industria alimenticia se adapte a la ley. Se otorga un máximo de seis meses desde la entrada en vigencia para las grandes empresas, mientras que las micro, pequeñas y medianas tendrán 12 meses más, con posibilidad de prórroga. En el Pro creen que es insuficiente.

Por último, hay un problema adicional para la reglamentación: el proyecto no dice cuál será la autoridad de aplicación, algo que en esta ley es determinante.


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