Se prepararon para una crecida que nunca existió

Abrieron un brazo del río y los pobladores ribereños estuvieron alerta.Pero por decisión de Cammesa, el aumento drástico del río Neuquén no se concretó.

CIPOLLETTI (AC) – El anuncio de aumentos drásticos de caudales en el Neuquén, realizado hace diez días, apuró la apertura de un brazo del río que estaba en obras, puso en alerta a las direcciones de Defensa Civil e hizo que muchos habitantes de las riberas se pusieran a cubierto. Pero el agua nunca llegó a crecer por una decisión de último momento de la autoridad nacional que ordena la generación de energía en el país.

La conducción de la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas (AIC), que fue la que dio aviso de los cambios que se venían, decidió, ante las indefiniciones nacionales, no salir a explicar los cambios, quizás para no aportar más confusión.

A finales de julio, la autoridad nacional que ordena la entrada en producción de las centrales generadoras, Cammesa (Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico SA), programó para el inicio de este mes un incremento en la producción de la hidroeléctrica Cerros Colorados, sobre la base de las previsiones de demanda.

La AIC anunció entonces que desde el último día de julio el río Neuquén comenzaría a crecer, aguas abajo de las presas, hasta llegar, al cabo cinco días, a los 600 metros cúbicos por segundo, el triple del nivel que tenía.

 

Apuraron una obra

El DPA debió entonces adelantar la apertura del brazo norte del río Neuquén, a la altura de los puentes carreteros, que había sido cerrado para construir defensas.

Esta maniobra jugó en contra de los trabajos de limpieza del desagüe R1, conocido como Canal de los Milicos, que desemboca en ese brazo.

Defensa Civil de las ciudades ubicadas en la subcuenca del Neuquén (desde Vista Alegre hasta Cipolletti) se prepararon para las consecuencias de la crecida, que iba a llegar hasta el máximo permitido por las normas.

Pero lo cierto es que el río nunca estuvo ni cerca de un caudal de 600 metros cúbicos por segundo.

A principios del mes llegó a los 300 y el martes se mantenía en torno de los 188 y el miércoles, de 169.

¿Debe ser el agua de los ríos del Comahue simplemente un insumo para la generación de electricidad? ¿Hasta cuándo la cuenca seguirá manejándose con normas hechas casi exclusivamente para el desarrollo del negocio hidroeléctrico?

Es llamativo, pero en la Autoridad de Cuencas reina casi la misma impotencia frente a este asunto.

Sin facultad de sanción ni poder para que los Estados que la integran legislen sobre el manejo de los caudales, este organismo sólo puede actuar cuando las hidroeléctricas se apartan de los niveles máximos y mínimos.

La crecida que se anunciaba iba a tener consecuencias también en el río Negro, del que el Neuquén es afluente.

Muchos ribereños (habitantes y productores) se prepararon para el incremento de caudales que nunca existió. Para ello debieron hasta modificar las tomas de agua, lo que supone grandes movimientos.


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