Si colapsa una terapia ¿quién y cómo define las prioridades?

Médicos hablan sobre la realidad más dolorosa que enfrenta el Alto Valle por el aumento de casos de covid-19. Bioética y criterios de equidad alrededor de un número limitado de respiradores.

Nuevas palabras y conceptos empiezan a aparecer seguido en la agenda pública del Alto Valle, de la mano de la saturación de las terapias intensivas.

“Bioética”, “triage”, “criterios de equidad”, “asignación de recursos con justicia distributiva”… Nadie las quiere usar, pero forman parte de la realidad de una región que desde hace una semana tiene colmadas sus unidades de atención para pacientes críticos por covid-19.

Todavía no hay colapso, pero entre Chichinales y Catriel el sistema se acercó bastante a esa línea que separa la chance y la imposibilidad de brindarle asistencia respiratoria mecánica a todo el que lo necesite.

Por eso, desde los propios equipos de salud consideran que es necesario informarse sobre el significado esas palabras, para entenderlas si lamentablemente son escuchadas en una conversación con médicos que atienden a un ser querido.

“Tenemos que transparentar lo que pasa y tener veracidad ante la población, que tiene que saber que esta situación llegó a algunas zonas del país y entender que los recursos no alcanzan para todos”, sostuvo ayer la jefa de la Terapia Intensiva del hospital de Roca, Cristina Orlandi.

En el López Lima está aprobado un protocolo de actuación desde el inicio de la pandemia, elaborado en forma conjunta entre los profesionales de la UTI y los integrantes del Comité de Bioética de la institución.

Llegado el caso de tener que definir entre dos o más personas para un solo respirador, ese documento indica cada uno de los pasos que deberán darse.

“Se va a tratar de asignar el recurso de acuerdo con los mejores criterios de equidad y bien común. Acá son muchos pacientes que necesitan el recurso sanitario y cuando no alcance, se utilizarán los criterios de asignación, definidos en los protocolos de triage”, explicó la jefa de la Terapia Intensiva.

¿Cuáles son esos criterios principales?

Orlandi aseguró que “el sentido es respetar la equidad y darle el recurso al que tenga más posibilidades de recuperarse de la situación”.

En ese sentido, aclaró que la edad del paciente no es determinante, sino la situación de salud previa a la infección.

“Es de acuerdo con sus comorbilidades o sus antecedentes. Se va a tener en cuenta quién va a tener más chance de recuperarse”, mencionó.

Claro que tamaña decisión no puede quedar en manos de una sola persona ni del personal médico de guardia en el momento crucial. “Tiene que haber un tribunal de ética, que colabore en la decisión y que pueda monitorear la asignación del recurso para garantizar que haya equidad”, indicó la médica.

“Esto es muy doloroso, para las familias que atraviesan la situación y para nosotros, pero es la realidad y todos lo tenemos que saber. Tiene que haber un acuerdo social, que es lo que se intentó hacer al conformar el comité, integrándolo no sólo con médicos sino también con otros actores de la comunidad”, explicó la médica.

Entre esas personas hay abogados, psicólogos, referentes religiosos y vecinos de la comunidad.

La gente tiene que entender que esto no es broma. No es para minimizar. Hay que trabajar respetando protocolos y en el tiempo libre, quedarnos en casa.

Cristina Orlandi, jefa de la UTI del hospital de Roca.

El protocolo del hospital de Roca fue enviado a todos los centros de salud de la provincia que derivan pacientes hacia la ciudad y su confección siguió los parámetros centrales de los documentos similares aprobados a nivel nacional y provincial.

“Todos van en la línea de la justicia distributiva, de la equidad y de asignar el recurso al que tenga más posibilidades de salir de la etapa crítica de la enfermedad”, enfatizó Orlandi.

La jefa de la UTI dijo que el momento de conocer los argumentos por los cuales no se puede acceder a un respirador “por supuesto que va a ser una situación difícil para el paciente que esté lúcido y para la familia”.

No obstante, recordó que “uno no abandona al paciente” sino que se sigue dando un tratamiento no invasivo, conservador, con cuidados y paliativos sobre el final de la vida.


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