«Segurola y Habana», el famoso enfrentamiento entre Toresani y Maradona

El histórico cruce entre Julio César y Diego, en un Boca-Colón, aún se replica en la cultura popular. ¿Qué pasó aquel día en La Bombonera?

Si bien tuvo una fructífera carrera futbolística tanto en la cancha como con el buzo de técnico, Julio César Toresani será recordado por siempre como el protagonista de uno de los cruces dialécticos más famosos de Diego Maradona.

Aquel histórico episodio tuvo lugar un 7 de octubre de 1995. El volante santafesino, que falleció hoy por la mañana, vestía la camiseta de Colón; equipo que visitaba La Bombonera para un encuentro especial.

Es que ese mismo día se producía la vuelta a las canchas de Diego Maradona tras el dóping del Mundial 1994. El estadio ubicado en Brandsen al 805 estallaba de gente: nadie se quería perder el retorno de uno de los más grandes jugadores de fútbol de la historia.

Todo transcurría con normalidad en el terreno de juego. La zurda mágica del 10 era un espectáculo aparte, pero en el trámite general ninguno de los dos equipos lograba marcar una gran diferencia. Por eso mismo, el 0-0 que reflejaba el marcador al momento del conflicto era justo.

La historia comenzó con una patada del «Pájaro» Cannigia, que sacudió a Dante Unali con dureza y generó un típico encontronazo entre todos los jugadores. El «Huevo» Toresani, que ya tenía una tarjeta amarilla, se acercó a protestar con el resto de sus compañeros.


Rápidamente, Maradona apareció en escena y se enfrentó a Toresani, discutiéndole y subiendo la intensidad del cruce. Tras el revuelo, el árbitro Lamolina mostró varias tarjetas, entre ellas una amarilla para el Huevo y una para Diego. Claro, había un tema: amarilla más amarilla roja, y Toresani se marchó a las duchas.

Tras finalizar el encuentro, Julio César enfrentó los micrófonos con mucha bronca, y allí prendió la mecha para un cruce que aún hoy se repite.

«A mi me echó Maradona, y después lo que diga él cuando escuche esto no me importa un carajo. Quisiera tenerlo en frente a ver si me dice las cosas como me dijo, que después del partido me iba a agarrar… está bien, yo me la banco. Lo iría a buscar hasta la casa», deslizó el Huevo. Y Diego, obviamente, contestó.


«Yo no lo eché a él. Al contrario, que le pregunten a Lamolina, a ver si éste tiene cara, este Toresani, que no existe. Segurola y Habana 4310 séptimo piso, y vamos a ver si me dura 30 segundos», replicó Maradona.

Lo curioso del caso fue que apenas unos meses después, el Huevo compartió plantel con el «10», puesto que Boca lo incorporó a sus filas. Y llegó la calma, claro, porque Toresani declaró numerosas veces que «vivo agradecido con Dios por la posibilidad que me dio de compartir con el más grande futbolista del mundo».


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