Ser pingüino es una cuestión de marketing en la Argentina

El oficialismo y la oposición lo usan en sus campañas

BUENOS AIRES (ABA).- A principios del 2003, un corresponsal de un diario extranjero visitó al matrimonio Kirchner en su departamento del barrio porteño de La Recoleta. La entrevista al entonces candidato presidencial había terminado cuando el periodista, mirando a los distintos cuadros con motivos patagónicos que decoraban el lugar, comentó a Kirchner: «Usted podría explotar mejor la imagen de los pingüinos».

Néstor y Cristina «K» se miraron con cara de «¡eureka!» y despidieron al visitante. Desde ese momento, los pingüinos se convirtieron en protagonistas de la política nacional.

El presidente se compara siempre que puede con esas aves. Los dibujantes lo caricaturizan con rasgos pingüinos. Sus seguidores hasta crearon globos inflables que imitan a esos animalitos. El jueves 1, dos de esos globos fueron llevados por los militantes kirchneristas hasta el Congreso, donde el presidente inauguró el período de sesiones 2007.

El discurso oficial que más se escucha por estos días cuando se pregunta quién va a ser el candidato presidencial de la Rosada es «un pingüino o una pingüina». Hace un mes, Cristina, en viaje oficial por París, explicó el por qué de tanto fanatismo pingüino. Dijo que cuando ella y su esposo se comparan con esos animales tratan de dar una imagen que los identificaba con su provincia, Santa Cruz, una de las regiones con la mayor reserva

natural de los pingüinos Magallanes: «Pingüino es una pertenencia regional, de afecto entrañable», dijo. Y luego, recomendó el documental «La marcha de los pingüinos», que describe el desgarrador peregrinaje de los pingüinos emperadores, en la antártida, para comer y reproducirse. «Son un símbolo de la defensa de la vida y el esfuerzo y el sacrificio para defender esa vida».

Los pingüinos, ahora, son usados hasta por la oposición. Mauricio Macri, en su acto de lanzamiento como candidato porteño, bromeó con la película «Happy Feet», que tiene como protagonistas a pingüinos en dibujo animado, especialistas en coreografías de baile.

Puertas adentro de la Rosada, el termino «pingüino» se utiliza para marcar sectores enfrentados entre sí. Un funcionario suma puntos si puede demostrar que es de Santa Cruz, es decir, «pingüino». Ese grupo de funcionarios patagónicos se denomina «la pingüinera». Son muchos y miran con desconfianza a quien no proviene del sur profundo. Uno de los funcionarios más atacados por la pingüinera es Alberto Fernández, jefe de Gabinete.

Raro apodo tomó el presidente. Aunque los pingüinos suelen ser vistos como simpáticos animalitos, la definición de la Real Academia Española no puede ser usada como efecto de marketing. El diccionario de la RAE dice que el pingüino es «un pájaro bobo».


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